No se puede ser un revolucionario si antes no se llena
de conocimiento
Por JESÚS SOSA CASTRO
En Guanajuato Capital está prendiéndose una
luz que va a ser difícil que alguien la apague. Decenas de líderes sociales y
militantes de partido están construyendo una experiencia que da sustentabilidad
política e ideológica a su trabajo. Se cansaron de ser obedientes seguidores de
consignas y decisiones impuestas. Su fuerza y su trabajo está combatiendo estos
liderazgos porque son autoritarios y ajenos a la militancia. Había que empezar
a rebasar esas deformaciones y los compañeros de Guanajuato han sumado su
decisión a la de miles de compatriotas que en el país andan buscando aquellos elementos que los armen de
ideas y de políticas para elevar el nivel de su quehacer revolucionario. La
discusión colectiva apoyada en la ciencia marxista los está sacando de esa corrosión
que mina el entusiasmo y la esperanza por un cambio profundo en la vida del
país
En las filas de las resistencias sociales ha empezado a darse una rebelión contra las viejas formas
de hacer política. Las decisiones cupulares están siendo cuestionadas por los
actores principales de las luchas y de los cambios. Poco a poco la gente que
está en la pelea, se está dando cuenta que no es suficiente repartir volantes o
andar haciendo acciones que no dejan organización, ni contenidos, ni políticas que den fuerza y conducción
a esos sectores combatientes. Los que dirigen esas resistencias no han
entendido o no quieren entender que los sentimientos y las frustraciones de la
gente vienen de muchos años atrás. Que las revoluciones y los cambios que le
prometieron al pueblo en distintos momentos de la historia nacional, terminaron
llevando al poder a una bola de corruptos y de gandules, mientras los que
aportaron sangre y sacrificio, siguieron y siguen en la exclusión y en el
abandono
La justificada desconfianza de los
combatientes que expresan su inconformidad contra las promesas demagógicas, el
engaño y la antidemocracia, es apenas la respiración anhelosa de un sistema
social, podrido por dentro y por fuera, cuya
solución no está en apalancar ni a los viejos partidos ni al Estado, para que
sigan dañando a la nación, sino en la creación de las condiciones para
derrocarlo y enterrarlo para abrirle paso a una vida auténticamente humana. ¡Esto
es lo que está en el fondo de las protestas e inconformidades de la gente! Ya
no quiere ser el sostén de esté régimen corrupto y en descomposición. Su lucha
la quiere poner en consonancia con la nobleza y la certidumbre de que su
trabajo político y sus acciones, van a servir para cambiar el actual estado de cosas
y no para hacer convalecer a un régimen autoritario, corrupto y moribundo
Esta determinación de los luchadores de
Guanajuato, de Baja California, de la Ciudad de México, de Michoacán, de Oaxaca
o de cualquier otro Estado del país, no responde a la busca de puestos o de
recursos materiales para hacer su trabajo. Buscan la transformación nacional que
por muchos años ha estado presente en los sueños de la gente. Lo que se quiere
y lo que se necesita, es poner en juego las decisiones colectivas, la discusión
y el trabajo de los verdaderos constructores del cambio por venir. La miopía
con la que se conducen los dirigentes de papel, lo único que han logrado es desalentar
los proyectos políticos democráticos y llenar de agravios a los luchadores
sociales que de manera esforzada y sin recursos, han trabajado poniendo por
delante los intereses de la población
Pero todo lo que se hace al margen y en
contra de la militancia o de los pueblos, termina por convertirse en una
estatua de sal. En el encuentro de los activistas y líderes de pueblos y
municipios, la pregunta de si no sería mejor salirse de las resistencias
político-electorales, se topó con una sólida argumentación en contra,
desarrollada por el Dr. Armando Martínez Verdugo, dirigente del Centro de
Reflexión en la Acción, Rumbo Proletario. ¡El hizo varias preguntas! ¿Se gana
algo abandonando las trincheras de lucha porque nos excluyen de manera
permanente? ¿Acaso no se ha reflexionado que la exclusión y el mal trato es
porque ustedes no son parte del coro que forman aquellos que carecen de
liderazgo real? ¿No se han dado cuenta que ustedes representan el proyecto de
una transformación revolucionaria que quiere el cambio del sistema y no solo
revitalizarlo dejando intactas sus estructuras de poder? Ustedes y todos los
que trabajan por la transformación de la sociedad tienen de su lado a la gente,
motor de las luchas revolucionarias y de las grandes transformaciones ¿Es poco
lo que está enfrente de ustedes?
El orgullo y la convicción de todos
aquellos que no tienen nada que esconder, que trabajan con el pueblo y que en
cualquier circunstancia se aprontan para darle la cara, es una cualidad que
solo tienen los revolucionarios. Este atributo es la esencia y lo mejor de los
sentimientos de todos los que sirven al país y no a los eternos suspirantes por
el poder. En cambio, hay otros que como el mito de Sísifo, para lograr lo que
quieren están condenados a empujar la misma piedra y llevarla a la cima de la
montaña, sólo para volver a caer y volverla a empujar de manera perpetua.
Nosotros, no queremos padecer las mismas penas de ese infierno. ¡Ya superamos
esas bufaladas!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario