Los cambios no vendrán de arriba. La
estrategia, equivocada
Por JESÚS SOSA CASTRO
Como nunca antes el
escenario de la cosa pública se encuentra exacerbado. El gobierno hundido en el
descrédito, el país, en el hoyo. Los líderes de los partidos, están tomando
posiciones y aceitando sus maquinarias para la contienda electoral del 2018, la
cual pinta muy complicada. La mayoría de estos actores sólo se preocupan por el
acomodo de sus intereses y en buscar aliados que les garanticen seguir disfrutando
de las mieles del poder. Para los líderes de los partidos mantenerse en el
entorno institucional es su objetivo fundamental. Piensan que los graves
problemas económico-sociales que vive el país, se pueden resolver sumando a
vivales a diestra y siniestra. Lamentablemente, ninguno desarrolla una
alternativa en la que se contenga una imaginación transformadora que acabe con
la fortaleza ideológica, política y organizativa de la burguesía
Lo que pasó en las
elecciones del 4 de junio, no ha sido analizado por la principal fuerza
opositora. Ha pasado un mes y medio y no hay alguna evidencia que explique lo
que pasó en el Estado de México. Hay un silencio total de parte de la
dirigencia. Son sectores de la sociedad civil los que siguen exigiendo que se
rindan cuentas claras de cómo el Estado operó el fraude electoral. Atribuir los
resultados a las mañas, recursos y cultura priistas, es querer ocultar las
debilidades que tuvo la resistencia político-electoral que dio la batalla
principal. Y aunque no estaba planteado el derrocamiento de la burguesía, la
conducción política de este proceso no supo o no quiso ver que no se había
creado la viabilidad de derrotar al régimen por medio de las elecciones. Antes,
era necesario construir una fuerza y una conducción revolucionarias
Por otra parte, la
reunión del Consejo Nacional de Morena extrañamente no dijo nada sobre el
fraude que le hicieron a Delfina Gómez en el Estado de México. ¿Cómo puede un
partido hacer el trazo de su carta de ruta para el 2018 cuando no ha dicho cuál
va a ser su respuesta final sobre este caso inexplicadamente callado? ¿Cómo
hablar de que la elección de sus candidatos a puestos de representación popular
será por “consenso” cuando es evidente la inexistencia orgánica del partido y
sin haber examinado autocríticamente las causas de una derrota que se está
asumiendo en la práctica, sin esperar los resultados de las denuncias hechas
ante los tribunales electorales?
Las condiciones
políticas del México de hoy se basan en una correlación de fuerzas
desfavorables a los intereses del pueblo. Para superar esta situación se
requiere de una fuerza proletaria popular capaz de infringir una derrota
verdadera, radical e irreversible al régimen político dominante. Si no se toman
en cuenta estas necesidades estratégicas y políticas, es repetir las mismas
derrotas electorales que ya ha sufrido la izquierda electoral. Por eso lo
fundamental no es “volcar al partido” a cuidar las casillas. Lo verdaderamente importante hoy, es construir
una correlación de fuerzas que le den sustentabilidad a la movilización
popular, conectarse de otra manera con las demás resistencias de izquierda y
tomar en cuenta la potencial participación de la militancia de Morena
Hay que recoger la
experiencia política que han proporcionado los procesos electorales de 1988 a
junio del 2017. La mayoría de las
dirigencias de los partidos no están ocupadas en resolver los graves problemas
nacionales. Quieren llegar a la presidencia de la República y a los distintos
niveles del poder porque ya se acostumbraron a vivir de nuestros impuestos.
¡Pero andan mal! En aras de resolver sus ambiciones personales, han dejado de
lado el trabajo, la organización y la cercanía con los distintos niveles de
participación partidista. La base de los
partidos sólo sirve para hacer el trabajo. No se pueden resolver los problemas
por consenso, cuando no existe la más mínima participación de la misma.
Orgánicamente no existe partido. Todo se concentra y se resuelve en las estructuras
de poder que para el efecto, han construido los órganos de dirección
Los pasos hasta ahora
acordados, están orientados para desmotivar a los militantes y dejar que como
siempre, sean los jefes los que palomeen y decidan lo que a su juicio conviene
a la política. Por esta razón, los que queremos un cambio de verdad en el país
y comprendemos la necesidad de volver a
los principios del partido, vamos a continuar dando la pelea para construir una
fuerza organizada y ganar espacios donde sea posible, con la conciencia plena
de que sólo construyendo esa fuerza de masas y una conducción revolucionaria,
estaremos en condiciones de derrocar al régimen burgués. Convocaremos a todas
las resistencias de la izquierda anticapitalista para saldar cuentas con la
democracia fraudulenta que nos repiten en cada proceso electoral.
Nuestra tarea no está
en estar arrimado personas y grupos que trastocan los principios y los ideales
con los que muchos construimos el partido. Habemos miles, tal vez millones, que
no queremos puestos para administrar el capital y los asuntos públicos. Hacer
ese trabajo en esta estructura de poder no es parte de nuestra estrategia
política. Si se observa con cuidado lo que pasa en los partidos, todos los que
forman parte de sus elites partidistas, son los viejos lobos de mar que ya
están pre designados candidatos a los puestos de representación popular. Los revolucionarios
no vamos a trabajar para mantener a los oportunistas y a los chapulines, vamos
a organizar a los revolucionarios para aprovechar el desgaste y la crisis del
régimen para avanzar en la construcción de una fuerza de masas que por allí
anda pero que nadie la quiere ver. Con ella construiremos la ruta que le hace
falta a la izquierda de nuestro país. ¡Que no quepa duda!
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