La amargura y la convicción por el
proyecto
Por JESÚS SOSA CASTRO
Es verdad que muchos
andamos encabronados, que traemos ganas de darle dos que tres putazos a
nuestros dirigentes por inútiles, ignorantes, oportunistas y buenos para nada.
Vemos que mucho del ambiente de tensión que vivimos al interior de Morena, es
resultado del insultante comportamiento de los líderes que ni fueron apoyados
ni elegidos por nosotros, nos los impuso la escoria de un viejo régimen
político que aún se niega a morir. Con razones de sobra, crece en el territorio
nacional la inconformidad, el desafío, la cultura del rompimiento del status
quo que por años significó la principal retranca que apaciguaba la irritación y
la pasividad de la gente
El liderazgo de Andrés
Manuel, primero como dirigente del partido y después como jefe del ejecutivo
federal, introdujo en el quehacer político una mística en la que ya no cabían
la mansedumbre ni la sumisión de la gente. Los grupos que por décadas creyeron
ser los dueños de México se convirtieron en el objetivo central contra el cual
el pueblo descargó su rebeldía sacándolos del gobierno a pesar de sus poderes. El
pobrerío, como despreciativamente lo llamaban los zafios y carroñeros de la
política, los odiadores, clasistas y racistas que aún se mueven en el país de
la dignidad y la esperanza, puso en acción sus sueños y organizó la revolución para
darle sentido a su lucha y a su historia. Millones de mujeres y hombres rompimos
nuestros silencios e hicimos de la libertad el alumbramiento político y social que
el 1º de julio del 2018 dio a luz una nueva nación
Muchos llevaron su
contento al paroxismo. Creyeron que habían alcanzado los límites del cielo. Su
equivocación no fue tanta. ¡Muchos de los objetivos sociales que se contenían
en su alma y en sus espacios territoriales, están abriéndose paso al través de
la selva de mentiras y rencores que están sembrando los históricamente
derrotados! La otra verdad que está presente en nuestro ánimo y en nuestros
sentimientos es el dejo de amargura y frustración cuando vemos que los
“dirigentes” de Morena no sólo le hacen ojitos a la derecha, sino que se complacen
impulsando a sus cuadros impresentables hasta convertirlos en los caballos de
Troya en las filas de Morena
A la mayoría de la
militancia nos duelen la falta de capacidad y el desprecio con que se trata a quienes,
a ras de tierra, fuimos robándole sentido a la apatía, a la ignorancia y a la desorganización,
para convertir un ejército de mujeres y hombres en constructores de un partido,
que hoy, los líderes impuestos desde fuera lo tratan con desdén. Esos grupos de
la reacción, en unidad con los mentecatos que controlan Morena, cierran filas
abiertamente para defenestrar un proyecto político que bien vale la pena defender.
La amargura y la frustración harto explicables que estamos viviendo, no pueden
anclarnos en la pasividad o en una lucha fratricida que sólo ayuda a nuestros
adversarios. Somos el corazón y el alma de un movimiento que a pesar de los que
se unen para rescatar sus privilegios perdidos, nosotros, el pueblo, encabezamos
el esfuerzo y la lucha por la libertad. Somos a pesar de su odio y su clasismo,
el final feliz del proyecto democratizador que hemos abrazado millones de
mexicanos
En la historia de todos
los pueblos que han alcanzado su soberanía y su libertad, sus huestes nunca
fueron nutridas por los que tenían el mismo pensamiento. Los esclavos rompieron
las fustas porque su dolor y su dignidad fueron profundas y diversas y porque al
fin, entendieron que la libertad solo sería alcanzada uniendo todas las penas y
toda la energía para que un torrente indescriptible de organización y de
fuerza, echara abajo el sufrimiento que les imponían los esclavistas. En su
andar, los viejos y los nuevos luchadores vivieron traiciones, se quedaron a
mitad del camino, defeccionaron de su lucha y solo los más porfiados pudieron
darle al mundo el ejemplo y las causas para lograr la libertad que hoy son el
símbolo más hermoso que traemos en el alma
¿Que hay traidores en
Morena? ¡Los hay y muchos! ¿Serán suficientes para descarrilar un proyecto
político popular, que día a día, paso a paso, en silencio y con solo la
esperanza a cuestas ha venido abriéndose paso en un ambiente difícil, irracional
y complejo, pero desbordado por una convicción profunda sobre las necesidades
del cambio que, a contracorriente de todo tipo de miserias humanas, sigue su
marcha para transformarse asimismo y también a su país? Dejemos a un lado temporalmente
la amargura, el encabronamiento y la frustración contra nuestra propia escoria
y sigamos caminando con honor, con el convencimiento de que el futuro nos
pertenece como pueblo. La marginalidad y el olvido ya no serán nunca más. ¡Ya
no habrá más tiempos de canallas! El 6 de junio votemos MORENA uniendo fuerzas
para acabar con aquellos que andan zopiloteando contra los avances del país
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