viernes, 11 de julio de 2025

 

Ineptitud, mafias y corrupción en la GAM

Por JESÚS SOSA CASTRO

En contraste con la cultura política que irradia nuestro pueblo hay en algunos funcionarios la pesada carga de la intrascendencia, de la vieja política, de la ineptitud y de la corrupción.  Mientras las acciones de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Parto es abrazada y reconocida por el 80 % de la población; funcionarios estatales, municipales y de alcaldías, se han olvidado de la mística y los principios que se han venido enarbolando desde el nacimiento de nuestro partido. El “no robar, no mentir y no traicionar al pueblo de México” han sido subvertidos por actos y formas que violentan normas y principios de nuestro movimiento

Y aunque no puedo afirmar que estos hechos se estén dando en todos los espacios donde gobiernan funcionarios que vienen de Morena, las inconformidades están surgiendo por todas partes. Militantes y ciudadanos estamos viendo lo contrario a lo que nos comprometimos desde el gobierno del presidente López Obrador. Sabido y orgulloso de los avances que hemos tenido en el combate contra la pobreza, la injusticia y otras lindezas, no puedo pasar por alto lo que está pasando en las alcaldías de la GAM, Iztapalapa, Coyoacán, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y en no pocos gobiernos estatales y municipales

En estos lugares existen mafias que se han adueñado de los espacios públicos. Kilómetros a la redonda de las alcaldías, grupos de malandrines en contubernio con las autoridades, han convertido las acciones de gobierno en negocios personales. En la GAM, de manera particular, los viene, viene, cobran hasta 150 pesos por dejar tu auto unos minutos en la calle. Si no pagas el derecho de piso te ponchan las llantas o te rayan el carro. Si tramitas algún asunto en las oficinas de gobierno, la burocracia, el mal trato, la pérdida de tiempo y el pago por todo, son una epidemia. Sin haber razón, los sábados y domingos los transportes que vienen del interior con peregrinos, les cobran hasta mil pesos para dejarlos estacionar en las calles cercanas. Los baches, la basura, las heces fecales, las banderas con tubos y botes con cemento por todos lados no solo no son atendidos, impiden que los vecinos nos podamos mover con facilidad. Cristopher Lozano, hermano del alcalde, aviador, reparte despensas, prepotente y protegido por un atajo de guaruras

Lo más grave tiene que ver con la ausencia del partido. Desde hace tres años no se convoca a los militantes para nombrar a sus dirigentes. A nivel nacional, en los Estados, en la CDMX y en las alcaldías, los dirigentes han sido impuestos por la nomenclatura. La estructura que le abrió espacios a la discusión, al debate y a nuestra participación en los problemas nacionales, fue sustituida por decisiones cupulares que nada tienen que ver con la democracia y con un ejercicio de participación ciudadana. La dirección de Morena no tiene idea de lo que está ocurriendo en sus filas. No tiene sensibilidad política ni cercanía con la gente. Los chapulines disfrazados de magenta están sacando las mañas y las uñas

 

domingo, 6 de julio de 2025

 

Los pasos perdidos

Por JESÚS SOSA CASTRO

El 1º de julio del 2018 el pueblo de México dio los pasos necesarios para construir un México diferente. Las zancadas que dio cimbraron la estructura mental que por años le habían impuesto los gobiernos neoliberales. En su calidad de dueños del poder económico y político decidían la vida y el rumbo del país. Sus políticas les eran ajenas a la gente. Fue Andrés Manuel López Obrador quien, en contacto con su pueblo, tuvo la osadía y la virtud de oírlo y hacer de sus demandas un proyecto alternativo de nación. Junto al presidente hicimos una revolución en nuestra manera de actuar y de pensar. Por primera vez en la historia, el papel principal en la transformación estuvo en manos del pueblo y de su líder

Los pasos que dimos millones de personas nos llevaron a tomar calles y plazas en todo el territorio nacional. Juntos hicimos de la política, de la organización y el debate, el motor que hizo crecer el sentido de pertenencia del pueblo mexicano. El entusiasmo de la gente agrupada en comités estatales, distritales y en colonias, se convirtió en la pasión por acabar con la injustica, la pobreza y la exclusión. Fue el aliciente principal que nos llevó a la cuarta transformación. Millones de ciudadanos hicimos nuestros los ideales, el debate, el trabajo y la participación. Éramos fuertes, hasta que alguien decidió acabar con la estructura que el pueblo construyó al través de los comités de base, estatales y municipales. Desde entonces no hay participación de las bases, no se le convoca a congresos ni menos a la acción contra la política destructiva y la rabia desbordada de la derecha

