Los libros y la conciencia crítica
Por JESÚS SOSA CASTRO
Después de una semana
de discusiones entre los que estamos a favor de las reformas constitucionales
que está proponiendo el presidente y la rabiosa y cretina derecha agrupada en
Va por México, el viernes y sábado los dediqué a reencontrarme con mis libros
que, un tanto olvidados, siempre me esperan en el Estado de Morelos. Estuve dos
días por allá, disfrutando del sol, de unos tequilas y de algunas lecturas
apasionantes. Las noches son acompañadas por un silencio que lastima, que
dificulta conciliar el sueño. En las mañanas, en cambio, apenas despiertas y
puedes ver las fumarolas caprichosas del Popocatépetl, la nívea blancura del Iztaccíhuatl,
la enhiesta cordillera del Tepozteco y Xochicalco, donde la vileza de López
Mateos asesinó a Rubén Jaramillo y a toda su familia
Después del terremoto
del 85 muchos quisimos huir del desastre que destruyó parte del Distrito
Federal. De entonces a la fecha los pobladores morelenses han dejado de ser lo
que eran. Un Estado con grandes tradiciones revolucionarias, históricas y
culturales, hoy lo han convertido en un territorio lleno de personas con
dinero, de violencia y de pobreza. Al pueblo de Zapata, de Otilio Montaño y de
Rubén Jaramillo le han expropiado su fe en el porvenir, le han arrebatado sus
tierras, la paz y sus antiguos trabajos. Por laderas y llanuras, abundan los
grandes centros comerciales y las mansiones de muchos dueños de la impunidad y
del poder. Mientras al lado, camina el pueblo en la desesperanza
Después de estos dos días
en este Estado, regresé a la ciudad donde una buena parte del pueblo y de las
fuerzas democráticas, confrontamos a los fascistas que siguen empeñados en mantener
la reforma eléctrica del corrupto Peña Nieto. Con la idea de amainar mi coraje,
tomé de mi biblioteca uno de los libros del escritor barcelonés, Carlos Ruiz
Zafón titulado “La sombra del viento” A medida que avanzaba en su contenido brotaban
como en almácigo, un sinfín de preguntas sobre el futuro del país y de los
libros. Sobre México, siempre estaba presente la convicción de que la batalla
por la Reforma Eléctrica que propone el presidente, la vamos a ganar porque la
razón y los hechos se impondrán en el parlamento y en la mayoría de la sociedad
Sobre los libros,
Carlos Ruiz Zafón lanza una pregunta muy importante respecto del papel del
conocimiento y de la lectura ¿Algún día desaparecerán los libros? ¿Seguirán
amontonándose en los entrepaños de las librerías, en las bibliotecas públicas o
privadas, para regocijo de quienes su analfabetismo funcional no los ha llevado
a entender el papel tan importante de esta herramienta de la crítica y del
saber? ¿Acaso ya asumieron que es la Televisión, y el internet los sustitutos del
conocimiento y de la información? ¿O de plano, forman parte de la corriente
foxista que despreció la lectura porque según la víbora prieta, ser ignorante
es ser feliz? “La verdadera armonía en una república -dice AMLO refiriéndose al
escritor Stefan Sweig- sólo se logra si la riqueza no se despilfarra en el lujo
y la disipación y se transforma en cultura espiritual y artística”
¿Acabaremos
compartiendo la historia que nos cuenta el escritor español, respecto de los
cementerios de los libros olvidados? ¿No habrá alguien que se atreva a expropiar
esa cultura, encarcelada en bibliotecas públicas y privadas, y formar ejércitos
de jóvenes y viejos que retomen el espíritu vasconceliano y aprovechen los
libros para generar pensamientos e ideas, porque sin estas herramientas no se
puede transformar un país y alfabetizar a cerca de ocho millones de mexicanos
que andan por nuestro país sin saber los secretos que encierran los libros?
Es un hecho que a los derechosos
les conviene la ignorancia del pueblo para convertir la cultura y la política
en el estercolero de la indignidad. Sería ideal que los libros que yacen en
espacios llenos de polvo, pudieran convertirse cuanto antes en verdaderos
instrumentos de la razón y la crítica y poder rescatar de la miseria
intelectual a millones de mujeres y hombres que hoy por hoy se han convertido
en los apoyadores del viejo sistema. ¿Seguiremos viviendo ajenos al pensamiento
creativo del hombre, a la poesía y a la construcción de otra historia? Ir al
lenguaje del sentimiento, de la imaginación y la creatividad literaria es lo
que alimentará a nuestra conciencia crítica y nos pondrá en la ruta de aquellos
que luchan toda la vida por la justicia, la soberanía y la libertad de nuestro
país y de nuestro pueblo. ¡Cualquier otro esfuerzo que no esté ligado a los
intereses del pueblo, es un desperdicio inexplicable!
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