Entre desafíos y líderes venales
Por JESÚS SOSA CASTRO
En varios medios
informativos despunta un debate sobre si hay crisis orgánicas o solo problemas
políticos en los partidos. Se hace un recuento del estado en que se encuentran
el PRI, el PAN, el PRD, la chiquillada y desde luego, Morena. Objetivamente hay
sobradas evidencias de que, de los partidos viejos, cual más cual menos, abandonaron
programas, ideales, proyectos de gobierno y desde luego, a sus votantes. El
hecho de que la ley los considere como Instituciones de Interés Público no los
convierte, en automático, en las herramientas políticas ni les provee ideas
para cumplir con ese honroso papel. Por eso los ciudadanos los ha castigado con
su voto y hoy están a punto de perder su registro. En lugar de recoger las
necesidades y demandas de sus representados se convirtieron en aparatos electoreros
para promover liderazgos buenos para nada olvidándose de los intereses de la
gente. Castraron las iniciativas ciudadanas y se convirtieron en retrancas
contra la democracia
¿Estamos hablando de
una crisis orgánica o solo de problemas políticos como algunos politólogos y
opinantes sugieren? ¿Es una crisis orgánica o es una cuestión que solo tiene
que ver con la falta de formación ideológica y un manejo desaseado de la
política? Yo creo que el actual sistema de partidos reúne en sí los dos
cuestionamientos. Sus crisis orgánicas son consecuencia de la pérdida de sus
ideales, de sus propuestas políticas y del alejamiento creciente de sus bases
de apoyo. No tienen sustento teórico y por lo tanto su mensaje no logra echar
raíces en sus militantes ni mucho menos en el pensamiento de la sociedad. Sus
dirigentes no entendieron el papel del intelectual colectivo, impulsor del
desarrollo de la conciencia política y del cambio social. Su capacidad se quedó
varada en el fortalecimiento de sus aparatos de control para utilizarlos en las
justas electorales
La descomposición social,
la falta de propuestas y la ausencia en la atención de las demandas de la gente,
es lo que está siendo cuestionado y repudiado por sus militantes y por la
sociedad. Sus dirigentes no solo se alejaron de sus bases y de los sectores
proclives a seguirlos. Se convirtieron en una carga para las finanzas públicas,
en una élite de arribistas, corruptos y corruptores, en un estorbo para la
participación democrática de sus bases y en un instrumento repartidor de
canonjías a amigos y a mafias cercanas a ellos. ¡Esto es lo que sucedió también
en Morena! Al irse AMLO como candidato a la presidencia Yeidckol Polenski, como
se le conoce en el bajo mundo de la política, se quedó como Secretaria General
en funciones de presidenta con un equipo que desde que fue integrado, no se le
conoce un solo pronunciamiento sobre lo que pasa en el partido, en el país o en
el gobierno. ¡Realmente dan pena ajena!
Esto sería suficiente
para que la misma “señora presidenta” hubiera llamado en tiempo y forma a
renovar los órganos de dirección sobre todo porque su período de gestión había
terminado desde el 20 de noviembre del 2018. Pero como es cabeza dura y le
agarró el gusto andar intrigando en los tribunales en lugar de atender las
tareas políticas del partido, resulta que esta señora y sus burócratas no se
quieren ir. Se la pasan judicializando la política y convirtiendo al partido en
rehén del INE y del TEPJF con la absoluta complacencia de los adversarios del
Nuevo Proyecto de Nación. La conducta facciosa de este grupo atropella y niega
los derechos y decisiones que la mayoría de la militancia tomó en el Congreso
Extraordinario del 26 de enero del año en curso
El panorama político pinta
complicado. La irritación de la gente está llegando a las calles y su exigencia
es la renuncia de Lorenzo Córdova, no a la reelección de su títere Secretario
Ejecutivo, no al fraudulento registro del partido patito del Tomandanate
Borolas, reconocimiento inmediato al CEN encabezado por Alfonso Ramírez Cuéllar.
La gente no va a permitir que el INE, el TEPJF, la oposición ultramundana, el
izquierdismo infantil, la politiquería, las intrigas, las mañas y los intereses
del grupo de la Yeidcko, continúen golpeando al gobierno federal y generándole problemas
a Morena. La militancia ya está hasta la madre de todas estas trácalas. Lorenzo,
sus compinches del INE y otros Vociferan contra la reelección, pero la
practican imponiendo a personajes siniestros, alcahuetes y operadores de los
fraudes electorales. En el INE, en el TEPJF y en otras instancias, se concentra
lo peorcito de un sistema político que se niega a morir. Estas viejas criaturas
golpistas están judicializando la política en su vano intento de estorbar el
avance de la democracia, la libertad y la justicia. ¡Pero se la van a pelar!
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