domingo, 28 de diciembre de 2025

 

Dos presos que se hicieron amigos

Por JESÚS SOSA CASTRO

La relación de amistad no es fácil lograrla ni menos mantenerla. Generalmente son las coincidencias ideológicas, políticas y los valores sociales y culturales los que generan las condiciones para que nazca una amistad seria, profunda y duradera. Efraín Alcaraz Montes de Oca, alias “El Carrizos” fue una amistad especial para mí. Era un joven mexicano conocido por robar casas, incluyendo las de Luis Echeverría en 1972, la del expresidente López Portillo y la del futbolista Hugo Sánchez, entre otras. Hoy hablaré un poco de mi relación con un preso caracterizado por las autoridades como un delincuente “común”

La primera noche que el “árabe” me lleva arrastrando a una celda en los sótanos de Tlazcoaque ha sido el momento más bestial que he padecido como preso político. La tortura fue tan cruel que por varios días no pude caminar ni sostenerme de pie. Esa 1ª noche que pasé en una cárcel fui tirado como un hilacho en la celda helada donde doce presos comunes también sufrían las de Caín. De esas 12 personas destacaba un joven de cuando más 25 años. Con rasgos de humanidad que hasta ahora recuerdo y valoro, recogió las hojas dispersas del periódico Alarma y presto las tendió en el piso mojado para que en esas bojas me acostara. Al día siguiente por la mañana los policías del “árabe” lo sacaron de la celda. Pensé que lo habían sacado para torturarlo. Todo el día desapareció. Esa noche y las demás, los policías lo regresaban a su celda. Me platicó que los guardias lo obligaban a que los llevara a desayunar y después le asignaban un tiempo para que se dedicara a robar para cubrir la cuota que tenía que pagarles

Desde entones hicimos una gran amistad. Un preso por razones políticas y un joven “zorrero” que robaba a los ricos porque a éstos les sobraba lo que les robaban a los pobres. A partir de entones nuestra amistad creció como nunca. Después de las torturas en mi contra y de su regreso de entregar su cuota diaria a los policías, platicábamos sobre nuestros quehaceres y sobre los sufrimientos que vivíamos en manos de los trogloditas del sistema. En esos 45 días de estar presos, descubrí el alma, el corazón y la nobleza de un presunto delincuente. Todas las noches, cuando no nos sacaban a torturas, nuestra amistad crecía al parejo de los sentimientos de repudio contra los monstruos que sin piedad cebaban sus instintos animalescos en contra de seres humanos que no podían defenderse

La amistad que nació en nosotros fue una relación que se fue haciendo grande. Cuando se enteró que me iban a liberar, me pidió que le fuera a prender una veladora a la virgen de los zorreros en la basílica de Guadalupe. ¡Lo hice, desde luego! Después de 1972 hasta el 2021 pasaron 49 años. En todo este período siempre conservé buenos recuerdos con “El Carrizos” Un día, después del 2018 lo busqué por internet. Me dio mucho gusto encontrarlo vivo y en libertad. Acordamos reunirnos para desayunar y hablar de nuestras penas y de nuestras experiencias de vida. ¡Lo hicimos! Hablamos de todo lo que vivimos en la cárcel, de su película “Los presos viejos” que sobre su vida le hicieron. Hablamos de trabajar en la publicación de un libro sobre lo que vivimos juntos en la prisión de Tlazcoaque. ¡Durante la pandemia, nos perdimos! Hoy escribo estas líneas con la esperanza de que siga vivo y libre. Quiero que sepa de mi aprecio y de mi respeto a un hombre apodado por el gobierno como “El carrizos” mientras que para mí siempre fue un joven que vio en un preso político el defensor de la libertad y la dignidad de las personas perseguidas por el sistema. Informo a mis lectores que después de publicar el artículo anterior, me buscó por internet. Hablamos de otro encuentro posible

 

 

 

 

jueves, 25 de diciembre de 2025

 

Agradecido, simplemente agradecido

Por JESÚS SOSA CASTRO

Escribo estas líneas agradeciendo a familiares y amigos que me han felicitado por mí cumpleaños. Lo hago porque en mi largo caminar por la vida, muchas y muchos me han acompañado en mis ideales y principios que mucho me enorgullecen. Cuando mis padres me despidieron el día que empecé una cruzada en un mundo social y político que me era completamente ajeno, derramé lágrimas porque pensé que iniciaba el recorrido de un mundo de soledad. Dejaba a mis padres campesinos que habían puesto por delante su trabajo y su pobreza para que su primer hijo no hiciera de la tierra y el arado el ejercicio fundamental de su vida. Creo que sentían que las condiciones en que vivían no podían ser la herencia para ninguno de sus vástagos

