La
guía ética y las prácticas de doña Porfiria
Por JESÚS SOSA CASTRO
En la mañanera del jueves 26 de noviembre, el presidente López Obrador
presentó “La guía ética para la transformación de México”
Estaba dando a conocer su compromiso programático número 97, de los 100 que
formaron el cuerpo de sus propuestas de campaña. Sin eufemismos de ninguna
especie, reconoció que muchas aún están en marcha y, otras, las pocas, no han
tenido los avances necesarios. Entre estas están la inseguridad, la violencia y
el crimen organizado
Quiero recoger dos aspectos fundamentales que, a mi juicio, contienen
el pensamiento de un estadista que está cambiando no solo el mundo de las
ideas, de los valores avasallados por un sistema nauseabundo, que, a resultas
de su naturaleza, puso por encima de la moral y de la solidaridad humanas, el
individualismo, la competencia, y una visión del mundo por demás tergiversadora
de los sentimientos de nuestra especie. Quienes oímos lo que en esta
conferencia se dijo, por lo menos una mayoría, sentimos que en el país empieza
a caminar una concepción fraterna, asentada en valores éticos, espirituales y
culturales que en breve tiempo responderán al nacimiento de un nuevo orden de
cosas que traerá bienestar y esperanza a las nuevas generaciones
Quienes atacan al presidente no han desentrañado el fondo de sus ideas
y de su pensamiento libertario. Sus críticos se quedaron anclados en la cultura
de la simulación, de la demagogia, de la perversidad y del agandalle.
Menospreciaron la cultura de la solidaridad que siempre ha vivido en nuestros
pueblos originarios y que, en destellos harto interesantes, grandes sectores del
resto de la sociedad defendieron a capa y espada estos valores para no ser
víctimas de la futilidad y de la intrascendencia. Por eso quiero recuperar de
lo dicho por el presidente sobre la guía moral dos elementos fundamentales que
encuentro en este discurso ético, humanista y profundamente alimentador de
utopías y esperanzas, para darle a nuestro mundo la mejor ruta que nos conduzca
a los sueños quijotescos que grandes pensadores han dejado regados en poemas y
en escritos que están dándole vueltas a nuestro universo
Destaco en primer lugar la profunda conexión que hay entre el discurso
y la práctica política del presidente. Coherencia entre lo que dice y hace, es
la cualidad más importante del líder que dirige la nación. Sus dotes de
político y su cultura, puestas al servicio de sus gobernados, han hecho de su persona,
el almácigo del que brotan sus conocimientos de la historia, de la política y
de las experiencias que ha vivido nuestra gente y nuestro país. Es la expresión
del respeto popular y del reconocimiento de otras potencias que han visto un
ejercicio gubernamental en el que el autoritarismo, la venganza contra sus
adversarios y el atropello a las libertades ciudadanas, no son el sello que da
fuerza y contenido a su proyecto de gobierno. La guía ética que propone para
los mexicanos, es el modo más elocuente del respeto a la pluralidad, a las
distintas culturas, a las creencias religiosas, al libre albedrío, para que la
gente se conduzca con un conjunto de normas y valores donde no quepan la
incidía, la exclusión, el autoritarismo, las imposiciones, pero sí un tipo de
relaciones sociales fincadas en la moral y en la democracia
Cultural y políticamente la guía ética para transformar a México es un
enorme salto a favor de la cuarta transformación. El presidente ha sembrado la
semilla y espera que la gente fertilice la tierra para que de ella salgan los
frutos que habrán de alimentar a las nuevas generaciones. No es de aplicación
obligatoria como si fuera una ley. ¡NO! Pero es la cimiente que hará posible
que los valores que siempre estuvieron presentes en nuestro pueblo, florezcan
en un nuevo jardín donde las ideas, el comportamiento humano y nuestros sueños
libertarios, alcancen su mayor esplendor
El otro aspecto que se deriva de esta guía, es sacar cuanto antes de
nuestras prácticas culturales y políticas aquello de lo que también se refirió el
presidente en esta conferencia. De sus lecturas recurrentes ha recogido reflexiones
y hechos que con asiduidad transmite en forma de información y conocimiento. Refiriéndose
al escritor Daniel Cosío Villegas respecto del autoritarismo de Porfirio Díaz,
señala con razón que en sus 34 años de gobierno este funcionario siempre habló
de respetar
la ley en la forma, aunque hubiera que violarse en el fondo. Hizo de la
razón y de las libertades, el ejercicio autoritario más irracional en contra de
la gente, especialmente de los trabajadores y de los indígenas yaquis
Pero si la guía ética tiene como propósito acabar con esas lacras que
superviven en nuestra sociedad y en lo que coloquialmente llaman la clase
política, tenemos que aplicarnos éticamente en nuestro trabajo y en nuestras
acciones de vida, para que valga la pena la teorización que sobre los valores humanos
impulsa el presidente. Por lo tanto, hay que empezar a trabajar para que la
sociedad, los políticos y los funcionarios públicos se apeguen a los valores
éticos, generen nuevas formas de relación social, tomen en cuenta las opiniones
y propuestas de sus pares, ejerzan la democracia y dejen de lado el
comportamiento mendaz, excluyente y autoritario de lo que Cosío Villegas
llamaba doña Porfiria. El pueblo derrotó a Don Porfirio, pero en la vida real subsisten
las prácticas de doña Porfiria. ¡Esto es lo que hoy hay que derrotar!
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