Hoy, el 85 % aprueba las políticas de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. Es mérito de la presidenta, pero no del partido. En éste crece el desencanto de la militancia porque se le ha excluido de todo. En varios gobiernos estatales, municipales y en congresos locales están ganando espacio el oportunismo, la desatención a los problemas de la gente y el contacto con el pueblo. En muchos casos, gobiernos locales aplican conductas y actos de gobierno parecidos a las viejas políticas de los gobernantes del PRI y del PAN. Se cree que la fuerza electoral de Morena es razón suficiente para conservar el gobierno. Solo que la autoridad y la permanencia en él no la dan la cantidad de militantes, sino la calidad y el trabajo en el ejercicio de la política, en el contacto permanente con el pueblo y atendiendo sus demandas. Esto está ausente en el partido

Los retos para el 2027 en adelante, son enormes. Trabajo, política y mucha organización. La desespera y la rabia de la derecha nacional e internacional están desbocadas. El poder económico, el control absoluto que tienen sobre los medios corporativos y su desquiciamiento irracional, sólo podrán atajarse si MORENA deja de lado su pasividad, si moviliza al pueblo y a la militancia. Solo si levantamos y defendemos las demandas del pueblo, si recuperamos los pasos perdidos, si volvemos a la lucha política, a la organización, a las calles y a las plazas públicas, impediremos el regreso de los corruptos

 

domingo, 29 de junio de 2025

 

La caldera de nuestra revolución

Por JESÚS SOSA CASTRO

Las grandes movilizaciones que hacíamos antes y después del surgimiento de Morena representaban el crisol de todos los reclamos insatisfechos. Expresaban las protestas sociales que los mexicanos veníamos haciendo por centurias. Era la caldera que contenía toda la energía que el pueblo había acumulado por siglos y que ya empezaba a reventar. Millones de personas se pronunciaron contra la desigualdad, la pobreza y la impunidad. Centenas de miles salimos a las calles porque en ellas se fraguaba la unidad y porque a contrapelo de nuestros adversarios, se estaban tensando los resortes que harían posible el surgimiento de un nuevo proyecto nacional 

A partir de entonces fuimos testigos y actores de lo que hizo el poder popular para acabar con la justa indignación de la gente contra el viejo régimen ineficiente y corrupto. El miedo que se nos atribuía ante las amenazas de los gobiernos neoliberales sólo quedó como un efecto de espejo ante el despertar de la conciencia de millones de mexicanos. El salto histórico que dio la mayoría del pueblo recuperó la dignidad que le había sido arrebatada. Pero quienes creen que lo alcanzado ya ha resuelto las cosas, se equivocan. Derrotamos políticamente la estructura de los oligarcas, pero con su poder económico y con el control de los medios corporativos siguen siendo una fuerza que intenta darle reversa a nuestro proyecto de transformación

Y aunque la derecha no tiene perspectivas prontas de volver al gobierno, la caldera de nuestra revolución se puede enfriar si el partido Morena no vuelve a la organización, al debate, a la política, a la unidad y a la acción de las fuerzas que le dieron nacimiento. Lo que hoy estamos cruzando es interesante, pero riesgoso. Somos una fuerza sin competencia electoral de la reacción, pero vulnerable por sus problemas internos. En el corazón de nuestra organización se mueven intereses de grupos, aliados y personas que están amenazando la unidad. Se están descuidando las formas y el fondo. La inconformidad de la militancia viene de la inclusión inexplicable de oportunistas de derecha y de “izquierda” Del abandono de las calles y de las plazas públicas para recuperar el contacto con el pueblo

La masificación de la lucha y la articulación de sus acciones, son urgencias que el partido debe atender de inmediato. Es tiempo de cerrarle las puertas al oportunismo de todo tipo, salir a la calle con las demandas del pueblo y defender sus conquistas. Sería conveniente que el partido tomara en cuenta lo que en su tiempo escribió Hugues Portelli “no existe sistema social donde el consenso sirva de única base de la hegemonía, ni Estado donde un mismo grupo social pueda mantener duraderamente su dominación si no se apoya en el pueblo” (*) Es el pueblo el que debe poner en juego sus aportes en beneficio del país, defender sus demandas y vigilar el trabajo de sus dirigentes. Solo eso impedirá que la derecha opositora ataje la victoria del rebelde e insumiso pueblo de México

(*) Gramsci y el bloque histórico, Hugues Portelli, Editorial Siglo XXI

 

 

domingo, 22 de junio de 2025

 

Las flotaciones escatológicas de la oposición

Por JESÚS SOSA CASTRO

Solo han pasado tres semanas de la elección de la mitad del poder judicial y ya la derecha se está vomitando de coraje. Y es que del 2018 para acá no ha visto ni un solo triunfo. Se está ahogando en las aguas negras de las intrigas, de la manipulación y de la rabia. Todo esto les infecta el hígado y el cerebro. Como decía el clásico, ningún chile les embona. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el 85% de la población, a pesar de ellos, hemos construido la democracia, se sacó de la pobreza a once millones de mexicanos y se ha logrado la mejoría económica de la mayoría de la población

¡Y algo más! todavía no cumple siete años el proyecto de la 4t y ya las criaturas de la oposición andan chille y chiche pidiendo su mamila. No está mal que busquen resolver su hambre de poder y sus privilegios perdidos, lo que está mal es que lo quieran hacer mintiendo, desinformando y vomitando estridencias en contra del proyecto de gobierno que ahora encabeza la presidenta Dra. Claudia Sheinbaum Pardo ¿Por qué andan haciendo esto? Porque atrás de ellos no hay proyecto, ni trabajo con los ciudadanos, no hay conocimiento de la política, no conocen los problemas. ¡Son sólo cazadores de puestos!

Su oportunismo va ligado a una concepción nefanda de hacerse de recursos económicos y políticos. No quieren ser representantes populares para cambiar las leyes a favor del pueblo, ¡No! Lo que hacen es construir una plataforma para enquistarse en el poder y seguir viviendo del presupuesto. El art. 39 constitucional que establece que “La soberanía reside esencial y originalmente en el pueblo” ha sido castrado por esta casta de vividores y siempre se lo habían pasado por el arco del triunfo

Tenemos casos patéticos. La política que impulsa Ricardo Anaya, Alejandro Moreno (Alito) Guadalupe Acosta Naranjo y otros, son la ultrosa expresión de la vileza humana, del odio, del clasismo, el racismo y el desprecio a la lucha del pueblo. En su historia personal y en sus acciones políticas, no hay muestra alguna de que hayan impulsado propuestas de cambio en beneficio de los ciudadanos, su pobreza intelectual, su ceguera política y la lejanía respecto de las demandas y exigencias de la gente es su signo vital. Las reformas constitucionales que hicieron cuando estuvieron en el gobierno fueron para entregar las empresas y las riquezas de la nación a privados y extranjeros

Quienes creíamos que el encargo para un puesto público de parte de estos gandayas de la política podía ser la huella de su trabajo a favor del país, resultó ser una botarga. Cuando ser representante popular debe tener como cartas credenciales, su trabajo, su honestidad, proyecto de gobierno y lealtad a los intereses del pueblo y de la nación. Pero el espejo al través del cual los miran los ciudadanos muestra los viejos intentos de vivir de la corrupción y del dinero del pueblo. ¡Lo demás es flotar en el excremento!    

 

jueves, 19 de junio de 2025

 

Don Cuando, su hijo y el colibrí

Por JESÚS SOSA CASTRO

Cuando de niño vivía y trabajaba en la montaña con mi padre, la relación con el hijo de “Don Cuando” contenía una hermandad que hoy le rindo homenaje. A pesar de que trabajábamos juntos, nunca supe el nombre ni de él ni el de su padre. El tiempo y las circunstancias nos separaron. Después de que ha llovido bastante, mi guarida que tengo en Morelos me ha servido para recordarlos. Por las tardes y en silencio, oigo el aletear de las urracas que llegan a dormir a la araucaria y al encino de la casa. Creo que buscaban el silencio para cerrarles las alas a sus sueños. En paralelo, aparecía el recuerdo de Don Cuando y de su hijo, ambos significaron mucho para mí. Ninguno de los dos hablaba el español. Pero la carga de las preocupaciones de Don Cuando, era que su hijo fuera a la escuela, que aprendiera a leer y escribir, jugar con sus compañeros y celebrar con ellos sus encuentros