Mi arribo a la ciudad de México me deslumbró. Mis huaraches de llantas y mi estirpe campesina arrancada a las tradiciones y a la cultura del tequio de la Mixteca poblana me hacían ver como un adolescente perdido en un mundo con arraigadas expresiones de discriminación, racismo y el clasismo. ¡Cuánto me afectaron! Me sentía aherrojado por ese mundillo de jóvenes llenos de prejuicios y supuestos valores de los que carecían. Con los días se fue abriendo paso en mí una conciencia social y cultural trascendentes y, lo que antes pensé que iba a ser mi soledad se empezó a llenar de amigos y compañeros que compartíamos ideales y principios de los que hasta ahora siguen presentes en nuestros haberes

Con los días empecé a superar lo que lastimaba mi alma y mi corazón. Mis mentores de la secundaria y de la Nacional de Maestros entraron con fuerza en mis pensamientos sustituyendo mis debilidades y complejos. Abracé con honor las luchas obreras, campesinas y estudiantiles. Me formé en sus filas para aprender y para ayudar en la búsqueda de la justicia, la democracia y la libertad. El ejemplo de luchadores comunistas, líderes obreros, campesinos y demócratas que levantaron las demandas del pueblo, me llenaron de amigos y compañeros de batalla que, al pasar de los años, fueron y son el ejemplo político que hace posible que yo, a muchos años de mis prejuicios culturales y sociales, esté compartiendo relaciones de amistad y compañerismo en las crecientes filas de un nuevo proyecto de nación

Creo que estas son las razones que explican el porqué de las felicitaciones y de lo que es y ha sido mi vida. Les agradezco con todo el corazón que me hagan sentir que existo social, cultural y políticamente. Me siento bien al recibir sus parabienes. Me sentiría mejor si pudiera darles las gracias de manera personal y abrazarlos con el cariño y el respeto que guardo para ustedes en mi alma y en mi corazón. Gracias, Gracias. Los abraazo por siempre  

 

domingo, 21 de diciembre de 2025

Cuarenta y cinco días en manos de un torturador

Por JESÚS SOSA CASTRO

Después de muchos años vuelven a mí hechos y recuerdos que quiero documentar para que quede registro en los anales de la historia. Lo hago no por vanidad o por masoquismo, lo que busco es desnudar las políticas represivas e inhumanas de los gobiernos que sufrimos en nuestro país hasta antes del 2018. Empiezo por decir que fui un militante activo de la insurgencia magisterial que encabezó Othón Salazar a partir de 1957 y también un militante de la izquierda comunista que luchó, siempre, en defensa de las demandas y derechos del pueblo

Durante los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, en su calidad de Srio. de Gobernación, se dieron los momentos más perversos y represivos contra líderes políticos y movimientos sociales. El jefe de una de las secciones de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y del cuerpo conocido como "Los Halcones” se llamaba Manuel Ramos apodado “el árabe” Este tipo fue la pieza central en la organización de grupos de choque, específicamente en la formación de una organización paramilitar entrenada para reprimir movimientos estudiantiles y líderes disidentes. Este halcón y torturador me tuvo en sus manos durante cuarenta y cinco días. Todo tipo de torturas en los sótanos de Tlazcoaque fueron su proceder cotidiano

Un día de junio de 1973 iba por la calle de Misterios rumbo a mi trabajo. A la altura de la Escuela Mier y Pesado dos autos policiacos me detuvieron. Del que iba adelante del mío, se bajaron dos tipos con caras de orangutanes. ¡Estás detenido, hijo de puta! Y sin más me tiraron en la parte intermedia de los asientos, me cubrieron con una lona y pusieron sus pies sobre mi cuerpo. Por un buen tiempo nos desplazamos por la ciudad sin saber hacia dónde. Después de cerca de una hora me metieron a un portón en la parte sur del aeropuerto de la ciudad de México, en el que después me enteré, les daban mantenimiento a los aviones. Allí sufrí las primeras torturas físicas y las sicológicas en contra de mi esposa y de mi hijo. Me exigían que informara quiénes y por qué apoyábamos al movimiento subversivo encabezado por los maestros y por los comunistas

