domingo, 29 de junio de 2025

 

La caldera de nuestra revolución

Por JESÚS SOSA CASTRO

Las grandes movilizaciones que hacíamos antes y después del surgimiento de Morena representaban el crisol de todos los reclamos insatisfechos. Expresaban las protestas sociales que los mexicanos veníamos haciendo por centurias. Era la caldera que contenía toda la energía que el pueblo había acumulado por siglos y que ya empezaba a reventar. Millones de personas se pronunciaron contra la desigualdad, la pobreza y la impunidad. Centenas de miles salimos a las calles porque en ellas se fraguaba la unidad y porque a contrapelo de nuestros adversarios, se estaban tensando los resortes que harían posible el surgimiento de un nuevo proyecto nacional 

A partir de entonces fuimos testigos y actores de lo que hizo el poder popular para acabar con la justa indignación de la gente contra el viejo régimen ineficiente y corrupto. El miedo que se nos atribuía ante las amenazas de los gobiernos neoliberales sólo quedó como un efecto de espejo ante el despertar de la conciencia de millones de mexicanos. El salto histórico que dio la mayoría del pueblo recuperó la dignidad que le había sido arrebatada. Pero quienes creen que lo alcanzado ya ha resuelto las cosas, se equivocan. Derrotamos políticamente la estructura de los oligarcas, pero con su poder económico y con el control de los medios corporativos siguen siendo una fuerza que intenta darle reversa a nuestro proyecto de transformación

Y aunque la derecha no tiene perspectivas prontas de volver al gobierno, la caldera de nuestra revolución se puede enfriar si el partido Morena no vuelve a la organización, al debate, a la política, a la unidad y a la acción de las fuerzas que le dieron nacimiento. Lo que hoy estamos cruzando es interesante, pero riesgoso. Somos una fuerza sin competencia electoral de la reacción, pero vulnerable por sus problemas internos. En el corazón de nuestra organización se mueven intereses de grupos, aliados y personas que están amenazando la unidad. Se están descuidando las formas y el fondo. La inconformidad de la militancia viene de la inclusión inexplicable de oportunistas de derecha y de “izquierda” Del abandono de las calles y de las plazas públicas para recuperar el contacto con el pueblo

La masificación de la lucha y la articulación de sus acciones, son urgencias que el partido debe atender de inmediato. Es tiempo de cerrarle las puertas al oportunismo de todo tipo, salir a la calle con las demandas del pueblo y defender sus conquistas. Sería conveniente que el partido tomara en cuenta lo que en su tiempo escribió Hugues Portelli “no existe sistema social donde el consenso sirva de única base de la hegemonía, ni Estado donde un mismo grupo social pueda mantener duraderamente su dominación si no se apoya en el pueblo” (*) Es el pueblo el que debe poner en juego sus aportes en beneficio del país, defender sus demandas y vigilar el trabajo de sus dirigentes. Solo eso impedirá que la derecha opositora ataje la victoria del rebelde e insumiso pueblo de México

(*) Gramsci y el bloque histórico, Hugues Portelli, Editorial Siglo XXI

 

 

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