En el PAN, un discurso patético y una
práctica llena de rencor
Por JESÚS SOSA CASTRO
En un artículo anterior
a este, he hablado de algunas de las importantes ideas que ha expresado Doris
Lessing en su libro Las cárceles elegidas. Hoy destaco unas más porque tienen
que ver con los tiempos que estamos viviendo en esta Viña del Señor. De lo que
hablaré pasa en la mayor parte del mundo, pero, por ahora, sólo me referiré a
lo que sucede en México. Muchos vemos que con motivo de la pandemia, se está
abriendo paso un hecho que consiste en que
nuestros niños, nuestros jóvenes y no pocos adultos pasamos la mayor parte
del tiempo pegados al teléfono móvil, a la televisión y a otros mecanismos al
través de los cuales los genios de la tecnología, de la guerra y de la
violencia social, han sembrado todo lo necesario para despolitizar a los que,
por ley de la naturaleza, estamos obligados a cambiar este mundo de
explotación, de hambre y de mansedumbre
Este problema se ha
hecho más complejo por casi dos años a resultas de estar encerrados en nuestros
domicilios. Los que sufrimos esta situación forzada fuimos víctimas del
trastocamiento de nuestros hábitos, perdimos las relaciones con la gente, el
trabajo y la actividad cultural. Sólo un porcentaje pequeño recurrió a los
libros, a las discusiones sobre los problemas del país. Otros, la mayoría, se
dejaron envolver por la frivolidad y la intrascendencia que transmitían las
televisoras, la prensa escrita y los columnistas que sirven a los grandes
intereses de empresas nacionales y extranjeras. En ese ambiente de encierro,
crecieron la violencia doméstica, el chisme y la vacuidad. Estas condiciones
nos hicieron perder contacto con los libros, las conversaciones familiares y la
cultura. Surgió la ansiedad, la angustia y al miedo que los medios nos
inoculaban sobre nuestro futuro
El rostro de la
intolerancia, los intereses de los grandes potentados y la ignorancia supina de
los derechosos brotaron como hongos en la confrontación y en el debate con
quienes impulsamos el proyecto de la 4T. Auguraban el desastre económico, la
ingobernabilidad, el autoritarismo del presidente y falsearon hasta la saciedad
todo lo que estaba haciéndose para “informar” que el país estaba cayendo en el
caos, en la violencia descontrolada y en la represión. ¡La derecha enloqueció!
Puso en juego su dogmatismo putrefacto y envileció la discusión pública enrareciendo
el ambiente de la política. “Así como los cristianos pasaron siglos matándose
unos a otros por la interpretación correcta de una palabra, de una frase o de
una sentencia de la biblia” (*) así está ocurriendo con una oposición que se
empeña en hacernos creer que lo que ella defiende, es lo que conviene y deben
aceptar los “hambreados” Estas son las ideas que los panistas y demás mangantes
nos quieren imponer
Lo que hemos visto en
la cámara de diputados, en los medios de comunicación y en el debate público
con respecto a la miscelánea fiscal, el presupuesto de ingresos y sobre la
reforma eléctrica, es lo suficiente para darnos cuenta de que las posiciones
dogmáticas de la derecha y de sus achichincles, se confrontan con violencia
verbal con las fuerzas democráticas en todo momento. En su empeño por
interpretar a su modo la visión de las cosas o de los planteamientos de cada una
de las partes, han perdido la compostura y han dado rienda suelta a un discurso
procaz y vacío. Cuando la mayoría del pueblo adquiere el compromiso de
transformar la vida económica, social y cultural del país, el engendro fascista
y vulgar defiende un dogmatismo patético que no cuadra con los intereses, la
conciencia y las demandas populares que están sacudiendo las viejas estructuras
de un sistema conservador, arcaico, fuera de tiempo y de lugar
Esperamos que este
momento de inmersión en la locura del panismo y de sus seguidores no caiga en
la mojigatería política y lleve al país a una confrontación como la ocurrida en
la época de la cristiada. Su esquizofrenia está fuera de la historia. El pueblo
está construyendo un futuro distinto. La diarrea verbal de los enfermos de odio
contra el pueblo, hay que atajarla explicándole a la gente el sentido, la razón
y la profundidad de nuestro proyecto democratizador. El debate público, debe
estar sustentado en los hechos y no en las palabras. La derecha vive su derrota
política porque carece de razón, de proyecto y de moral. Lo que ha hecho en el
pasado y en el presente trayendo príncipes, ejércitos extranjeros y propuestas ajenas
a nuestra idiosincrasia para gobernarnos, no sólo son las reminiscencias de un
conservadurismo putrefacto; es a todas luces, una manera y una conducta falaces
que traicionan al pueblo y a la patria
(*) Doris Lessing, Las
cárceles elegidas, premio nobel de literatura, Editorial Tezontle, 2007
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