Los sótanos de Tlazcoaque fueron el espacio de torturas más inhumano y salvaje que yo haya conocido. Ni siquiera la inmersión física en piletas de agua con la idea de asfixiarme o los interrogatorios en el campo militar No.1, donde me tuvieron por varios días en 2ª ocasión, se expresaba tanta bestialidad como la que el “árabe” nos aplicaba a sus víctimas. En un espacio de 4x4 metros, siempre húmedo, con un hoyo en el centro que recogía las heces de los presos, vivíamos hacinados entre 10 y 12 personas tirados en las hojas del periódico “Alarma” En las noches éramos sacados para ser torturados por los policías del “árabe” Me es difícil describir lo que vi, sufrí y oí en esa cárcel clandestina. Sólo quiero decir que un preso común apodado “El carrizos sufrió tanto como yo y terminó siendo mi amigo. De esos que se guardan en el corazón y del que hablaré en otro momento

   

domingo, 14 de diciembre de 2025

 Milagros no hay, pero quien pueda, que construya su propia catedral

Por JESÚS SOSA CASTRO
En varios de mis textos he dado cuenta de mis principios religiosos, de mi servicio como monaguillo en las misas de mi pueblo, del adoctrinamiento feudal y fanático al que nos sometía el cura de Acatlán de Osorio, de la promesa de comprarle las ropas a los santos de mi pueblo, Jesús, María y José. Pero el tiempo, la educación, la cultura y la política me fueron llevando paulatinamente a otro tipo de entendimientos, creencias, análisis y posicionamientos en los que mis querencias y costumbres religiosos fueron cediendo espacio a un pensamiento crítico sobre el papel de las iglesias, de sus pastores y curas respecto del acoso frustrante para que los fieles escogieran entre irse al cielo o al infierno
Con toda esta carga ideologizante transcurrieron muchos años de mi vida. Esos tiempos los viví y los disfruté porque me hicieron creer que en ellos estaban los puntos centrales de mi felicidad terrenal y la salvación de mi alma. Sin pensarlo, mis creencias se perdieron con el paso del tiempo. Por mis ojos entraron los libros, las lecturas, la educación, la cultura y las enseñanzas que proporciona la experiencia y la vida. Sin darme cuenta fui presa de otras formas de pensar. Ganaron terrenos las interrogantes que, hasta hoy, siguen inquietando mi vida y mis razonamientos existenciales
Ya en el terreno profesional, di entrada a los libros, a las lecturas. Quería encontrar los fundamentos que por décadas habían dado contenido a mis creencias religiosas. En ese trayecto me fui encontrando textos que cuestionaban lo que yo había hecho mío durante mi largo caminar. Quien más me influyó fue el pensamiento crítico que, sobre estas cuestiones, dejó el gran escritor argentino Jorge Luis Borges. El Aleph, es una exploración de la idea de la infinitud y de la eternidad. Me cautivó su afirmación de que, de todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Es una extensión de la memoria y la imaginación
Fue entonces cuando creció en mí, otro modo de comprender la vida. Empecé a hacer mías sus críticas hacia las religiones. Reflexionó sobre la lingüística y sobre el significado de las palabras. Escribió que enamorarse, es crear una religión que tiene un dios falible, señaló que todas las criaturas son inmortales porque ignoran la muerte. Pero el hombre es finito, sabe lo terrible de ser un mortal. Cuando se refirió a la Virgen de Guadalupe, parecía que escribía para exhibir las creencias de los mexicanos: “gracias por los planes que tienes para mí. Son para mi bien y tu poder entre la gente es enorme. Con tu poderoso brazo redimiste a tu pueblo y lo rescataste de su angustia. Realiza milagros en mi vida Señora para mostrar tu poder y tu gloria. Aumenta mi fe para confiar en ti. Que todo mi espíritu, alma y cuerpo se mantengan sin culpa hasta el final”
Todo esto me trajo mayor confusión. Sigo queriendo entender lo que sobre la vida y la muerte se ha escrito. Sobre todo esto me pregunto: ¿No será que la falta de educación, de cultura, nos han llevado a falsas esperas de que alguien o algo nos resuelva nuestros problemas? ¿No es en busca de esto que andan los millones de peregrinos que atascan calles y plazas cargando sobre sus espaldas imágenes milagrosas que jamás los sacarán de su pobreza y de sus angustias? Quizá haya muchos que no compartan mis opiniones, pero yo mismo empiezo a creer que quien espera que todo se lo resuelvan, ya sea el gobierno, los milagros, o el Dios omnipotente, sin poner de sí su esfuerzo, su trabajo y su acción para lograrlo, es porque en el fondo, siempre estará atado a cargar sobre sus hombros su propia catedral y sus explicables formaciones religiosas

martes, 9 de diciembre de 2025

 

