Las mujeres, sus luchas, sus historias
Por JESUS SOSA CASTRO
(Felicidades a todos mis lectores.
Nos encontraremos en la 2ª quincena del 21)
Tiene su importancia repetir
que un porcentaje alto de mujeres, que labora en la academia, la industria, el comercio,
los servicios y la política; ha demostrado haber ganado ese lugar a partir de
su inteligencia, su capacidad, el trabajo y la honestidad. A tal grado que hoy,
amplios sectores de ellas están demandando ser tomados en cuenta para
participar en todas aquellas cuestiones que tienen que ver con la construcción
de un nuevo país. ¡Desde luego que esta demanda es legítima! Aunque, a decir
verdad, el pensamiento del hombre sobre estos asuntos se sigue desarrollando con
mucha lentitud. Detrás de la puerta, cree que la mujer es “un hombre
incompleto, un error de la naturaleza” como afirmaban en su tiempo Aristóteles
y Santo Tomás
Aunque en Morena hay
avances muy importantes sobre estos requerimientos femeninos, en el pensamiento
de muchos aún subsiste un océano de atraso y de reticencias que hay que
combatir. Ya en la historia de México está registrado un aporte sumamente
importante de la mujer en la construcción del México moderno. María de la
Soledad Leona Vicario Fernández de San Salvador, conocida como Leona Vicario, Josefa
Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra, María Ignacia Javiera, alias la Güera
Rodríguez, Mariana Rodríguez del Toro, Manuela Medina, María Fermina Rivera y
muchísimas más, son apenas un débil ejemplo de esa participación. En la Guerra
de Reforma miles de mujeres anónimas contribuyeron al triunfo de Juárez y a la
derrota del imperio de Maximiliano y de los Conservadores. La gesta de 1910-17,
no hubiera sido posible sin el apoyo heroico de miles y miles de mujeres que influyeron
en el triunfo de la Revolución
Pocos saben que, en los
prolegómenos de la expropiación petrolera del 18 de marzo de 1938, la política
popular y nacionalista del Gral. Lázaro Cárdenas del Río movilizó a grandes
sectores del pueblo particularmente a las maestras rurales, las campesinas y a mujeres
de la clase media, para apoyar la lucha contra las compañías petroleras. En
esos años Felipa Poot y tres compañeras suyas, cayeron muertas a pedradas en
las tierras de Yucatán a causa de su exigencia de libertad para los mayas, sometidos
entonces por la Casta Divina
Hoy, a más de doscientos
años de la Independencia de México y de la mayoría de los países de América
Latina, el grito de las mujeres por la libertad, la igualdad y la justicia, es
un clamor que se manifiesta en las calles, en los centros de trabajo y en la
política. Están logrando espacios porque se los están ganando a pulso. Cinco
mujeres de primer nivel han sido propuestas por el presidente para ocupar
encargos que amplíen la eficiencia en
el trabajo y se conviertan en los referentes que hoy exige la honestidad y la
transparencia. Nadie ignora que, por siglos, los capitostes del poder hicieron
de sus derechos el instrumento que justificaba su machismo y sus corruptelas. Lo
que auguraba Nicolás Guillén respecto de que países y mujeres alcanzarían su
libertad cuando fueran alejados de los imperios del atraso y de la voracidad
económica, está pasando a la historia
La idea de que los
derechos de la mujer son un fardo demasiado pesado cuando éstas quieren
liberarse, empieza a desaparecer. Su talento va de la mano con la proclama de Viviana
Sansón cuando en el Manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica, criticaba el
estado de ruina en que los gobernantes dejaban a sus países. Desde que la
Nación se fundó, afirmaba, los hombres han gobernado sin nuestra participación.
De allí que nos atrevamos a afirmar que es la gestión de ellos la que ha fracasado.
En su ejercicio, de todo nos han recetado los señores: “guerras, desempleo, impunidad,
fascismo y dictaduras” Si los derechos de las mujeres tienen que caminar,
caminarán. Siempre habremos quienes apoyemos sus luchas y sus demandas. Lo que
no tendrá nuestro apoyo es la simulación, el arribismo y el oportunismo de la derecha
desequilibrada que quiere entrar a Morena