Don Cuando aceptó que su hijo fuera a la escuela. El primer día de clases le recomendó: no te vayas a perder. El niño le decía a su padre que llevaría sus pasos por los lugares que él recorría, aunque también pensaba que podía caer en la tentación de andar por donde iba la bola. Las circunstancias hicieron que un día, sin pensarlo mucho, se encaminara por las veredas que siempre recorría. Le gustaba juguetear con su soledad, con sus recuerdos y disfrutar de las sombras de un tamarindo que en su camino le daba cobijo a su cansancio

De cuando en cuando sus amigos lo jalaban, pero él tomaba su rumbo, traía el ADN de un campesino que gustaba de la naturaleza. Le cautivaban las ramas del tamarindo, su tronco, sus raíces. Al pasar por allí, siempre hacía una parada, veía a su alrededor, y en pleno descanso, miraba hacia el frondoso ramaje del árbol cuyos frutos siempre degustaba. Observador como era veía que en sus flores se posaban aves e insectos. Un colibrí era el que le llenaba de admiración y de ternura. Le gustaba la libertad con que iba y venía el hermoso chupamirto. Su esbeltez, sus veloces alas y su largo pico oteaban todo en busca de la miel que se escondía en el lugar donde a las flores les nacen los pistilos

Yo quiero ser un colibrí, decía para sí el niño. Y empezó a zurcir en su cerebro todo un ato de ideas que lo hicieran parecerse a este picaflor. ¿Cómo haré, se preguntó, para volar como él? Pensativo y con rápidos reflejos pensó que la respuesta podría estar en sus libros. Y el niño empezó a leer renglón por renglón todo el acervo que, sin saber, cargaba en su desvencijado equipaje. Su idea empezó a tomar forma, sintió que le salían alas, que su pensamiento volaba, que las palabras de sus libros le insuflaban el aliento necesario para levitar. Las sombras de su árbol lo animaban. Sus ideas se convirtieron en un espejo en el que podía ver las lecturas que andaban en su cerebro. El colibrí, en cambio, nunca dejó de recorrer las ramas llenas de flores, le gustaba ver a su amigo compartiendo el encanto que el árbol y sus flores le hacían crecer los pálpitos de su corazón. Percibió que su joven amigo, seguía estudiando el mundo desde las mismas sombras de su amado tamarindo

martes, 17 de junio de 2025

 

Un capítulo más de mi vida política

Por JESÚS SOSA CASTRO

Mi regreso a la ciudad de México después de haber trabajado casi un año en Tijuana, BC, se dio en un momento de importantes convulsiones sociales. Los maestros, los ferrocarrileros, los médicos y los estudiantes libraban importantes batallas en contra del charrismo sindical, prestaciones económicas y contra la represión gubernamental. En medio de esa situación fui adscrito a la escuela Batallón de San Blas cerca de lo que entonces era el palacio negro de Lecumberri. Mi activismo sindical pronto fue identificado con las luchas de izquierda y la represión empezó a desplegarse en contra de los que el régimen consideraba sus enemigos políticos. Todo el año 1962 y la mitad del 63, muchos fuimos víctimas de la persecución por parte de los charros sindicales y el gobierno

Un día, salí de mi casa rumbo a mi trabajo en la escuela arriba citada. Eran las 7.15 de la mañana. A la altura del Colegio Mier y Pesado, ubicado en la calle de Río Blanco y Misterios de la Col. Tepeyac Insurgentes, fui interceptado por dos vehículos policiacos. De uno de ellos bajaron dos tipos uno de los cuales se apropió del volante y el otro me ató de manos, me hizo pasar al asiento de atrás y puso sus pies sobre mi cuerpo para que nadie de mis vecinos se diera cuenta del actuar del gobierno y sus esbirros. Al cabo de una hora aproximadamente, me bajaron de mi auto y me recluyeron en un jacalón que tiempo después me enteré de que se trataba del hangar que está en la parte sur del aeropuerto de la ciudad de México. Era un lugar donde le daban mantenimiento a los aviones

Allí me tuvieron cerca de 24 horas, sin alimentos y sin dejarme dormir. Las preguntas eran recurrentes sobre mis actividades políticas, sobre quién subsidiaba los movimientos de masas. Después de ese tiempo me llevaron al campo militar No. Uno. Me sacaron del hangar encapuchado y atado de pies y manos. Por las noches y en ese lugar, comenzaron los interrogatorios y las torturas. Me ponían frente a una lámpara de alto voltaje mientras los que me interrogaba permanecían en la oscuridad. Todo giraba en torno a quién nos daba dinero para estar agitando el país, quiénes eran los dirigentes, en donde se escondían Othón Salazar y Demetrio Vallejo, qué tanto dinero recibíamos de la Unión Soviética, donde se reunían los dirigentes del Partido Comunista Mexicano, las casas de seguridad en las que se escondían los alborotadores, entre otras interrogantes