La última y nos vamos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Como en ningún otro año, el 2025 estuvo lleno de acontecimientos importantes. El proyecto de la cuarta transformación dejó sin calzones a una oposición vanidosa, ignorante y estúpida. Les llovió feo, por más que trataron de defenderse como fuerza política lo real es que terminaron nadando en su propio fango. Sus esfuerzos por carcomerle el corazón a Morena y a su gobierno terminaron siendo un Frankenstein atolondrado. No pudieron ni podrán con un proyecto de gobierno que el pueblo ha hecho suyo para siempre. Lo abraza y lo protege porque ha nacido de sus entrañas y porque por sus venas corre la sangre de los que, por años, fueron masacrados económica y políticamente por un atajo de hambrientos de poder y privilegios

Pero hay una cosa, entre muchas, que no quieren ver ni entender los fachos silvestres. Tenemos mucho pueblo y mucho gobierno. Basta que se convoque a la gente a defender su proyecto de transformación y civilizadamente llena calles y plazas del país. El entusiasmo que expresa no es artificial, brota espontáneamente porque es, en justicia, lo que ella esforzadamente ha construido en todos los rincones de la patria. Y esto, estimados lectores y amigos me llenan de contento. Porque mi persona, mi ánimo y mi apoyo a las causas del pueblo han acompañado a los mexicanos que del brazo de AMLO y de Claudia, están limpiando al país de las alimañas que por décadas hambrearon al pueblo, sembraron odio y quitándole el derecho de vivir en libertad y democracia

Estas largas jornadas de lucha han ventilado el ambiente político y nuevos aires circulan en el ánimo de la gente. Y es que, no es para menos lo que hemos hecho como pueblo. Hemos defendido nuestros derechos, encuerado a los conservadores y los hemos echado en el bote de la basura política donde, seguramente, seguirán llorando y rezándole a los gringos para que vengan a salvarlos de los “comunistas” Yo, como muchísimos mexicanos, sé que los años que vienen van a ser muy difíciles, nuestros adversarios están heridos de muerte y pueden escalar actos llenos de rencor y de estupidez. Para estar en condiciones de enfrentarlos y derrotarlos otra y otra vez, es necesario agruparnos y agrandar nuestra fuerza. Tomar nuevos aires y volver en enero llenos de ánimo y de ideales para seguir avanzando en nuestro proyecto que mucho esfuerzo le hemos puesto en su construcción

Yo por lo pronto me voy un mes de vacaciones a partir de la publicación de esta última nota. Quiero poner en movimiento mis huesos caminando por las veredas que me vieron nacer. Voy a ver los montes y los barrancos que en mi niñez me llenaban de oxígeno y de sueños y que abandoné por venirme a la ciudad. Hoy repasaré esos caminos, y si logro poner mi cuerpo y mi cerebro en condiciones de seguir escribiendo y haciendo algo más por mi país, nos volveremos a encontrar después del 15 de enero del 2026. Mientras tanto, disfruten lo votado, abracen a su gente y siempre valoren los avances políticos y sociales que todos estamos construyendo. Los abrazo por siempre  

  

sábado, 6 de diciembre de 2025

Fue muy difícil llegar al zócalo

Por JESÚS SOSA CASTRO

Desde las 7.30 de la mañana dispuse mis pasos para llegar al zócalo con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. No iba a conocer resultados de sus políticas públicas o de los problemas que enfrenta su gobierno con una oposición violenta, rabiosa, rupestre y provocadora. No era esto lo que me interesaba. Quería estar en un acto trascendente para el pueblo y para la nación. Eran otros los sentimientos y las causas que me llevaron al lugar donde el pueblo desbordaba contento y emoción. Quería oír los cantos y las expresiones de respeto que la gente le tiene a su gobierno por sus obras y sus políticas públicas. Quería ver la fuerza y la grandeza de un pueblo que ha roto paradigmas para salir de la sumisión y el silencio que carcomían sus ansias de justicia y libertad  

Al emprender camino rumbo al acto de masas, me pregunté ¿por qué a mis años sigo persiguiendo la felicidad y la justicia en las calles y plazas donde el pueblo se reúne para recuperar su dignidad y su historia? Y es que cuando llegué a esta gran ciudad no estaba huyendo del campo, de mi origen, de mi cultura y del respeto a mis padres campesinos. Venía en busca de algo inasible, de eso que da sentido a la vida y fortalece los sentimientos, la hermandad y el respeto por los demás. Quería sacar de mi alma lo que traía escondido en las fibras de mi corazón, para explicarme las causas que envolvían las bondades y la nobleza, de quienes fuimos paridos en las montañas, allá donde dormían los dueños del tequio, la hermandad y la cultura de los pueblos originarios

