miércoles, 14 de diciembre de 2016

La otra vieja debilidad de la izquierda

Por JESÚS SOSA CASTRO

A medida que los tiempos pasan y las cosas se complican en el país, las debilidades de la izquierda saltan por todas partes como si fuera una epidemia.  No sólo es su incultura y su consiguiente falta de proyecto programático que la ha llevado a un grave estado marginal, es su recurrente dogmatismo y su incapacidad para comunicar sus ideas y sus propuestas a su militancia y a la sociedad.  Es verdad que estos desafíos no son fáciles ni pequeños. Estamos copados por el poder omnímodo de los medios de comunicación, hijos putativos del poder burgués y viceversa. Son las lapas que se alimentan del engaño y de la manipulación informativa para impedir que la gente abra los ojos y reaccione ante el atropello permanente de sus derechos
Es verdad que muchos revolucionarios han hecho grandes esfuerzos para salirle al paso a esta situación. En los espacios públicos que son el escenario natural para expresar la inconformidad con lo que está pasando en México y en nuestras filas, se han dejado testimonio de las muchas carencias organizativas, comunicacionales y políticas que se vienen arrastrando. Han repartido en distintos momentos miles de volantes y textos que no dejan nada en el corazón y en las mentes de quienes en la calle, solo les han importado sus problemas sectoriales sin darse cuenta que muchos de éstos, sólo podrán resolverse con el derrocamiento de la burguesía y la construcción de una vida auténticamente humana
¿Quiere decir que ya no hay mayor cosa que hacer y que las tareas de la propaganda y la comunicación han dejado de ser importantes para los sujetos revolucionarios que se quiere sean los que pueden convertirse en la expresión de sus propuestas  y proyectos? “Qué acaso no es importante explicar las causas de la profunda polarización social que se expresa en la pobreza que vive nuestro pueblo y en el infamante enriquecimiento de unos cuantos millonarios y billonarios? ¿No vale la pena explicarle a la gente que la patria y el patrimonio nacional han sido hipotecados por el capital financiero transnacional? ¿Que vivimos una política represiva de lesa humanidad y que se nos ha impuesto una cultura de idiotización que pretende anular la capacidad reflexiva y crítica del pueblo y convertirlo en un ente conformista y cobarde”(*) ¡No, esto no lo podemos permitir! Lo que hay que hacer es poner el trabajo de nuestra fuerza revolucionaria en condiciones de que la gente nos vea construyendo un país al lado de las resistencias en lucha, que nuestro trabajo de propaganda y comunicación, estén justo en el lugar en el que ahora se está dando la principal batalla de las ideas y de los posicionamientos políticos
Si no entramos a esos medios masivos, hasta ahora sin acotamientos o censuras por parte del poder, la izquierda revolucionaria no estará en condiciones de disputarle a la burguesía la información y un realineamiento de la conciencia popular para convertirlas en demandantes de sus derechos políticos y sociales. Nunca como ahora se requiere una enorme sensibilidad y un conocimiento profundos sobre los problemas nacionales.  Al margen de quienes se quedan solo en las demandas sectoriales y en el activismo electoral, hay que formar a la gente para que  luche por los cambios profundos que requiere el país
¿Qué hay que hacer, entonces, para superar estas debilidades históricas de la izquierda revolucionaria? Si tenemos la conciencia de que hay que estar organizados y que nuestro objetivo es derrocar al poder burgués, que la confrontación de las ideas  es la parte vital del trabajo inmediato, que la formación política es nuestra arma fundamental frente a la cultura de apendejamiento que nos ha impuesto la burguesía en el poder, entonces, hay que prepararnos para responder a ese objetivo. Las redes sociales si se saben utilizar son un gran instrumento de comunicación y de información. Lo que pasa es que no hemos sido capaces de sembrar y desarrollar ideas. La inmensa mayoría muestra una enorme pobreza intelectual y una desinformación política que dan pena ajena
Muchos decimos ME GUSTA a un crimen cometido por los mafiosos o el gobierno que a una fotografía de alguien o de algo que no nos dicen nada. Pocos son los que aportan posicionamientos políticos sobre los problemas del país o sobre algo relacionado con  tópicos importantes que han ocurrido dentro y /o fuera de  las esferas de la política, la sociedad o la cultura. En las reuniones con la fuerza electoral más activa que hay en el país, da tristeza ver la orfandad intelectual de la mayoría de los activistas electorales o responsables seccionales. Los periódicos o gacetas que se publican con recursos de  nuestros impuestos, lo único que hay que aplaudir es que están impresos a colores. La mayoría de los diputados y asambleístas que esperábamos dieran la sorpresa a favor de una relevante defensa de los intereses del pueblo, simplemente ni huelen ni hieden
¿A qué se debe todo esto? No es por que no haya espacios donde se pueda denunciar y proponer. Las redes sociales son un buen instrumento para hacer cualquier planteamiento político. Lo que pasa es que no se quiere correr el riesgo de decir algo que no esté bendecido por el jefe. Pesa demasiado la autoridad y el pensamiento único. Esta es una razón real, pero la peor, es que no se tiene nada qué decir porque se carece de formación y de cultura políticas. Esto es lo que pasa y lo que tiene cautiva y amordazada a la izquierda y a toda la sociedad. ¡Lamentable la cosa, ya hay que cambiarla!

(*) Material de discusión para el VI Congreso Nacional de RP escrito por AMV
Si el cuerpo aguanta, nos volveremos a encontrar el 18 de enero del 2017. A mis lectores, un abrazo 2017


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