La
impotencia y la rabia mueven a la derecha y a los criminales
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El 26 y la madrugada del 27 de septiembre del año en curso,
se cumplieron ocho años del crimen que el Estado cometió en contra de 43
estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa. Mucho se
ha escrito, dicho e investigado sobre este acto de lesa humanidad. La exigencia
por parte de los padres, familiares, amigos y de la mayoría de la sociedad, es que
se esclarezca este acto criminal. El pueblo mantiene una creciente e inusitada
actividad que ha encendido los ánimos y las exigencias para que el gobierno del presidente López Obrador,
finalmente, pueda encontrar la verdad de lo que Peña Nieto y sus asesinos, solo
lo manipularon al través de la llamada “Verdad Histórica”
El dolor y el encabronamiento de los que hasta ahora ignoran
la suerte de sus hijos, justifican y explican el trabajo, la actividad y el
sacrificio de no parar la búsqueda hasta saber dónde están, quién los tiene o
quienes fueron los hijos de puta que dieron la orden de desaparecerlos o de
asesinarlos. Las causas y razones más recientes que explican esta tragedia, las
encontramos en Tiempo de Zopilotes de Paco Ignacio Taibo II, libro en el que habla
de las campañas, conspiraciones y violencia de los medios convencionales, de
los chacales de la derecha y de militares encabezados, entre otros, por Huerta,
Blanquet, Mondragón y Félix Díaz, Todos asesinos de Madero y Pino Suárez el 22
de febrero de 1913
De entonces a la fecha
la derecha enfermizamente violenta, viene dándole continuidad a una cultura
golpista en contra de quienes defienden la justicia, la no impunidad y una
relación social entre iguales que deje atrás los escarnios, la infodemia, los
privilegios, la represión y la muerte.
Lo que hoy observa la mayoría del pueblo es el intento de revivir las
campañas de odio, de terror y de miedo. Su incapacidad política y su ambición
por el dinero y el poder la está llevando a un estadio donde sus patéticos
discursos no solo son ruidosos sino detestables. Ofenden la inteligencia del
pueblo. Los crímenes de esa derecha, son la razón principal de la protesta
creciente de millones de mexicanos que ya estamos hartos de sus abusos y de sus
crímenes de lesa humanidad
El informe que presentó
Alejandro Encinas en nombre de la Comisión de la Verdad, alebrestó a toda la
zopilotera que existe dentro y fuera del país. Se espantó no solo por la
contundencia de la investigación, sino porque por primera vez los que gozaban
de impunidad ahora serán juzgados y llevados a la cárcel para que paguen por el
crimen de Estado que cometieron contra cuarenta y tres estudiantes de la normal
de Ayotzinapa. Esos hijos del deshonor, del terror y la rabia, se equivocaron
de pe a pa al pensar que acabarían con la inteligencia y con la vida de quienes
querían servir a la niñez y a la patria. La memoria de esos jóvenes, hoy está
desenmascarando el rostro de los torturadores y matones que se hacían pasar
como defensores de la justicia y de la libertad. ¡Creyeron que todo quedaría
sepultado en los cajones de la ignominia!
Leguleyos, derechosos y
criminales, quieren adueñarse de una verdad que fue enterrada por la Comisión encargada
de la investigación, por la Fiscalía Especializada, por los padres de familia y
por un amplio sector del pueblo que ha venido exigiendo justicia y el debido
esclarecimiento de los hechos. Los militares imputados, funcionarios públicos y
delincuentes comunes deben ir a la cárcel y sus grupos de poder, dejar de
exigir la liberación de hombres civiles y militares que pusieron en juego su
falta de honor, mientras aceptaban, sin escrúpulos, estar fuera de la ley y al
lado de la violación de los derechos humanos. Los hechos que quisieron confinar
en el fondo de la impunidad, intentaron hacerlo porque su conducta y su
humanidad son la expresión de un grupo de animales. Asesinar o desaparecer a 43
jóvenes significó poner en entredicho su grandeza y su interés manifiesto de hacer
más dignos al pueblo y a la patria
El escritor francés André
Bretón afirmaba en su tiempo que “los hombres son capaces de hacer la
revolución si saben utilizar la pluma, la reflexión y el estudio” (*) Los
jóvenes de Ayotzinapa eran esa esperanza porque su origen y su historia venían
de las entrañas del México profundo. Pero los matones que los
desaparecieron o acabaron con sus vidas, no calcularon la creciente resistencia
y decisión de lucha de un pueblo que está firmemente dispuesto a encontrar la
justicia y la verdad. Nuestra lucha por el esclarecimiento de esta ofensa
social es un honor que nos justifica. Si los burgueses, torturadores y asesinos
nos odian, dentro de poco admitirán que, en nosotros, los excluidos, explotados
y reprimidos por los asesinos sin honor, hay una atracción indefinible que nos excita
y nos conduce, con razón, a acabar con las injusticias y con los crímenes de
lesa humanidad, Somos testigos del nacimiento de una nueva forma de entender la
vida y la lucha. Las injurias y las campañas de denostación de los asesinos del
viejo sistema no las dejaremos pasar
(*) Revolución de la mente, André Bretón, Editorial Mark
Polizootti
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