La pelusa y la izquierda fifí
Por JESÚS SOSA CASTRO
Vivimos una
encrucijada, no cabe duda. O profundizamos los cambios que votó el pueblo el 1º
de julio, hacemos que se mueran definitivamente el PRI y sus criaturas, o corremos
el riesgo de que vuelvan por sus fueros con la intención de rehacer los
espacios perdidos que, hasta hace poco, los hacían omnipresentes en las
decisiones de gobierno. Me refiero a los
que apenas meses atrás eran los dueños del escenario, los que imponían a
funcionarios, a los que hacían y deshacían en las cuestiones fundamentales de
la vida del país. También tomo en cuenta a los de la izquierda que,
inexplicablemente, están juntando sus voces con las de la derecha ultramundana,
para intentar ensuciar el proceso democrático que encabeza Andrés Manuel López
Obrador. ¡Voy a tratar de explicarme!
Parto de que AMLO no es
un revolucionario ni un socialista. Se le ha calificado como un reformador liberal
burgués, que quiere acabar con las prácticas políticas de un régimen caduco, no
con el sistema. Si no se toma en cuenta esto para hacer la crítica a sus
acciones y a su pensamiento, se corre el riesgo de hacer juicios que no se
corresponden con la realidad. Siendo esta la idea que da cuerpo a sus acciones
y a sus ideas, no me explico cómo se le pide que abandone un programa que
enarboló durante su campaña
Que los empresarios,
funcionarios y un montón de chayoteros estén desplegando una inusitada cruzada
contra el proyecto del nuevo gobierno, se explica, pero… ¿cuál es la opinión de
la izquierda revolucionaria sobre lo que propuso en su actividad proselitista y
lo que significó el aplastante triunfo popular el 1º de julio? El camarada
Armando Martínez Verdugo, dirigente de Rumbo Proletario, ha publicado en wasap,
un largo texto en el que explica su punto de vista sobre el significado de este
triunfo popular. En una de sus partes señala que RP no votó por AMLO si no que
se dio un voto personal que no incluyó el apoyo a las propuestas de campaña del
candidato de la Coalición Juntos Haremos Historia. ¡Una explicación inexplicable!
Aceptando que esa fue
la posición de RP, afirmar que implícitamente los rumberos negamos nuestro
apoyo a las decisiones del nuevo gobierno respecto del Aeropuerto de Texcoco,
el cambio a Santa Lucía o los proyectos del Tren Maya y la Refinería en Dos
Bocas, Tabasco, me parece ir más allá de lo que hemos discutido y acordado de
manera colectiva. Mi camarada introduce en su posición otras cuestiones
importantes que no hemos discutido, las cuales comparto. Pero afirmar que el
tren maya y otros proyectos importantes están impulsados por capitalistas
criminales, que son de lesa humanidad, que se hacen ignorando a los pueblos
indígenas, que dejan de lado sus necesidades económicas y sociales, que afectan
a la naturaleza y que impactan el medio ambiente, yo creo que, cuando menos, es
una exageración. Primero esos proyectos los propuso AMLO y segundo, al lado de
estos hay propuestas concretas para superar esos problemas
Sin embargo, saludo que
el texto de referencia escrito por AMV abra la puerta a un debate más profundo
y serio sobre el proyecto de gobierno de López Obrador. Hacer crítica de dos o
tres proyectos, dejando de lado la mayoría de las propuestas que se contienen en
el programa de gobierno y que empiezan a tomar cuerpo en las iniciativas de ley
discutidas y aprobadas en el Congreso, no es ni lo mejor ni el camino adecuado
para enjuiciar a un gobierno que aún no toma las riendas del poder. Apenas está
diseñando las estrategias que harán posible el cumplimiento de sus promesas de
campaña
El gobierno que viene no
es el del PRI ni el del PAN por más que le quieran encontrar parecido. La
crítica es válida si va acompañada de los errores cometidos y de una propuesta
alternativa. Además, ningún grupo, ninguna fuerza revolucionaria se construye
desde la orilla de los movimientos populares. Creo y sostengo que la autoridad
política y moral de quienes trabajan por el logro de un estadio superior de la
organización humana no la van a encontrar si antes no hacen una prospección de
lo que es y significa el proyecto de gobierno que está proponiendo un gobernante
liberal reformador, no un gobierno revolucionario ni mucho menos socialista
Mientras eso ocurre,
mientras la izquierda no vea y oiga lo que en este momento está exigiendo la
gente, mientras no registre en sus análisis y en su acción lo que tiene que ver
con el hartazgo, con la corrupción, con la falta de empleo, la violencia social,
el crecimiento de la criminalidad, la desaparición forzada, la pobreza y la
falta de una expectativa de vida para el pueblo; la izquierda seguirá siendo
una izquierda marginal, ajena a los acontecimientos que vive el país. Hay que
construir una izquierda que sea capaz de hablarle a la gente, que salga a la calle
con su opinión y con su trabajo, que convenza a los ciudadanos de la bondad de
sus posiciones políticas, que escriba para él y no solo para la izquierda fifí.
Esto es lo que hay que construir y cuanto antes, mejor
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