Las experiencias de MORENA y del MAS.
Sus pueblos y sus líderes
Por JESÚS SOSA CASTRO
Como suele ocurrir
cuando se activan las cuestiones políticas de dentro y fuera de los partidos,
los mejores dirigentes echan a andar toda su sapiencia y sus recursos para
mover a la gente y hacer de sus movimientos una expresión aprobatoria de la
voluntad ciudadana. Muchos, no han entendido nada de lo que el pueblo ha
aprendido en los últimos años. Las viejas prácticas políticas en las que
siempre estuvieron presentes el dinero, la mezquindad, la corrupción y el
desprecio a la voluntad popular, siguen presentes en los procesos electorales,
siempre con la idea de estorbar el libre ejercicio de los derechos políticos y las
libertades. Un ejemplo son Hidalgo y Coahuila en el caso de México y otro, expresado
en la recuperación de la democracia en el país sudamericano
A los políticos de
América latina, por lo menos, les convendría voltear los ojos a lo que pasó el
domingo 18 de octubre en el Estado plurinacional de Bolivia. En México y en la
República de Bolívar como se le llamó en otra época, en distintos momentos asombraron
al mundo haciendo una revolución política que dejó boquiabiertos a los
detentadores del capital. En el 2006, 2018 y en el 2020, millones de mujeres y
hombres llenaron de orgullo a sus razas porque su unidad y sus líderes hicieron
posibles grandes movimientos de masas, en su lucha por democratizar la vida de
sus naciones. Ambos pueblos están, a pesar de las traiciones de lo más oscuro y
nauseabundo de su país, construyendo un futuro luminoso para los desposeídos,
para los explotados y humillados por los gobernantes del sistema capitalista
En ninguno de estos dos
países, y al margen de los tiempos y de los problemas que enfrentaron, los
pueblos y sus líderes recurrieron a la violencia para encumbrar, paciente y
colectivamente, una nueva forma de organización social en la que la dominancia quedó
en manos de sus pueblos y no en la obra y participación de las fuerzas conservadoras
y golpistas. Sin embargo, cabe destacar una diferencia sustantiva que estuvo
presente en México y en Bolivia del 2005 a la fecha. Cuando nace Morena, es
porque históricamente no había otra organización política ni otro liderazgo que
fueran capaces de enfrentar exitosamente los problemas del país. Se unieron
sentimientos y esperanzas y logramos hacer una revolución social que está en
pleno desarrollo. El pueblo llevó a su líder a la presidencia, pero el partido
quedó en manos de políticos de medio pelo que no dieron la medida que se requería.
Su incompetencia política, sus ambiciones personales, terminaron por
judicializar la cosa pública profundizando la postración de un partido que no
lo merecía
El 22 de enero de 2006,
Evo Morales arropado por un país plurinacional, integrado principalmente por indígenas,
llegó por primera vez a la presidencia de Bolivia. Durante 14 años sacó de la
marginación, de la pobreza y del atraso cultural a más de diez millones de
connacionales. Llevó a su economía a un crecimiento del 7% del PIB y convirtió
a su país en un referente de cómo gobernar y administrar los recursos de una
nación. El litio y otros minerales, se convirtieron en la razón principal de la
hostilidad y del golpe militar prohijado por la derecha boliviana, por los
gringos y ejecutado por el ejército y la policía
Casi un año después,
los bolivianos han recuperado el gobierno, la democracia y su soberanía para seguir
siendo un pueblo y un gobierno unidos para siempre, y poder seguir construyendo
su bienestar. La unidad del pueblo y sus liderazgos, nunca perdieron contacto
entre ellos. Esa fue la razón de su triunfo. Mientras que, en Morena, el canibalismo,
la confrontación y la incapacidad política de sus actuales dirigentes los hizo
retroceder en Hidalgo y en Coahuila. Todo por convertir su trabajo en una
permanente reyerta por los puestos, el poder y el oportunismo. En Bolivia, un pueblo
y un gobierno han puesto por delante el interés y las necesidades sociales,
económicas y culturales de su gente, por eso reconquistaron la democracia con
la participación del 52.4 % de sus electores. En cambio, Morena quedó atrapada
en su propia ineficiencia
La experiencia nos
indica que un partido debe estar, siempre, al lado de las luchas y demandas del
pueblo. Tener una cultura política que pueda transmitir a sus adeptos,
practicar la democracia en todos los niveles, ser autocrítico, alejarse de las
confrontaciones políticas, tener liderazgos competentes y renunciar al oportunismo.
Esto es lo que aún no se da en Morena. Mientras no corrija estas deficiencias,
siempre correrá el riesgo de ir a la cola de la historia
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario