La
derecha y el poder judicial, quieren detener al tigre
Por JESÚS
SOSA CASTRO
¿Será que el frío les está entumeciendo el cerebro a los
fachos? ¿O, cómo nos explicamos los intentos de hacer de las mentiras y de la
rabia su modo deshonesto de vivir? Porque, a decir verdad, muchos “políticos,
periodistas y pasquines” están publicando un día sí y otro también, un montón
de estupideces y augurios que pintan un desastre en el país. Solo que quienes
esto dicen y escriben, no le están tomando debidamente la temperatura a los
camotes. ¡El pueblo ya es otro pueblo! Ya no es aquel que aplaudía cualquier barbaridad
que hacían circular los políticos de pacotilla. La oposición que padecemos se
va con la finta de que los hechos que están dándose al inicio del año 2023,
significan el “ocaso” del presidente, del dictador que está destruyendo el
país, la democracia y las libertades. ¡La verdad, hablan a lo wey!
Los opositores al actual gobierno, no están leyendo
correctamente los hechos. No han escuchado ni visto lo que en cuatro años ha
recibido en obras, infraestructura, servicios y apoyos, la gran mayoría de los
que llaman el “pobrerío y los indios patas rajadas” Les haría bien recorrer un
poco el país, especialmente donde se están realizando las obras, los apoyos y
los servicios y hablar con la gente y así enterarse de qué lado masca la iguana.
Porque no es desde la comodidad de sus despachos, sino al lado del pueblo, donde
se constatan los dichos y los hechos. Allí se ven y se sienten los sentimientos
y las opiniones de aquellos que nunca habían sido ni escuchados ni atendidos en
sus demandas
Estos capitostes de la política no se han dado cuenta que la inmensa
mayoría de la población ha pasado por alto sus políticas, debido a que se
hicieron del poder a costa de la exclusión, el sufrimiento y la esclavitud de
los trabajadores. Generaron una cultura en la que se daba por hecho que el
destino de los pobres era morir jodidos desde que nacen hasta que fallecen. Les
robaron la mayor parte del producto de su trabajo, su dignidad, sus derechos y
sus libertades. Pensaron que no éramos capaces de entender las causas de nuestros
sufrimientos y del trato indigno en que nos tenían sometidos. Hoy lloran y se espantan
ante la rebelión popular que se está dando en el país
El ruido que está haciendo la derecha y sus compinches a
propósito de las políticas que se dan en la SCJN, en el TEPJF, en el INE y en los
juzgados, resulta patético. ¡De todo culpan al presidente! No obstante, sus
quejas y sus desfiguros aumentan, cuando a la gobernadora de Chihuahua le matan
a 14 personas, se le fugan 17 y queda como cómplice de los capos que viven en
celdas VIP en el CERESO de Ciudad Juárez. Ahora, con la aprehensión de Ovidio
Guzmán por las fuerzas federales, los aullidos de la derecha se oyen como si los
lobos anduvieran en celo. Quieren parar los avances de la cuarta transformación.
¡Solo que los cambios van!
Las causas del desprestigio de estos órganos y personajes, tienen
que ver con sus acciones políticas y jurídicas, con la corrupción y la
ineficiencia. Gobernadores, diputados, senadores y funcionarios de distinto
nivel, han hecho acciones de gobierno que hace tiempo dejaron de servir a los
intereses del pueblo. Las élites, los empresarios, los tatas mandones, son los
representantes de la política usurera y de la depredación de la economía del
país. Sin embargo, esas acciones que por años presumieron, son ahora su mayor
debilidad. Hicieron de sus funciones un monstruoso nido de corrupción, de
privilegios, de servilismo y de alejamiento de las causas del pueblo. Crearon
para su beneficio, fideicomisos inmorales con recursos de erario. Su apego al
dinero no tiene límites. Son simple y llanamente unas ratas
Lo que no saben, es que, frente a sus conductas inmorales, está
la mirada y la rebelión de un pueblo que pondrá en juego su fuerza y su
organización para enderezar sus entuertos. La mayoría de los ministros,
magistrados, consejeros, jueces, gobernadores y funcionarios son una bola de
corruptos, arbitrarios en la aplicación de la ley, cómplices del viejo sistema
y serviles al poder económico. Estas castas podridas por dentro y por fuera,
tienen contados los días en las funciones que ahora detentan. Pueden seguir
intentando parar la transformación. Pero la limpia se hará y la hará el pueblo.
Las muestras de su fuerza, de su organización y de su combatividad, quedaron
registradas en la histórica marcha del 27 de noviembre. ¡Así que, a temblar, derechosos
y funcionarios, hijos de Claudio!
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