El PLAN C
significa cuidar nuestros pasos, la unidad y el proyecto
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El trabajo inicial de los precandidatos en busca de la
coordinación de los Comités de la Cuarta Transformación, marcha, hasta ahora,
sin mayores problemas. Cuatro están haciendo importantes contactos con el
pueblo y dos andan coqueteando con la derecha y con el Santo Niño de Atocha. Desde
luego, ambos son libres de entrar en contacto con estas “fuerzas” terrenales y
celestiales, cada quien sus relaciones y sus creencias. Pero deben saber que la
continuación del cambio y la profundización de este, no se van a lograr con
quienes, de manera sobrada, se han manifestado en contra de nuestro proyecto de
transformación ni con los milagros que se les atribuyen a los santos
Aparte de que el pueblo está tomando nota de estos deslices,
uno de ellos anticonstitucional, los dos precandidatos no acaban de entender
que los cambios que buscamos están en la fuerza y participación del pueblo,
especialmente de aquel que, por centurias, ha sido excluido, humillado y explotado
por las dos “fuerzas” que estos dos precandidatos andan cachondeando
Dicen los que “saben” que los seis traen en su haber
estrategias propias, importantes, con la esperanza de ganar la contienda, y
está bien. ¡Se entiende! Pero hay entre los seis, diferencias sustanciales en
la forma y en el fondo para acercarse al pueblo y convencerlo de que sus
maneras de matar las pulgas, son las que, según ellos, los llevará al punto de
convertir a un@, primero en coordinad@r de los Comités de la 4t y potencialmente
en el candidato del movimiento a la presidencia de la República. Solo que, para
alcanzar ese objetivo, sería conveniente que rebasaran cuanto antes, por lo
menos, cinco asuntos importantes de la cosa pública: no creer que es con
sectores de la derecha, harto conocidos como corruptos y golpistas, los
milagros religiosos, las divisiones internas, la banalización de la política y el
oportunismo adelantado, porque con estos, no vamos a lograr lo que el pueblo
está manifestando como una exigencia por demás evidente
El recorrido de los SEIS por el país, está mostrando
actitudes de los precandidatos y expresiones de la gente sobre los cuales quiero
hacer algunos comentarios. La utilización de las estructuras partidistas y apoyos
de funcionarios públicos siguen presentes, por más discretos que se quieran
hacer aparecer. Lo notable, también, es la creciente y entusiasta participación
de un pueblo despierto y exigente, para acabar con las decisiones cupulares y
hacer de su participación libre y consciente, el mayor ejercicio de su rebeldía
y de su poder libertario
Y aunque está prohibido hablar de propuestas de campaña, es
sintomático que ante los auditorios de cada quien, solo uno o dos cuando mucho,
hablen de continuar el combate contra la corrupción, contra la violencia, el
reforzamiento de lo andado, el oportunismo de derecha y de izquierda, los
acomodos, la insolencia y el golpeteo de los equipos de asesores que lanzan
intrigas y descalificaciones contra unos y otros candidatos
El riesgo de perder las elecciones programadas para el 24 no
proviene tanto de la oposición, debido a que no tiene ni figuras ni propuestas
relevantes para competir con la coalición “Juntos hacemos historia” El peligro
de que se pierda el PLAN C, del que habla el presidente, está dentro de las
filas de esta coalición si no entiende el papel y el significado de lo que
significa el respeto entre los precandidatos, la UNIDAD de los partidos, la
participación y la unidad del movimiento, los cuales, están empujando la
transformación, la democracia, la justicia y la libertad. Todos, están y
estamos obligados a cuidar nuestros pasos, desde hoy hasta el último minuto cuando
se emita el dictamen sobre el triunfo del pueblo en las elecciones del 2024
Lo que se ve hoy es que se acabaron los tiempos de cuando el
pueblo sólo callaba y obedecía las indicaciones de las VANGUARDIAS, de las
cúpulas, de los iluminados. Hoy son los tiempos del pueblo, de sus proyectos,
de su participación organizada y de sus decisiones. Finalmente, nuestra gente
entendió que cuando las vanguardias se hacen del poder, las acciones
revolucionarias y los pensamientos democráticos y libertarios, se empiezan a desvanecer.
Se empieza a relegar, a excluir a la gente, porque su visión acomodaticia, ha
utilizado al pueblo participante como un estandarte y un medio para que los
líderes y las cúpulas se sientan los dueños del poder. Sólo que, para ventura
de la mayoría de los mexicanos, esos tiempos ya se acabaron. ¡Ahora, la
historia la construye el pueblo todo el tiempo, en todos lados, pero desde
abajo!
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