Entre el poder del huachicol y el
poder del Estado
Por JESÚS SOSA CASTRO
En las últimas semanas
se ha venido librando una fuete batalla entre el poder del huachicol y el poder
del Estado. Pemex es el centro del huracán que conmueve y alerta a una sociedad
cada vez más metida en el conocimiento y manejo de los intereses de la nación. Pronto
veremos cómo están las cosas en las Secretarías que dejaron los priistas, en la
CFE, en CAPUFE, en la SCJN, en el INE y demás organismos autónomos. ¿Por hoy la
pregunta recurrente es: ¿por qué es en PEMEX donde explota la situación que
ocupa a la inmensa mayoría de la sociedad? La razón principal de este problema está
en que en el seno de esta empresa se engendró un monstruo que le ha venido
carcomiendo las entrañas desde hace cinco sexenios sin que ninguno de los
presidentes hiciese nada para impedir que el pus se convirtiera en la forma de gobernar
de los del PRIAN
En unas de las primeras
escaramuzas entre los ladrones de combustible y el gobierno de López Obrador,
los jefes de la mafia que se han enriquecido a lo bestia al amparo del poder,
quisieron sembrar la idea de que eran los pobres, los desarrapados, los
hambrientos como despectivamente les llaman, los que estaban succionando grandes
cantidades de hidrocarburos de manera clandestina y al margen de la ley,
quebrantando la economía nacional y empujando el riesgoso resultado de una
enorme tragedia como la que acaba de suceder en Tlahuelilpan, en el Estado de
Hidalgo
No pasó mucho tiempo
para que la investigación hecha por el actual gobierno federal descubriera lo
que pasaba en las arterias de la empresa que daba enormes recursos para el
desarrollo del país. Lo que encontró el gobierno federal encabezado por López
Obrador fue la cloaca y la falsa honestidad en la que vivieron y se condujeron
los gobiernos del PRI y del PAN en los ejercicios de sus funciones. Hicieron de
PEMEX la principal bolsa de sus altos ingresos obtenidos de manera ilegal a
costa de una empresa propiedad de la nación
Hoy y a consecuencia de
este descubrimiento huachicolero, sabemos que el centro de la corrupción no
estaba en los que picoteaban los ductos y se robaban a cubetazos los
hidrocarburos. Los verdaderos huachicoleros, los de cuello blanco, eran altos funcionarios
de PEMEX, líderes del Sindicato, administradores, auditores y contadores, quienes
se habían convertido en los dueños de una empresa paralela que no invertía
recursos en perforación y producción de petróleo, pero que robaba, distribuía y
vendía, sin pagar impuestos, millones de litros de hidrocarburos a empresas
privadas y a gasolineras huachicoleras
Era obvio que, ante
esta ofensiva para sanear la administración pública, el gobierno sufriera la
más violenta campaña por parte de los jefes mafiosos, de los exfuncionarios que
estaban coludidos con los ladrones de hidrocarburos y por los resentidos de partidos
que, derrotados el 1º de julio, hoy están respirando por la herida. Esta
campaña contra el gobierno del presidente López Obrador no prosperará. Al poder
del huachicol se le está enfrentando con el poder del Estado. Un poder que, por
primera vez, cuenta con un enorme apoyo popular, tiene un presidente trabajador
que diariamente informa al pueblo acompañado por los funcionarios involucrados
en la atención de estos problemas. Desarrolla una práctica política distinta a
los gobernantes del pasado reciente, anclada en la honestidad, en la
transparencia, en un diálogo veraz, continuo, crítico y autocrítico frente a la
prensa y frente a la opinión pública nacional. En esto radica la fuerza del
Estado frente al poder del huachicol
Lo que viene va a ser
de antología. De una vez hay que prepararnos para las batallas que siguen.
Porque en las secretarías, en la CFE, en Caminos y Puentes Federales, en la
SEP, INAI, etc., la corrupción, el huachicoleo, son la misma pus que corre en
las arterias de las dependencias señaladas y en la mayoría de las empresas y
organismos autónomos del país. Primero el voto de 31 millones y hoy el apoyo
del 80% de votantes y ciudadanos a las decisiones políticas del gobierno
federal, son un indicativo de que el pueblo está dispuesto a llegar hasta el
final en la lucha por sanear la vida nacional
Si esto es así, como
es, entonces hay que poner atención a tres factores indispensables para
alcanzar estas metas: Promover las decisiones participativas de los ciudadanos,
apoyar las acciones políticas del gobierno y hacer que el partido Morena salga
de su letargo, deje de hacer solo trabajo electoral, dejar de imponer
candidaturas al margen de la opinión de la militancia y se ponga al frente en
la defensa de los intereses y luchas del pueblo. Sin estas condiciones básicas,
el triunfo puede quedarse a la mitad del camino o sufrir una derrota más en la
larga historia de fracasos de la izquierda nacional
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