La
cultura, pilar fundamental de la autodeterminación humana
Por JESÚS
SOSA CASTRO
La cultura de la inmensa mayoría de
los mexicanos, se asienta en un conjunto de relaciones sociales que la
burguesía ha desarrollado para alcanzar y mantener el poder. Si hemos de
referirnos a la época de la pos revolución, hace más de cien años, el pueblo
mexicano ha sido víctima de una deshumanización salvaje, adormecedora y servil.
Contra todas sus manifestaciones auto determinadas, la burguesía le ha impuesto
a la sociedad su cultura, trastocando todos sus sentimientos y formas de vida. Cuando
a José Vasconcelos le preguntaron para qué editaba masivamente El Quijote en un
país de analfabetos, contestó diciendo que “cuando ese país deje de ser analfabeto, sus hijos van a leer a
Miguel de Cervantes en lugar de leer a Superman”
José Vasconcelos sabía lo que
estaba diciendo. Fue testigo y actor de una batalla por la cultura. Nunca ha
sido la burguesía quien se interese por tener un pueblo culto, un pueblo
informado, capaz de discernir y de explicarse los fenómenos sociales y políticos.
Su mayor empeño es castrar sus sentimientos, su identidad cultural y el respeto
a nuestras tradiciones. Esto es lo que le facilita tener el poder, que no es otra
cosa que controlar, mandar y dominar a la sociedad. La cultura del
individualismo la sobrepuso a la cultura de la solidaridad comunal, a la ayuda
mutua, al tequio y al colectivismo popular. Estas culturas se están marchitando
y hay que hacerlas florecer al través de una nueva cultura, una cultura para la
liberación humana. Leer para saber, debe contener la máxima de Alan Pauls:
Tenemos que “desgarrar, entrometernos, irrumpir
en ese orden sereno, satisfecho de sí y devoto del silencio” (1) para
entrar al mundo de nuestra autodeterminación
En su libro Viaje alrededor del Quijote,
Fernando del Paso dice que “Alfonso Reyes tenía fundamento cuando afirmaba que
los latinoamericanos habíamos llegado tarde al banquete de la cultura” (2) No
le faltaba razón a Don Alfonso. Pues a menos de un siglo de distancia, tenemos aún
un pueblo atrasado, enajenado y domesticado al que le han arrebatado su sentido
de identidad, mientras su humanismo lo ha desperdiciado en atender los
fenómenos de la aculturación que nos ha impuesto la clase en el poder
Hoy escribo estas notas porque creo
que la buena literatura, el conocimiento y la información, tenemos que hacerlas
herramientas políticas que contribuyan a revolucionar los espacios físicos y
mentales para lograr una vida auténticamente humana. Busco que los lectores
desarrollemos nuestra capacidad para “producir y reproducir la vida, poniendo
en juego decisiones propias que expresen el derecho a ejercer nuestra libertad”
(3) La literatura, es una vertiente que juega en pistas diversas, casi siempre
sirviendo a los intereses de la clase en el poder. Los Zarcos son dos personajes
apasionantes. Hoy serán las víctimas de mis apuntes
En 1869 el gran escritor, político
juarista, y maestro mexicano Don Ignacio Manuel Altamirano escribió su libro El
Zarco, y en 1901 lo publicó. Siglo y medio después, Javier Cercas escribe sobre
otro Zarco. De este hablaré también en un breve resumen
El Zarco de Javier Cercas vivió en
la parte final del franquismo, en los inicios de la República española. Un jovenzuelo
que encarnó una furiosa historia de imposturas y violencia, de lealtades y de
traiciones. Su audacia, inteligencia y valentía, lo llevaron a delinquir y
pasarse más de veinticinco años en las mazmorras de España. El sufrimiento, la pasión
y la arrogancia de este joven, fueron elementos decisorios en el derrumbe de su
vida y un desaprovechamiento de su inteligencia para ponerla al servicio de la
ciencia o a favor de las mujeres y hombres que lucharon por la grandeza de la
Patria de Dolores Ibárruri, la “Pasionaria”
Javier Cercas recogió en el Zarco, (4)
los mitos y la verdad de aquellos personajes cuyos rostros mostró en “Anatomía
de un instante” nauseabunda expresión de los estertores franquistas, y dio, de
paso, consistencia a aquel relato de los viejos guerreros que hicieron historia
en “Soldados de Salamina” ¿Por qué, se preguntarán mis lectores, me ocupo de estos
personajes cuando en México tenemos tantos jóvenes sobre los cuales vale la
pena escribir? ¿Por qué no hablar de los crímenes de lesa humanidad, imputables
con razón al gobierno de Peña Nieto? ¿Por
qué no escribir, mejor, sobre la política de los gobernantes que han echado a
la juventud en brazos de la violencia porque no los quieren educar y darles el
derecho al trabajo y a su autodeterminación?
¿Cómo pedirle a Javier Cercas o a
Juan Carlos Reyna, que ya no nos hablen de estos problemas? ¿Hacia dónde tenemos
que mirar para no caer en la tentación de leer lo que está produciendo esta
sociedad en permanente descomposición? ¿Hacen mal Fernando del Paso, Armando
Martínez Verdugo y Jorge Luis Borges en escribir y de alumbrarnos con sus
escritos sobre una visión distinta para encontrar un camino de auto
determinación? ¿Qué es lo que nos está pasando, carajo, que la violencia y el
crimen comienzan a ser nuestras preferencias literarias? ¿Hacia dónde camina
esta sociedad?
(1).- El factor Borges de
Alan Pauls, Editorial Anagrama
(2).- Viaje alrededor del
Quijote, Fernando del Paso. Editorial Fondo de Cultura Económica
(3) Conferencia sobre El
poder y la Revolución, Armando Martínez Verdugo, Oct.2016
(4) Las leyes de la
frontera, Javier Cercas, Editorial Mondadori
Twitter@rasocas
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