La otra vieja debilidad de la izquierda
Por JESÚS SOSA CASTRO
A medida que los tiempos pasan y las cosas se
complican en el país, las debilidades de la izquierda saltan por todas partes
como si fuera una epidemia. No sólo es su
incultura y su consiguiente falta de proyecto programático que la ha llevado a
un grave estado marginal, es su recurrente dogmatismo y su incapacidad para
comunicar sus ideas y sus propuestas a su militancia y a la sociedad. Es verdad que estos desafíos no son fáciles ni
pequeños. Estamos copados por el poder omnímodo de los medios de comunicación, hijos
putativos del poder burgués y viceversa. Son las lapas que se alimentan del
engaño y de la manipulación informativa para impedir que la gente abra los ojos
y reaccione ante el atropello permanente de sus derechos
Es verdad que muchos revolucionarios han
hecho grandes esfuerzos para salirle al paso a esta situación. En los espacios
públicos que son el escenario natural para expresar la inconformidad con lo que
está pasando en México y en nuestras filas, se han dejado testimonio de las muchas
carencias organizativas, comunicacionales y políticas que se vienen arrastrando.
Han repartido en distintos momentos miles de volantes y textos que no dejan
nada en el corazón y en las mentes de quienes en la calle, solo les han importado
sus problemas sectoriales sin darse cuenta que muchos de éstos, sólo podrán resolverse
con el derrocamiento de la burguesía y la construcción de una vida
auténticamente humana
¿Quiere decir que ya no hay mayor cosa que hacer
y que las tareas de la propaganda y la comunicación han dejado de ser
importantes para los sujetos revolucionarios que se quiere sean los que pueden
convertirse en la expresión de sus propuestas
y proyectos? “Qué acaso no es importante explicar las causas de la profunda
polarización social que se expresa en la pobreza que vive nuestro pueblo y en el
infamante enriquecimiento de unos cuantos millonarios y billonarios? ¿No vale
la pena explicarle a la gente que la patria y el patrimonio nacional han sido
hipotecados por el capital financiero transnacional? ¿Que vivimos una política
represiva de lesa humanidad y que se nos ha impuesto una cultura de idiotización
que pretende anular la capacidad reflexiva y crítica del pueblo y convertirlo
en un ente conformista y cobarde”(*) ¡No, esto no lo podemos permitir! Lo que hay
que hacer es poner el trabajo de nuestra fuerza revolucionaria en condiciones
de que la gente nos vea construyendo un país al lado de las resistencias en
lucha, que nuestro trabajo de propaganda y comunicación, estén justo en el
lugar en el que ahora se está dando la principal batalla de las ideas y de los
posicionamientos políticos
Si no entramos a esos medios masivos, hasta
ahora sin acotamientos o censuras por parte del poder, la izquierda
revolucionaria no estará en condiciones de disputarle a la burguesía la
información y un realineamiento de la conciencia popular para convertirlas en
demandantes de sus derechos políticos y sociales. Nunca como ahora se requiere
una enorme sensibilidad y un conocimiento profundos sobre los problemas
nacionales. Al margen de quienes se
quedan solo en las demandas sectoriales y en el activismo electoral, hay que
formar a la gente para que luche por los
cambios profundos que requiere el país
¿Qué hay que hacer, entonces, para superar
estas debilidades históricas de la izquierda revolucionaria? Si tenemos la conciencia
de que hay que estar organizados y que nuestro objetivo es derrocar al poder
burgués, que la confrontación de las ideas
es la parte vital del trabajo inmediato, que la formación política es nuestra
arma fundamental frente a la cultura de apendejamiento que nos ha impuesto la
burguesía en el poder, entonces, hay que prepararnos para responder a ese
objetivo. Las redes sociales si se saben utilizar son un gran instrumento de
comunicación y de información. Lo que pasa es que no hemos sido capaces de
sembrar y desarrollar ideas. La inmensa mayoría muestra una enorme pobreza intelectual
y una desinformación política que dan pena ajena
Muchos decimos ME GUSTA a un crimen
cometido por los mafiosos o el gobierno que a una fotografía de alguien o de
algo que no nos dicen nada. Pocos son los que aportan posicionamientos
políticos sobre los problemas del país o sobre algo relacionado con tópicos importantes que han ocurrido dentro y
/o fuera de las esferas de la política,
la sociedad o la cultura. En las reuniones con la fuerza electoral más activa
que hay en el país, da tristeza ver la orfandad intelectual de la mayoría de
los activistas electorales o responsables seccionales. Los periódicos o gacetas
que se publican con recursos de nuestros
impuestos, lo único que hay que aplaudir es que están impresos a colores. La
mayoría de los diputados y asambleístas que esperábamos dieran la sorpresa a
favor de una relevante defensa de los intereses del pueblo, simplemente ni
huelen ni hieden
¿A qué se debe todo esto? No es por que no
haya espacios donde se pueda denunciar y proponer. Las redes sociales son un
buen instrumento para hacer cualquier planteamiento político. Lo que pasa es
que no se quiere correr el riesgo de decir algo que no esté bendecido por el
jefe. Pesa demasiado la autoridad y el pensamiento único. Esta es una razón
real, pero la peor, es que no se tiene nada qué decir porque se carece de
formación y de cultura políticas. Esto es lo que pasa y lo que tiene cautiva y
amordazada a la izquierda y a toda la sociedad. ¡Lamentable la cosa, ya hay que
cambiarla!
(*) Material de discusión para el VI
Congreso Nacional de RP escrito por AMV
Si el cuerpo aguanta, nos volveremos a encontrar
el 18 de enero del 2017. A mis lectores, un abrazo 2017
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