martes, 19 de noviembre de 2024

 

Ni el Poder Judicial ni el miedo nos impedirán alcanzar nuestra grandeza

Por JESÚS SOSA CASTRO

A pesar de que los imperialistas nos están aturdiendo con sus amenazas y sus guerras, a pesar de que los niños, jóvenes y adultos palestinos están siendo masacrados por los sionistas de Israel; a pesar de Bayden y sus órdenes para bombardear a Rusia al través de Ucrania; a pesar de las amenazas de Trump de expulsar de su país a los miles o millones de migrantes indocumentados mexicanos y de otros países; a pesar de que el mundo puede ser víctima de la locura de los dueños del poder económico y militar para que se produzca la 3ª guerra mundial; la mayoría de los intelectuales, escritores y políticos de México y de otros países, se entretienen hablando y escribiendo sobre banalidades, por espacios de poder y a favor de la maniaca idea de ir en pos del dinero, el pueblo de México y su gobierno disponen sus argumentos ante el mundo de que hoy no son tiempos de guerra sino de paz y de vida

¡Y no es para menos! México comienza a ser la insignia de otros valores éticos, morales y políticos. Por pueblos ciudades y Estados se perciben y se oyen expresiones y cantos donde la felicidad empieza a ser la floración de nuevos sentimientos en los que el odio, la frustración y la amargura están cediendo el paso a nuevas formas de convivencia y de felicidad. La sensibilidad nueva que expresa el rebelde e irredento pueblo de México se contiene en el anónimo poema que hoy lo meto en mis propios sentimientos. Lo hago porque mi pueblo y mi gente, los llevo pegados en mi alma y en mi corazón. Las palabras de este poema son las que yo hubiera querido expresarle, pero quien lo hizo, recogió mi pobreza poética, y talvez, lo que no nunca hubiera podido expresar como como siempre quise hacerlo y no pude lograrlo

“Hoy jugaba a las palabras, a los sueños, al recuerdo.

Miraba pasar el tiempo, tus pasos, tu cuerpo. Te miraban mis ojos, me miraban los tuyos.

Muchas hojas cayeron, blancas nubes llovieron. Y al pasar de la vida, nuestros brazos se abrieron,

Nuestros ojos se vieron, nuestros sueños volvieron. Y hoy, cuando el frío ya se viene,

Ya tus pasos se oyeron.

Si tus ojos vivieron, si los míos te entendieron y nuestros brazos se abrieron

¿Qué me importa ya irme, si las brumas se hundieron? ¿Si mis ojos te vieron y mis miedos huyeron?”

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario