La atomización del sistema de partidos. Su crisis de
representación
Por JESÚS SOSA CASTRO
Confieso que poco había leído del Doctor en
Ciencia política Octavio Rodríguez Araujo. Maestro emérito de la UNAM y uno de
los científicos sociales que han estudiado con esmerada dedicación a los
partidos y a los políticos. Esta falta me apena, pues su obra mucho me hubiera
servido para comprender mejor lo que yo he hecho desde hace más o menos cinco
décadas. En este largo período, la vida me ha enseñado mucho, pero también, la terca
realidad me ha ido obligando a repensar, a estudiar y a cambiar mi visión de las cosas
Tarde comprendí que todo este tiempo trabajé
poco para cuestionar al sistema. Me quedé en la orilla, arrastrado por una práctica
política que fortalecía a las instancias del régimen. Mi trabajo político
marchó, poco, en la ruta de confrontar al sistema y contribuir a su
derrocamiento. Me la pasé construyendo los andamios para tener un gobierno
para el pueblo, pero no un gobierno del pueblo. Apoyé a políticos
que públicamente ofrecían cambios que, obvio, no llegaron jamás. El resultado
lo tenemos a la vista. ¡Nada ha cambiado!. Los ofertantes se volvieron una
“clase política especial” una mafia que se enriqueció, se corrompió y se alejó
de quienes los llevamos al poder. Todos ellos fortalecieron al sistema. Ninguno
hizo ni hace nada para acabar con él
Desde luego que no reniego de haber
militado en casi todos los llamados partidos de izquierda. En ellos se forjó
una parte importante de lo que soy. Pero…. como dice Octavio Rodríguez Araujo:
“cuando los partidos y los políticos se van convirtiendo en comparsas del
sistema, en esa misma proporción van perdiendo la cercanía con sus bases” “La
crisis de representación de éstos, se refleja en un proceso creciente de
atomización y de pérdida de credibilidad.” (*)
Este desencanto me ha llevado a cuestionar
mi propio trabajo. ¿A quién le estoy sirviendo? ¿Hay voluntad real de cambiar
las cosas en este país? Lo que abracé con profunda convicción comienza a perderse
en un mundo de contradicciones. El proyecto político y programático por los que
sumé mi esfuerzo y mi trabajo, están chocando con un comportamiento pragmático
y resbaladizo que no comparto. Quisimos, muchos, que la dirigencia oyera nuestras
opiniones para corregir las cosas que veíamos se estaban haciendo mal. ¡Nunca
se nos oyó! En mi caso sólo hubo amenazas y exclusión
No me voy a salir de este partido. En su
alma, he dejado una parte muy importante de mi trabajo y no lo voy abandonar.
Es mi partido, hasta ahora. Rechazo sí, lo que me parece son sus errores
principales: No tiene una dirección que le interesen las opiniones de la base,
se ha alejado de ella de manera irresponsable. Ha impuesto a personas y
estructuras que no responden al interés del partido y de la militancia, sino de
su burocracia. La mayoría de estos “personajes” hacen mal uso de su autoridad y
de su trabajo. Son ignorantes y autoritarios. En cambio, arropan y promueven a
los incondicionales. Lo más grave son los deslices hacia la derecha. Se está
diluyendo el proyecto político que ponía en el centro la transformación verdadera
del país. Anticipadamente se ofrece una amnistía a los que han agraviado por
décadas al pueblo trabajador. Cuando las mafias están entregando o se han
adueñado de nuestras riquezas naturales, cuando han violentado los derechos
laborales de los trabajadores y cuando han construido una franja de sesenta
millones de pobres. Los crímenes y desapariciones de lesa humanidad se han
convertido en lo absurdamente cotidiano. ¿Cómo plantear, entonces, que se va amnistiar
a estos gandayas, corruptos y traidores a México?
No es casual que millones de mexicanos estemos
gritando que se vaya Peña Nieto y todo su mal gobierno. Ya no queremos que nos utilicen para fortalecer su
poder. Millones vamos por un cambio de
verdad. El pueblo tiene derecho y la obligación de auto determinarse y poner en
juego su propia fuerza para cambiar lo que ahora lo está llevando al caos y a
la pobreza
Por eso miles de mexicanos y yo no
compartimos el planteamiento de impedir que caiga Peña Nieto. ¿ No es esta la
demanda principal que se grita en todas las plazas públicas, en reuniones
privadas y en la calle? ¿Acaso no están
a la vista los fracasos de todas las reformas estructurales que prometieron
felicidad, bienestar y paz a los mexicanos? ¿Qué elementos pueden arguírse para
cambiar la consigna de que se vaya el señor más corrupto e inepto que padece el
país? ¿Cuál es la alternativa que se
propone , más allá de la electoral, para lograr el poder y retenerlo?
No son poca cosa estos hechos que llevan a una
enorme frustración. Los militantes de Rumbo Proletario estamos buscando los
instrumentos teóricos, organizacionales y políticos que nos permitan construir una
vida cien por ciento humana. Lo que aprendí en la calle defendiendo causas y
demandas populares no me llevaron a ningún cambio. La mayoría de los mexicanos
seguimos viviendo peor a pesar de todo cuanto se ha dicho que iba a suceder. Hay
que volver al estudio de los clásicos, de la lucha revolucionaria. Todos los
que se empeñan en ir desbrozando el camino que conduzca a la liberación de
nuestro pueblo, encontrarán en los rumberos el trabajo, el apoyo y la decisión
de derrocar al sistema capitalista y abrir paso a una vida auténticamente
humana. ¡Este es nuestro compromiso!
(*) Democracia, participación y partidos,
de Octavio Rodríguez Araujo. Editorial Orfila, 2016
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