¿Candil
de la calle y oscuridad de la casa?
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El 22 de septiembre se realizará el VII Congreso
Extraordinario del Movimiento Regeneración Nacional, Morena. Sin duda es un
acontecimiento de gran importancia. En
su realización, puede estar la fuerza de su futuro o el inicio de su decadencia.
En el imaginario colectivo nos hemos conducido con la idea de que el cambio que
está viviendo el país, es en gran medida resultado de su trabajo, de su
organización, de sus iniciativas ideológicas y políticas. Pero esto, solo
parcialmente fue cierto. El timón del barco y de su conducción, estaban en
manos del presidente. La militancia sólo le daba mantenimiento
Hoy, a muchos nos entusiasma la posibilidad de que las cosas cambien.
Queremos que sus filas, su programa, su acción y su ideología estén en manos de
una nueva generación de políticos alejados de los viejos vicios, de los
privilegios y de la corrupción. Que los dirigentes respondan a los nuevos
tiempos que estamos viviendo, que estén capacitados para enfrentar las
complejidades de la política actual, que estén preparados para derrotar
ideológicamente a una derecha enfermiza e irresponsablemente enloquecida por
sus fracasos. Este es un deseo y un privilegio que nos merecemos los millones
de mexicanos que hemos dado todo para transformar un poco las condiciones de
vida y de trabajo de nuestro pueblo
Sin embargo, la convocatoria a este evento tan importante
para los militantes de Morena no arroja buenos augurios. Desde que las cúpulas
acabaron con la elección democrática de consejeros por colonia, barrio, o
Distrito electoral, se acabó con el encanto de la gente, de los militantes. Se terminó
con la democracia, con el debate, con el trabajo colectivo y con la concientización
que empezaba a convertirse en el instrumento que daba fortaleza política e
ideológica a todas nuestras acciones
Ahora pareciera que está en entredicho la Esperanza de México.
Lo publicado en la convocatoria da la idea de que queremos ser candil de la
calle y oscuridad de la casa. Nos desgañitamos hablando de democracia
participativa, de inclusiones y de acabar con las políticas cupulares en el
gobierno, mientras en Morena se perciben barruntos de seguir imponiendo desde
arriba decisiones que no le hacen bien ni al partido ni a la democracia. Mal
andan las cosas si permitimos que otra vez, se nos quiera convertir solo en una
fuerza de tarea mientras las cúpulas siguen alimentando su ego y sus intereses
a costa de la democracia y participación a la que tenemos derecho la militancia
Vemos que al Congreso van delegados que nadie sabe de ellos. Queremos,
por lo menos, hacer lo que el gobierno está haciendo con las reformas
constitucionales, recuperar el sentido original de nuestro proyecto democrático
con la participación y el debate de todos los militantes. Sin eso, sólo seguiríamos
siendo candil de la calle y oscuridad de la casa
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