lunes, 14 de junio de 2021

Un mensaje a los amargados, a los defraudadores y a los ineptos

Por JESUS SOSA CASTRO

Debo decir que no soy un profesional en el arte de escribir. Más bien, la manía de relatar lo que siento y lo que veo, me nació después de leer lo que José María Pérez Gay dejara para siempre en su espléndido libro El imperio perdido. “El valor de los hombres -señaló- se mide no sólo por sus capacidades intelectuales sino también por la tolerancia de los errores ajenos” Y yo, sabido de mis debilidades para escribir, sólo doy cuenta de algunos de los decires que muchos amargados, defraudadores e ineptos, andan cacareando por todas partes porque el seis de junio perdimos varias alcaldías en la ciudad de México y algunas diputaciones federales porque los aspirantes resultaron unos buenos para nada. Es verdad que cada quien le da un sentido determinado a su pensamiento, pero en mi caso, afirmo que he hecho un esfuerzo importante para llegar a conclusiones que explican la complejidad del proceso electoral que acabamos de pasar

Siguiendo las líneas de José María, decidí salir del estercolero en que varios políticos y teóricos balines han intentado ensuciar los resultados del reciente proceso electoral hablando de que fue un reforzamiento del proyecto burgués en el que el diablo anduvo buscando alianzas con el PRIAN para seguir engañando a los más pobres. Me costó mucho trabajo entender lo que estos políticos de pacotilla intentan convertir en verdad.  El veneno y la frustración de no representar nada ni a nadie se les desborda por todos los poros. Su ceguera política y su dogmatismo ideológico no solo los han marginado de las luchas que está librando la gente. Se han convertido en los voceros de la derecha al comportarse como los intelectuales orgánicos vergonzantes que suspiran por el pasado porque en esa cuna estaban sus intereses y sus posiciones políticas. La palabra y las ideas las convirtieron en herramientas para decir sandeces que no solo confunden a ciertos sectores de la sociedad, sino que, en la práctica, contribuyen al mantenimiento de aquellos que vivían de la corrupción, los moches y los privilegios

Preocupado por estos comentarios sin mayor sentido, me puse a buscar las raíces que me llevaran hacia una explicación coherente con la realidad política que estamos viviendo. La curiosidad, dicen, es la madre de todos los despropósitos que circulan sin ningún control. Fue así que empecé a introducirme en el pensamiento, en las ideas y en la personalidad de estos teóricos del desastre y conserjes de la política. Lo hice, porque me picaba la curiosidad de saber por qué la ironía, el despecho y la frustración de muchos que, sin salir de sus zonas de confort, no fueron ni son capaces de asomarse, siquiera, a los espacios donde millones de personas siguen pujando por cambiar las antiguas prácticas políticas que vivíamos en el país

Le ganamos a Morena, la gente nos quiere, se desgañitaban Kenia López, Marco Cortés y el siempre despreciable Chucho Zambrano. Seguimos siendo mayoría en la Cámara de Diputados, nos quedamos con once de quince gubernaturas y ganamos 19 congresos locales, festejaban los dirigentes y miembros de Morena. Las partes hablaban para calmar a sus huestes sin la elemental autocrítica de los errores y ausencias que estuvieron presentes en su trabajo. Sus estrategias pueriles y sus “programas” no impactaron seriamente en los electores. La derrota de los conservadores se la deben a la falta de liderazgos y de propuestas y la izquierda agrupada en la Coalición Juntos hacemos historia ganó lo que ganó gracias al trabajo del presidente. Porque el partido y sus “líderes” simplemente no supieron estar a la altura de las circunstancias

Ahora que el proceso electoral ha pasado, ¿cuáles son las tareas que urge planear y aceitar las partes y herramientas del partido? No podremos sacar adelante la consulta ciudadana de agosto próximo  para enjuiciar y llevar a proceso a los ex mandatarios, garantizar que el presidente López Obrador salga airoso de la revocación del mandato en el 2022 y ganar rotundamente las elecciones del 2024 si no hacemos un trabajo de autocrítica, cambiamos los órganos de dirección que funcionaron mal o no funcionaron durante el reciente proceso, si no organizamos el trabajo y las bases del partido, sino no trabajamos bajo una dirección política planificada, discutida y aprobada por la militancia, si no hacemos los máximos esfuerzos por unificar al partido y sobre todo, si no atendemos de inmediato las heridas que tanto lastimaron a nuestra organización

 

  

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