Toda esta suma de hechos y sentimientos me ponen al borde de algo que no acabado de entender. Podría decir que después de mi fracaso de participar en un acto de masas en mi pueblo y en mi infancia con la presencia del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, fue en esta ciudad donde fueron abriéndose paso mis ideas en defensa de las luchas obreras, estudiantiles, magisteriales, ferrocarrileras. Lo más humano que llegó a mis sentimientos y a mi formación en épocas idas, fue haber ingresado al Partido Comunista Mexicano donde encontré a hombres llenos de ideales, historia y dignidad. Juntos hicimos trabajo con el pueblo y no pocos le dieron su trabajo, su vida y su libertad

Todos ellos, sembraron en mí la semilla de la lucha por las causas justas. Cada uno se metió en mi corazón al grado de que en mi largo batallar por la justicia y por mi gente, siguen siendo mis guías que impiden que se apague el sublime y difícil encanto de seguir en las filas de la izquierda revolucionaria. Por eso no me pierdo una concentración o una marcha porque es en ellas donde se expresan los anhelos de mi gente. Hoy lo hice con mucho esfuerzo. Dos km a la redonda el espacio fue cerrado al tránsito. Mis huesos protestaban a medio camino, pero opté por formar parte de los arroyos de jóvenes, niños y adultos que felices y cantando se dirigían al corazón de México donde nuestra presidenta hablaría de la grandeza y la sabiduría de nuestro pueblo y de paso, mostraría la pequeñez de quienes sin pena ni gloria se han convertido en los hijos putativos del imperio

  

domingo, 30 de noviembre de 2025

 

AMLO, un volcán que puede hacer erupción

Por JESÚS SOSA CASTRO

A la mayoría del pueblo y de los militantes de Morena nos da mucho gusto la aparición del genio de la política. Desde su trinchera se ha dedicado a desentrañar la historia y las raíces de los pueblos originarios para explicarnos las razones de nuestras causas y de nuestro humanismo. Lo hizo justo en los momentos en que la derecha nacional e internacional andan zopiloteando en busca de carroña. Su sensibilidad nos hizo ver que está pendiente de la marcha del país, de sus avances, de sus problemas y del comportamiento del pueblo y de la militancia. Y aunque no lo dijo en los términos en que los señalo, percibe que hay tres peligros que se ciernen sobre nuestro país y contra de nuestro gobierno

Volvería a la calle a luchar al lado del pueblo -dice- si se viera amenazada la democracia, si no se respeta al gobierno constitucional, a la presidenta y al pueblo. Si la derecha continua en su afán de crear las condiciones para un golpe de Estado apoyándose en los ex dueños del poder político y de fuerzas militares intervencionistas yo estaría de vuelta en la lucha con mi pueblo defendiendo la independencia, la soberanía y la libertad de los mexicanos. De todo esto está pendiente el pueblo porque “nosotros, los de abajo, los esclavos, somos los dueños del bastón, de las lanzas, los llamados a vencer, los que organizan la vida comunitaria, los que rompieron todas las fustas y todas las espadas” (*)

Como Espartaco y sus camaradas, la mayoría de los mexicanos salimos a votar en julio del 2018 para romper todas las fustas y las lanzas que obstruían nuestros derechos y libertades. Desde entonces, estamos mirando a nuestro alrededor y observamos que todo lo andado y construido lo hemos hecho nosotros, el pueblo y su gobierno. En esta lucha, dijimos, no tenemos nada que perder que no sea el sometimiento, la exclusión y el silencio. Convertimos nuestra voluntad en poder y el poder en libertad para hacer justicia

Por eso hoy, con la audacia, el genio político y la sensibilidad de nuestros líderes, millones estamos dispuestos a profundizar los cambios y los programas que están presentes en la 4ª transformación. Por eso hoy es urgente y necesario que el partido sea el puntal que lleve adelante la rebelión popular de hace siete años y medio. Que lo expresado por el presidente AMLO nos saque de la pasividad, de las disputas internas y convertir al pueblo en la fuerza que haga posible la conquista de su futuro y acabar con el conservadurismo demencial. El pueblo y su partido deben tomar conciencia de su función y generar sus propios mecanismos para enfrentar a sus adversarios. Con las palabras de AMLO y con su ejemplo desafiamos a la imaginación. Porque cuando se comprende el significado de la lucha social, cuando se impide la soberbia y la estupidez, se alinean nuestros pensamientos y nuestras acciones a favor de la justicia, la democracia y la libertad

(*) Espartaco, Howard Fast, Editorial Quinteto