Las ideas y la palabra, una fuerza
descomunal
Por JESÚS SOSA CASTRO
Demás está decir que hoy
el debte sobre las ideas y sobre la libertad de expresión es un tema que está provocado
un especial interés entre quienes hacen política. La querella elemental sostenida
por los opinólogos que siguen anclados en la vieja cultura priista, tan llena de banalidad,
chabacanería, patrioterismo y corrupción, poco a poco empieza a dejar de ser
tema de discusión. Otros, los menos por cierto, hacen un esfuerzo teórico para
darle valor a las ideas y a la palabra que permitan la elevación del debate y
contribuyan a la construcción de un proyecto político arropado por el
desarrollo de la conciencia de clase, el impulso de las convicciones
revolucionarias y la creación del instrumento cohesionador, dirigente, que sea
capaz de conducir y de coordinarse con todas las resistencias que luchan contra
la vieja cultura que nos ha dejado la burguesía
El “debate” que debieran
desarrollar los distintos liderazgos partidistas y precandidadatos a encargos
de representación popular, es tristemente empobrecedor. Y lo es, no porque los
“ideólogos “ piensen que hay importantes déficits de cultura política en
nuestro pueblo, sino porque hay una pobreza intelectual verdaderamente lamentable
en casi todos los que han hecho de esta actividad un modus vivendi que, a
contracorriente de lo que se necesita, viven de la política sin decencia ni
formación ideológica. Les ha bastado ser un poco lambiscones y un mucho inmorales para convertir esa herramienta en una lastimosa vergüenza
nacional. Si hay que participar en la construcción de nuestra democracia tenemos
que mirar al través del mundo de las ideas, de la enseñanza, de la reflexión y
el debate. El escritor, poeta y dramaturgo francés Víctor Hugo decía que “nada
tiene tanta fuerza como una idea cuando le llega su hora” (*)
En México, pocas ideas
aportan los opositores que quieren volver a conducir los destinos del país. Con
la excepción del presidente López Obrador, sus oponentes y la inmensa mayoría
de los hasta ahora precandidatos a gobernadores , diputados federales y locales
no dicen nada importante que llame a la discusión y a un debate de ideas. Su
discurso es el típico manoseo de los
lugares comunes en el cual no hay compromiso con nadie sobre nada que
trascienda la ramplonería y la banalidad. A tal grado existe la pobreza
ideológica y política sobre los problemas del país, que muchos preecandidatos
de la izquierda, del PRI, del PAN y de la diesmada chiquillada, se la pasan chapoteando
en las aguas del viejo discurso patriotero, del pupulismo, del autoritarismo y
del fracaso de la cuarta transformación
AMLO ganó la presidencia de la República y
ahora la izquierda está obligada a ganar el debate político en las calles, en las
organizaciones sociales, en las universidades, en las iglesias, en los
sindicatosos, en los medios de comunicación, en todas partes donde necesitamos
hacer llegar nuestras ideas y nuestras propuestas. Trabajar arduamente para
organizar al pueblo y defender las políticas sociales y los derechos a vivir con
dignidad y con libertad. Esa libertad que el pueblo ha conquistastado desde el
1º de julio del 2018. Subestimar la presencia de los recursos que los mafiosos están
poniendo en el escenario con vistas al proceso electoral del 6 de junio del año
en curso, sería un craso error
La guerra sucia en
contra del presidente la están alimentando con la anticipación requerida. Los
medios masivos de comunicación y los chayoteros de siempre, están recibiendo montones
de dinero para lanzarse contra AMLO así sea en las cuestiones más elementales.
La incapacidad y el descrédito político
e ideológico de muchos dirigentes y precandidadatos a los distintos encargos públicos,
tenemos que sustituírlos con un trabajo de organización de las bases del
partido, con un debate público en el que estén presentes las ideas y la fuerza
de la palabra para convencer al pueblo de por que hay que votar por Morena en
las elecciones de junio. La diatriba, el insulto, la basura y el aventurerismo
mediático, no deben ser ni el tono ni el contenido de nuestra campaña. Las
ideas y la palabra deben pasar a ocupar un lugar destacado en la lucha contra el
viejo régimen y sus testaferros
(*) Cita de Ramón Lobo
en su libro Conversación con Juan Carlos Monedero, Ed. Turpial
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