Quince días después me trasladaron a los sótanos de Tlaxcoaque. Allí las torturas crecieron, intentaron ahogarme varias veces en una pileta de agua que había en la caballeriza de la policía montada del DF, simularon acto de fusilamiento, golpes en el estómago, choque eléctricos. El torturador se llamaba Miguel Nazar Haro, un troglodita. En esa celda y en ese tiempo conocí a un joven delincuente común llamado Efraín Alcaraz Montes de Oca, alias el “carrizo. Después de casi un mes de detención y torturas, me liberaron por “falta de pruebas” Mi relación con este joven nació el día que me tiraron, inconsciente, en la celda donde él se encontraba. Esta es otra historia

 

domingo, 15 de junio de 2025

 

La última conversación con mi padre

Por JESÚS SOSA CASTRO

La última vez que platicamos, padre, fue a la sombra del encino en la casa de Oaxtepec. Te veías fuerte y lúcido. Tu cara mostraba un lleno de experiencias, de esfuerzos y de satisfacciones. Las arrugas que la surcaban iban y venían sinuosamente como habían sido los altibajos de tu vida. De entonces a la fecha, pasaste a ocupar mis pensamientos de otra manera. Empecé haciendo un inventario de lo que hizo todo ese ato de mujeres y hombres que te nacieron como en almácigo. Y la verdad mi viejo, esa enorme valija de recuerdos ya no me dio tiempo abrirla para hacerte saber su contenido. En ella venían muchas cosas que ambos vivimos, pero ya no las hablamos porque te nos fuiste fuera de tiempo

Te platico: A tu lado viví la felicidad de los niños del campo, la pobreza, la libertad y la soledad. Como lobos solitarios vivimos en las cuevas de las montañas. También supe del miedo que nos rodeaba el saber que bandas de “cristeros” andaban levantando por la fuerza a personas para engrosar las filas del “ejército” de “Dios” Veía como por las noches tomabas tu viejo sarape y te ibas al monte huyendo de la leva. En el día, nos íbamos a las faldas del cerro a recoger el fruto del copal para vender la goma y comprar algo de comer

Tiempos después me mandaste a la Escuela Rural donde aprendí a leer y escribir. Todos los días recorría varios kilómetros para escuchar las clases de mi maestro. Después me pusiste a trabajar como tu peón en el campo. Tuvo que ser un familiar quien te convenció para que yo siguiera mis estudios. Logré ser un profesional del magisterio y después de años ingresé al Partido Comunista Mexicano. ¿Y sabes que aprehendí en esta organización? Descubrí las causas de nuestras penas, saqué del alma la experiencia adquirida contigo y me incorporé a los muchos que sufrían exclusión, explotación y pobreza para luchar en contra de los privilegiados que nos ignoraban. Esto nunca te lo comenté. Y aunque esto me llevó dos veces a la cárcel, reivindico tu ejemplo de luchar con los muchos para un día derrotar a los pocos que nos explotaban en silencio

Después de que te fuiste, volví a la plática del encino. Recordé que mucho de lo que mostraban tu rostro y tu alma, eran resultado de lo intenso de tu vida, de esa que te dio el encanto de vivir las noches silenciosas, de ver correr las aguas cristalinas, del caminar por los  montes y de labrar la tierra para cosechar lo que daría alimento a tus hijos. Juntos y todos, vivimos la tranquilidad de nuestra historia infantil. Te acompañábamos en tus jornadas de trabajo, en tus momentos de felicidad y de tristeza. Vivimos esa paz que nos daba la montaña. En los tiempos de cosecha la jornada empezaba a las cinco de la mañana. Si terminábamos temprano, esperábamos el amanecer acostados en los surcos viendo el ocultar de la luna. Hoy te recuerdo porque siempre fuiste un ejemplo para mí. No sabes cuanto gusto me hubiera dado hacerlo de tu conocimiento de manera personal. Hoy quiero hacértelo saber al través de estas letras. Y es que, a decir verdad, sigues siendo la luz que alumbra mi sinuoso camino. Gracias, padre