sábado, 7 de septiembre de 2024

 

A Morena hay que devolverle el cuerpo, el alma y el corazón

Por JESÚS SOSA CASTRO

Muchos militantes de Morena, entre ellos yo, hemos dicho que este partido ha crecido de manera exponencial. ¡Esta versión vale solo porque el 80% de los ciudadanos ha expresado su aprobación a las políticas del presidente. Pero si hablamos de nuestra organización y de cómo se expresan su fuerza, su acción y el debate en los momentos complejos que estamos viviendo, entonces hay bastantes cosas por decir. El apoyo que hay hacia AMLO no es necesariamente por el trabajo del partido, pues a éste se le ha quebrado su estructura organizativa, el impulso a la participación y ha pasado por alto su tarea de atender al creciente movimiento popular

El inicial proceso de su construcción contemplaba una estructura interna por centro de trabajo, por manzana, por colonia, por barrio, por región, por Estado y a nivel nacional. Cuando esto se dio, el apoyo y el entusiasmo de la militancia fueron la base de su crecimiento, había participación real en el debate político y en el cumplimiento de las tareas partidistas. Fueron estas asambleas las instancias en las que se eligieron democráticamente a los consejeros, había vida orgánica y acciones políticas que defendían un proyecto distinto de partido y de nación

Cuando esto fue desmantelado por los órganos de dirección para imponer a delegados y estructuras paralelas, la vida partidista empezó a desaparecer y fueron los grupos, las tribus, los chipocludos, ligados al poder central del partido, los que tomaron en sus manos las decisiones políticas y organizativas de Morena, lo cual, quiérase o no reconocer, fue lo que acabó con el entusiasmo, el encanto y la decisión de construir una organización que sirviera a los intereses de los trabajadores y del país. A partir de entonces se abrió paso a la simulación. Una casta de vivales recibió la orden de construir los comités por sección electoral, los cuales tenían la encomienda de promover el voto y cuidarlo en las casillas. Se había perdido el sentido original de una estructura organizativa y política con principios, alejada de políticas coyunturales que al final lo llevó a hacer del trabajo electoral el único modus operandi

Hoy el partido está medio lleno de vivales y medio vacío de auténticos militantes. ¿Realmente estamos creciendo como partido o lo que han crecido son las políticas públicas del presidente? Yo sostengo que algo de esto es lo que está ocurriendo. Basta observar lo que pasa en el cuerpo, el alma y el corazón del partido para darse cuenta de que éste aún no está a la altura de los requerimientos políticos que estamos viviendo. Hoy las aguas se están enturbiando. La derecha nacional e internacional está haciendo todo para echar abajo la reforma al poder judicial y el partido sigue mirándose el ombligo. Necesitamos recuperar la participación organizada de la militancia, volver a las estructuras democráticas, impulsar el debate interno sobre los problemas del país, y convertirnos, seriamente, en el partido que necesita el pueblo de México

 

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