Ni el Poder
Judicial ni el miedo nos impedirán alcanzar nuestra grandeza
Por JESÚS
SOSA CASTRO
A pesar de que los imperialistas nos están aturdiendo con sus
amenazas y sus guerras, a pesar de que los niños, jóvenes y adultos palestinos están
siendo masacrados por los sionistas de Israel; a pesar de Bayden y sus órdenes
para bombardear a Rusia al través de Ucrania; a pesar de las amenazas de Trump
de expulsar de su país a los miles o millones de migrantes indocumentados
mexicanos y de otros países; a pesar de que el mundo puede ser víctima de la
locura de los dueños del poder económico y militar para que se produzca la 3ª
guerra mundial; la mayoría de los intelectuales, escritores y políticos de
México y de otros países, se entretienen hablando y escribiendo sobre
banalidades, por espacios de poder y a favor de la maniaca idea de ir en pos
del dinero, el pueblo de México y su gobierno disponen sus argumentos ante el
mundo de que hoy no son tiempos de guerra sino de paz y de vida
¡Y no es para menos! México comienza a ser la insignia de
otros valores éticos, morales y políticos. Por pueblos ciudades y Estados se
perciben y se oyen expresiones y cantos donde la felicidad empieza a ser la
floración de nuevos sentimientos en los que el odio, la frustración y la
amargura están cediendo el paso a nuevas formas de convivencia y de felicidad. La
sensibilidad nueva que expresa el rebelde e irredento pueblo de México se
contiene en el anónimo poema que hoy lo meto en mis propios sentimientos. Lo
hago porque mi pueblo y mi gente, los llevo pegados en mi alma y en mi corazón.
Las palabras de este poema son las que yo hubiera querido expresarle, pero
quien lo hizo, recogió mi pobreza poética, y talvez, lo que no nunca hubiera
podido expresar como como siempre quise hacerlo y no pude lograrlo
“Hoy jugaba a las palabras, a los sueños, al recuerdo.
Miraba pasar el tiempo, tus pasos, tu cuerpo. Te miraban mis
ojos, me miraban los tuyos.
Muchas hojas cayeron, blancas nubes llovieron. Y al pasar de
la vida, nuestros brazos se abrieron,
Nuestros ojos se vieron, nuestros sueños volvieron. Y hoy,
cuando el frío ya se viene,
Ya tus pasos se oyeron.
Si tus ojos vivieron, si los míos te entendieron y nuestros
brazos se abrieron
¿Qué me importa ya irme, si las brumas se hundieron? ¿Si mis
ojos te vieron y mis miedos huyeron?”
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