Las
extrañas máscaras de las feministas
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Escribo estas líneas estrujado por hechos que me enfrían el ánimo
y la razón. Busco las causas de lo que circula por mi mente y solo encuentro
polvos de sucesos que no puedo aplaudir a pesar de que su causa también es mi
causa. El 14 de febrero fue por muchos años una fecha que inoculó a la sociedad
el argumento de que ese día estaba dedicado al “amor y a la amistad” El
romanticismo lo vistieron con argumentos falaces en los que predominaban los
intereses del mercado. El sentido humanista y hasta poético fue burlado por la
vendimia. Pero hoy, esta fecha fue el día de las violentas, de las malandrinas,
de las incendiarias, de las que se niegan a descubrirse la cara para dialogar y
encontrar soluciones a los problemas de todos
¿Por qué sus vandálicas actitudes si el gobierno y el pueblo tienen
abiertas las puertas para el diálogo y la razón? Hay que preguntarse por qué
actúan así estos grupos de feministas encapuchadas. De cara a los hechos, hay
evidentes cambios en el ejercicio de la política que mira por el bienestar y los
intereses de todos. Entre otras muchas acciones de gobierno se han devuelto los
derechos a los ciudadanos. Muchos hasta se dan el lujo de ofender al presidente
de la Republica sin que pase nada. Se viven todas las libertades, hay esfuerzos
para atender a los sectores vulnerables, se ha devuelto a los trabajadores el
derecho a ejercer la democracia sindical, se está atendiendo a los jóvenes, hay
libertad de expresión y manifestación, y, sin embargo, la violencia sigue
estando presente
Los feminicidios, los homicidios dolosos, los delitos
comunes, la violencia del crimen organizado, la crítica sesgada de los grupos
de poder, todos, están lanzados contra las políticas del presidente de la
República, pero no dicen ni violentan nada contra los gobiernos inútiles y
corruptos del Estado de México, Guanajuato, Tamaulipas o Jalisco. ¿Qué es lo
que está pasando? ¿Qué es lo que está detrás de estos actos vandálicos que sólo
desacreditan las legítimas protestas de aquellos sectores cuyas demandas no han
sido resueltas? ¿Es una fiscalía como exige la vocera de las encapuchadas lo
que va a resolver el problema? Una fiscalía investiga y sanciona a los que
cometen los delitos, pero no los prevé, ni los impide. Tampoco el Estado está
en condiciones de cuidar a 130 millones de ciudadanos de manera individual. Se
trata de acabar con las causas que generó el neoliberalismo al enfermar a toda
la sociedad
Yo quería escribir
sobre lo que para muchos están significando los logros que ya se observan en la
situación económica y social de la gente, hablar de esa alegría que empieza a
estar presente en los jóvenes, en los adultos mayores, en los pueblos indígenas.
Quería hablar del pundonor, del trabajo y del contacto del presidente con su
pueblo, quería hablar de cómo juntos podríamos resolver las legítimas demandas
que levantan las sin rostro. ¿Pero cómo hacerlo si estos grupos no dan la cara
ni sus nombres y sólo pasean su indignación destruyendo y lastimando espacios y
monumentos llenos de historia? Lo legítimo lo convirtieron en conductas
violentas e irracionales. La izquierda histórica, los obreros y los estudiantes
enfrentamos a los gobiernos represores del prianismo dando la cara, sin
violencia y sin destrozar el mobiliario urbano. Hicimos huelgas, tomamos las
calles, las plazas, nos masacraron, metieron a la cárcel a nuestros líderes y a
muchos los mataron o los desaparecieron. En el 2006 cuando el PRI, el PAN y sus
compinches le arrebataron el triunfo electoral a AMLO, millones de personas
tomamos el Zócalo y Reforma sin haber quebrado un solo vidrio. Con honor miramos
a los ojos de nuestros adversarios y con la frente en alto defendimos
dignamente nuestro derecho al disfrute de la libertad y la justicia. Hoy estas feministas
se esconden tras las máscaras
¿Con quién hay que construir el camino que nos lleve al logro
de soluciones si las demandantes esconden su rostro y solo se identifican como
incendiarias, destructoras de edificios públicos y bienes privados? ¿Cómo hacer
posible que este torrente de injurias se convierta en capacidad política para
sentarse con los actores que tienen en sus manos estos asuntos y generar las
condiciones que nos conduzcan a la solución de las demandas sociales? Muchos de
los que no compartimos estas formas de hacer política hemos sufrido cárcel y
muerte defendiendo las mismas demandas. Lo hicimos sabiendo quién era nuestro adversario
principal. El gobierno de AMLO no es con quien tenemos que enfrentarnos. Los
adversarios del pueblo los tenemos ubicados, sabemos quiénes son y lo que están
tramando. ¡No se equivoquen, no somos ingenuos!
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