Por JESÚS SOSA CASTRO
Es importante dar seguimiento a lo que empieza a verse de manera
recurrente en el país. La violencia física y verbal, el odio y los ataques de
la derecha ultramundana en contra de las acciones de gobierno del presidente
López Obrador, están configurando un rostro que en muchos años no habíamos vivido.
No estoy hablando de aquellos que, en uso de la libertad de expresión, critican
hechos y propuestas con los cuales no están ni estarán de acuerdo. Hablo de aquellos que por décadas se acostumbraron
a tener en sus manos el dominio, control y mando de todo cuanto se hacía en
nombre del pueblo. Así se mantuvieron hasta que un día la conciencia popular
rompió ese círculo vicioso y decidió cambiar las cosas para empezar a tener en
sus manos las decisiones políticas que acabaran con esto y se abriera una nueva
era de libertad y de justicia
A casi cuatro meses de gobierno el pueblo le ha incrementado su apoyo al
presidente. En cambio, del lado de la reacción ultraderechista se ha exacerbado
todo tipo de violencia y los odios porque ese sector ha perdido el poder político
y desde luego, sus privilegios. En este penoso tránsito ha mostrado una
incapacidad pasmosa para presentarse como una oposición con alternativas
políticas y de gobierno. El corazón del proyecto popular que por años manejó
demagógicamente, ha ganado presencia real en el presidente López Obrador. Esto
motivó la derrota que sufrió el 1º de julio del 2018. No es casual, entonces,
que la autollamada oposición en la que se encuentra toda la chiquillada, solo
se manifieste al través de violencia, odio y exabruptos en contra de las
políticas del gobierno federal
En esta franja están los líderes de la coparmex, la jerarquía de la
iglesia católica, organizaciones de la sociedad civil, Milenio, Televisa,
Reforma, los chayoteros de 3er Grado, Los de enfrente, líderes sindicales y
desde luego los hijos de su “madre patria” acompañados por los que además de
perder su clientela electoral, han extraviado el rumbo y la vergüenza. ¡Nada
les acomoda! Reaccionan con virulencia y se la pasan dando lástima y palos de
ciego. El no tener propuestas sobre las necesidades del pueblo los está
llevando a la histeria, a la locura. Ahora impulsan campañas sucias con bots en
el vano intento por desacreditar su gobierno y exigir su renuncia. Preparan el
terreno para que la derecha tenga un presidente al estilo Juan Guaidó, el
títere de Trump, quien, hasta ahora, ha perdido la guerra en Venezuela
Es obvio que las cosas les están saliendo mal a estos derechosos mamachiches.
Pero los imperialistas gringos con Trump a la cabeza no duermen tranquilos. Ven
con asombro que el presidente López Obrador día a día se fortalece a nivel
nacional e internacional. Actúan pensando que antes que AMLO se siga fortaleciendo,
hay que exhibir sus supuestos fracasos. En esa dirección están trabajando
chayoteros como Carlos Loret de Mola, Raymundo Riva Palacios, Joaquín López
Dóriga, Leo Zuckerman, Juan Pablo Becerra Acosta, Héctor de Mauleon, Jorge
Ramos, el Gobernador del Banco de México y los “líderes” de los partidos buenos
para nada, representados en el Congreso.
La carga de todas estas manifestaciones harto grotescas la sigue llevando
sobre sus espaldas el presidente de la República. La pequeñez y la falta de
tacto político de la dirección de Morena no alcanzan a entender el momento de
peligro que se está incubando en varias partes del país. Y, mientras los grupos
de poder están día con día confrontando y poniendo en duda los logros sociales
del gobierno federal, generando un ambiente artificial de inconformidad ante
ciertas capas de la población, exigiendo que renuncie, subiendo el tono a sus
odios y malquerencias, llamandolo gobierno chafa y de la santa inquisición; la
dirigencia del partido se la pasa rascándose los tompiates e imponiendo
candidatos oportunistas en varias entidades del país. ¡Nunca se había visto
tanta barbaridad!
La mayoría de los miembros y simpatizantes de Morena vemos con profunda
preocupación lo que pasa al interior del partido. Creemos que ya es tiempo de que
las cosas cambien desde dentro y desde fuera. Necesitamos un partido que ejerza
su función, que sea el líder en el sentido estricto de la palabra, de los
militantes y de los millones de electores que votaron por sus candidatos. Las
intrigas y los golpes entre chapulines y oportunistas no es la retranca que
ayudará a parar la violencia y el odio de los fifís contra el gobierno federal.
Si continuamos como hasta ahora, las cosas pueden alcanzar un nivel difícil de
recomponer. La reacción no solo no duerme, se está reorganizando. No tiene
proyecto, pero tiene muchos recursos. Y en la idea de estorbar al gobierno de
López Obrador, la derecha ciega cuenta con los directores del imperio. ¡Nada
más, pero nada menos!