Hablemos de cuentas y de cuentos
Por JESÚS SOSA CASTRO
Comienzo por ofrecer
disculpas a mis lectores y al Lic. Federico Arreola, director del periódico SDP
Noticias por no haber entregado mi artículo semanal desde el primer miércoles
de diciembre, debido a que por un mes no tuve internet. Finalmente, Telmex
atendió mis reclamos. Dicho esto, intentaré comentar dos hechos que han sido
recurrentes en las últimas semanas
Creo que para todo
mundo es obvio que la derecha está empeñada en atajar o por lo menos enlodar el
proyecto de gobierno que encabeza López Obrador. Para unos, hay que decirlo,
esto no tiene ninguna relevancia, especialmente porque en sus decires
políticos, el proyecto del actual gobierno es apenas un lavado de rostro al
capitalismo. El tema que ha sugerido un camarada a quien respeto, es sobre el
Tren Maya, porque, se infiere que, si no es el tema que a él le gusta,
cualquier otro carece de importancia. El, lo dice, no quiere ser “LIBERAL; ni
quiere ser “MORENISTA”; no es ni quiere ser “LOPEZOBRADORISTA”; no es ni quiere
ser ENMENDADOR DE ENTUERTOS del capitalismo en la fase que sea, quiere ser un
radical” ¡Pues cada uno sus querencias! Yo no quiero vivir de ilusiones, tengo
los pies en la tierra, quiero compartir mi trabajo con la enormidad de gente
que el 1º de julio fue parte de un fenómeno político electoral que construyó el
pueblo mexicano. Este amplio sector del pueblo dio un paso para acabar con el régimen
que ha conducido al país a un estado de crisis descomunal
A la oligarquía ningún
chile le embona. Como ella está tan desprestigiada igual que sus ideólogos, se
ha colgado de los medios de comunicación masiva, para enhebrar una nueva
ofensiva en contra de la decisión gubernamental de cancelar el aeropuerto de
Texcoco. Hacen cuentas y más cuentas para intentar dar fundamento a la
inconformidad manifiesta de las cúpulas empresariales cuyos negocios se cayeron
con ese proyecto. Los grupos más siniestros que otrora gozaban de privilegios
sin fin hoy son los que se mueven abiertamente para lograr que el gobierno
democrático de AMLO fracase
En otro frente, los
amargados de la actual chiquillada y un sector de la “izquierda” se la pasan apapachando
al subcomandante Marcos y al EZLN, adjudicándoles capacidad política y militar
para parar el proyecto del Tren Maya a su paso por territorio chiapaneco. Otros, viven de la añoranza, anclados en la
historia de la que alguna vez fueron actores. Unos y otros le están sirviendo a
una criatura que por razones obvias está amamantando la derecha recalcitrante.
Lo más patético son las acciones teatrales del sub y del EZLN, así como de
algunos que ahora los reconocen como sus camaradas, cuando en otros momentos se
quejaban del desaire que les había hecho de manera grosera el jefe del ejército
que hoy sirve al PRIAN. La visión apocalíptica y cegatona de estos sectores da
pena ajena
De esta izquierda de la
que hablo y de la que autocríticamente me reconozco, con todo respeto lo digo, difiero
de muchas cuestiones importantes. Creo que está dejando pasar la oportunidad de
salir del cautiverio político y convertirse en un referente que impulse la
organización de una fuerza que mucha falta le hace al país. Sostengo que la necesidad de un partido de
clase no surgirá solo haciendo teoría. La insensibilidad política de esta
izquierda la ha llevado a perder la brújula, a aislarse de los espacios donde
se está librando una lucha importante contra la oligarquía y por desgracia se está
convirtiendo en la detractora más obstinada contra el gobierno de AMLO
Pero dejémonos de
cuentos. Está bien saber que en RP se abre paso la idea de que no se “propone
como objetivo histórico otra sociedad, ya se está hasta el gorro” se afirma de
manera tajante. Yo, con todo respeto no podré acompañar a mi organización en
ese planteamiento. Me he hecho viejo luchando por tener la oportunidad de ver
un cambio no tan radical, creo hoy el pueblo lo ha logrado y yo lo voy a
apoyar. Hacer otra cosa es estar trabajando para algo que muchas generaciones
después de la mía jamás podrán ver. Puede sonar irreverente, pero no quiero
perder mi tiempo en esas discusiones que en décadas no han llegado a ninguna
parte. La lucha por una vida auténticamente humana es un planteamiento teóricamente
impecable, lo comparto, pero está hecho fuera de tiempo y de lugar
Creo que a esta
izquierda le falta capacidad para entender cómo y en dónde está la materia
prima para construir un partido de clase. Cada vez me convenzo más de que con
estas discusiones no vamos a llegar lejos. El proyecto que defiendo no es
socialista, pero sin duda, representa los anhelos libertarios y los
sentimientos de millones de mexicanos y con esta enormidad de gente voy a
seguir. Si la izquierda quiere ser un referente político real en la vida del
país, tiene que “cambiar las formas de cambiar” ¡Si no hay convencimiento de
esto, les deseo suerte a quienes gastan su pólvora en infiernitos!
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