Talento e imaginación, déficit en la
derecha
Por JESÚS SOSA CASTRO
Como millones de
compatriotas había en mí una gran expectación respecto de la presencia o no de
AMLO en la mañanera del lunes 8 de febrero. El presidente apareció fuerte, de
buen humor y en pleno dominio de las cuestiones públicas que corresponden a su
gobierno. Los periodistas de mala leche que siempre aparecen en ella no
salieron de sus preguntas vulgares, de su catastrofismo y de su insidiosa
campaña contra lo que hace o dice el presidente. ¡Las preguntas llenas de
veneno no se hicieron esperar! Con pulcritud política, con firmeza y con un
conocimiento sorprendente de lo que pasa en el país y en otras partes del
mundo, les dio una enorme lección de política, de información y de conocimiento
de la literatura y de la historia
Alejado unos días del
mundanal ruido y con el deseo de insuflarle aire fresco a mis pulmones y
olvidarme un poco de aquello que hacen los medios para enfermar el alma de la sociedad,
hui del hastío, la infodemia y de la mendacidad de los derechosos que me
estaban carcomiendo mi ánimo. Me refugié en mi santuario donde muchas veces nos
reunimos mis amigos y compañeros de lucha para hablar sobre el futuro del país
y del por qué andábamos de aquí para allá y de allá para acá buscando el
espacio adecuado para poner nuestro trabajo y nuestras inquietudes al servicio
de las mejores causas del pueblo. Nuestro origen, nuestra sangre y nuestra
cultura, nos empujaban recurrentemente a luchar por los cambios sociales y políticos
que, según nosotros, debían dignificar la historia y la vida de nuestra gente
Poco a poco empezamos a
procesar lo que traíamos en el alma. El dolor y el hambre que cargábamos con
enorme pesadez, carcomía permanentemente nuestros sentimientos y apremiaban algo
que nos preocupaba, pero no entendíamos sus alcances. El sentido de las palabras
que hablaban de libertad y de justicia hicieron de este núcleo de luchadores
irredentos una abstracción que solo entendimos con el tiempo. Las
circunstancias nos ahogaban en la incertidumbre y en la desesperanza. Tuvo que
llegar el 1º de julio del 2018 para que el encabronamiento y el desencanto,
salieran en ebullición y taladraran las estructuras de un régimen político que
representaba la corrupción, la impunidad y la barbarie. Hoy, sin pretextos de
ninguna especie, hemos encontrado el sentido y la seguridad en una
transformación social que estamos abrazando millones de mexicanos
Junto a la mayoría de
esos compañeros y camaradas de lucha cursamos una experiencia política vivida
en la mayoría de los partidos de izquierda hasta llegar al Movimiento de Regeneración
Nacional, Morena. Fue en este partido donde el hartazgo y la irritación de
muchas décadas del pueblo trabajador, se acumuló y generó la fuerza necesaria
para hacer la revolución social más profunda y pacífica que tenga registrada la
historia reciente del país. La voluntad popular derrotó electoralmente a las
fuerzas corruptas y sembró en las filas del pueblo la conciencia de que sólo la
unidad en torno al proyecto de la cuarta transformación, se podrían alcanzar la
democracia, la libertad y la justicia
Quienes dudaron de que este
objetivo se lograría, se equivocaron. La inoperancia y la falta de capacidad
política del CEN de Morena, las imposiciones de candidaturas balines y la
ausencia de un debate que aporte reflexiones y manejo de los problemas del
país, no serán ningún obstáculo para que la gente aprecie, valore y vote por un
proyecto político en el que están contenidos sus intereses y sus demandas. La
oposición ultramundana no ha parado de lloriquear y de argüir errores en la
conducción de la política gubernamental. Pero en dos años y meses de quejidos y
llamados al vacío, no ha podido ser capaz de elaborar una sola propuesta que
atraiga a la mayoría de los electores
Su pobreza intelectual
y sus rencores hacia el gobierno de López Obrador, la están colocando en el
escaparate de la frivolidad y de una derrota anticipada. Sus campañas de odio y
de clasismo trasnochado, sacados a flote en las mañaneras y al través de la
mayoría de los medios controlados por el viejo sistema, no podrán detener el
influjo de un movimiento que crece desde abajo y multiplica el apoyo y la
confianza en un presidente decidido a llevar adelante su proyecto de gobierno.
A la fecha esa oposición pedorra ha intentado todo. La ausencia temporal del
presidente como consecuencia del contagio que sufrió, quiso aprovecharla para
intentar desacreditarlo y lo único que logró fue su fortalecimiento político.
El presidente regresó al escenario público más fuerte que nunca y de paso, les
restregó en su cara que cuando alguien se entrega a la mentira, pierde la imaginación
y el talento. ¡Pobre oposición!
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