Ni pausas
ni silencios, lo
que sigue es alcanzar el cielo
Por JESÚS
SOSA CASTRO
En el mundo y en el país, no vivimos momentos de pausas ni silencios.
Por doquier, estallan conflictos sociales, políticos y militares, que mucho
aturden la vida y la paz de los pueblos. Los poderosos, oligarcas y capitostes
del poder, están reaccionando como dementes. Están perdiendo el piso, la razón,
el poder y la moral, que por mucho tiempo manejaron como sus guías para imponer
la “democracia y la libertad” ¡Manipularon todo! Hicieron creer a los pueblos que
eran ellos los poseedores de la verdad, los teóricos del desarrollo, los
defensores de la paz y los únicos garantes de la justicia
Pero las cosas no les están saliendo bien. Su proyecto
económico y político resultaron una falacia. Propiciaron la pobreza, la
migración, la violencia y las guerras. Los tiempos cambiaron, y hoy, los explotados
y humillados de siempre, se rebelan tomando las calles, exigiendo democracia y que
se vayan del poder sus lacayos. Esos “tigres de papel” están siendo cuestionados
por los excluidos y explotados en la mayor parte del mundo. Los señores de
horca y cuchillo, se dedicaron a construir armas letales para someter y
controlar a los que no aceptaban sus políticas y sus intromisiones
Impunemente querían continuar saqueando sus riquezas
naturales, restringiendo sus derechos e impidiendo que se gobernaran por sí
mismos, con soberanía y con democracia. Los que siempre fueron dueños del poder
no entendieron nunca, ni lo entienden ahora, que ya son otros tiempos.
Desconocen los sentimientos de quienes cantan a la libertad, a la democracia y
a la justicia. No comprenden que los millones de mujeres y hombres que codo a
codo caminan por selvas y montañas, llenando carreteras y espacios públicos,
gritando sus protestas, enfrentando a la policía y al ejército; lo hacen porque
los esbirros protegen a los corruptos, a los asesinos y a los depredadores de
las economías de los pueblos
En esta justa por la libertad, millones de mujeres y hombres,
viejos y jóvenes, levantamos la bandera que algunos han arriado por cobardía o
por intereses mezquinos. En nuestra América, se acabaron los silencios y las
pausas para abrirle espacio a una rebelión de los peruanos, salvadoreños, argentinos,
bolivianos, venezolanos, brasileños, chilenos, mexicanos y de otros pueblos que
honran la historia y el ejemplo de sus héroes que lucharon por su independencia
y por su libertad
En esas luchas los pueblos derrotaron a los españoles, los
franceses, los ingleses, y ahora luchan contra los gringos. Por calles y plazas,
retumban las voces de millones de personas que buscan su liberación. Están construyendo
una nueva historia, una nueva sociedad, en la que sus niños, jóvenes y ansíanos
no solo sean libres sino hacedores de un futuro lleno de luz y de esperanza
Yo, como hijo de esa patria grande que está naciendo de las
entrañas de América y de otras partes del mundo, aprovecharé el último tramo de
mi vida para seguir acompañando a mi gente, a mi gobierno y al movimiento popular,
en la decisión de levantar su voz, sus cantos libertarios y sus banderas
revolucionarias. Seguiremos exigiendo justicia, democracia y libertad. Esas
banderas que algunos han querido abandonar por cobardes y corruptos, seguirán estando
en las manos y en el corazón de millones de mexicanos que quieren seguir
construyendo el más importante proyecto de transformación. Contribuiré en lo
que pueda para hacerles justicia a los comunistas, a los guerrilleros, a los
patriotas que dieron su vida, en aras de hacer del país una patria grande,
generosa y soberana
Estaré con todos los que en los tiempos actuales seguimos en
la lucha, sabidos de que nuestro esfuerzo, tendrá cabida en la nueva historia,
en la historia por la que ellos murieron, para seguir transformando el país. Lo
que falta por hacer, será logrado con la participación de la mayoría de nuestro
pueblo, y entonces, solo entonces, nuestros hijos, nuestros nietos y las nuevas
generaciones, harán de México y de otras partes del mundo, el más grande altar
que honrará la memoria de nuestros héroes, de nuestros pueblos originarios, de nuestras
culturas, y la de todos los luchadores sociales. Será entonces cundo millones
de patriotas mexicanos, habremos alcanzado la victoria y conquistado el cielo.
Se habrán acabado los privilegios, el racismo y el clasismo. Los corruptos y
los traidores serán exhibidos y derrotados para siempre
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