jueves, 11 de febrero de 2021

 

Talento e imaginación, déficit en la derecha

Por JESÚS SOSA CASTRO

Como millones de compatriotas había en mí una gran expectación respecto de la presencia o no de AMLO en la mañanera del lunes 8 de febrero. El presidente apareció fuerte, de buen humor y en pleno dominio de las cuestiones públicas que corresponden a su gobierno. Los periodistas de mala leche que siempre aparecen en ella no salieron de sus preguntas vulgares, de su catastrofismo y de su insidiosa campaña contra lo que hace o dice el presidente. ¡Las preguntas llenas de veneno no se hicieron esperar! Con pulcritud política, con firmeza y con un conocimiento sorprendente de lo que pasa en el país y en otras partes del mundo, les dio una enorme lección de política, de información y de conocimiento de la literatura y de la historia

Alejado unos días del mundanal ruido y con el deseo de insuflarle aire fresco a mis pulmones y olvidarme un poco de aquello que hacen los medios para enfermar el alma de la sociedad, hui del hastío, la infodemia y de la mendacidad de los derechosos que me estaban carcomiendo mi ánimo. Me refugié en mi santuario donde muchas veces nos reunimos mis amigos y compañeros de lucha para hablar sobre el futuro del país y del por qué andábamos de aquí para allá y de allá para acá buscando el espacio adecuado para poner nuestro trabajo y nuestras inquietudes al servicio de las mejores causas del pueblo. Nuestro origen, nuestra sangre y nuestra cultura, nos empujaban recurrentemente a luchar por los cambios sociales y políticos que, según nosotros, debían dignificar la historia y la vida de nuestra gente

Poco a poco empezamos a procesar lo que traíamos en el alma. El dolor y el hambre que cargábamos con enorme pesadez, carcomía permanentemente nuestros sentimientos y apremiaban algo que nos preocupaba, pero no entendíamos sus alcances. El sentido de las palabras que hablaban de libertad y de justicia hicieron de este núcleo de luchadores irredentos una abstracción que solo entendimos con el tiempo. Las circunstancias nos ahogaban en la incertidumbre y en la desesperanza. Tuvo que llegar el 1º de julio del 2018 para que el encabronamiento y el desencanto, salieran en ebullición y taladraran las estructuras de un régimen político que representaba la corrupción, la impunidad y la barbarie. Hoy, sin pretextos de ninguna especie, hemos encontrado el sentido y la seguridad en una transformación social que estamos abrazando millones de mexicanos

Junto a la mayoría de esos compañeros y camaradas de lucha cursamos una experiencia política vivida en la mayoría de los partidos de izquierda hasta llegar al Movimiento de Regeneración Nacional, Morena. Fue en este partido donde el hartazgo y la irritación de muchas décadas del pueblo trabajador, se acumuló y generó la fuerza necesaria para hacer la revolución social más profunda y pacífica que tenga registrada la historia reciente del país. La voluntad popular derrotó electoralmente a las fuerzas corruptas y sembró en las filas del pueblo la conciencia de que sólo la unidad en torno al proyecto de la cuarta transformación, se podrían alcanzar la democracia, la libertad y la justicia

Quienes dudaron de que este objetivo se lograría, se equivocaron. La inoperancia y la falta de capacidad política del CEN de Morena, las imposiciones de candidaturas balines y la ausencia de un debate que aporte reflexiones y manejo de los problemas del país, no serán ningún obstáculo para que la gente aprecie, valore y vote por un proyecto político en el que están contenidos sus intereses y sus demandas. La oposición ultramundana no ha parado de lloriquear y de argüir errores en la conducción de la política gubernamental. Pero en dos años y meses de quejidos y llamados al vacío, no ha podido ser capaz de elaborar una sola propuesta que atraiga a la mayoría de los electores

Su pobreza intelectual y sus rencores hacia el gobierno de López Obrador, la están colocando en el escaparate de la frivolidad y de una derrota anticipada. Sus campañas de odio y de clasismo trasnochado, sacados a flote en las mañaneras y al través de la mayoría de los medios controlados por el viejo sistema, no podrán detener el influjo de un movimiento que crece desde abajo y multiplica el apoyo y la confianza en un presidente decidido a llevar adelante su proyecto de gobierno. A la fecha esa oposición pedorra ha intentado todo. La ausencia temporal del presidente como consecuencia del contagio que sufrió, quiso aprovecharla para intentar desacreditarlo y lo único que logró fue su fortalecimiento político. El presidente regresó al escenario público más fuerte que nunca y de paso, les restregó en su cara que cuando alguien se entrega a la mentira, pierde la imaginación y el talento. ¡Pobre oposición!

 

 

 

   

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