Mujeres
constructoras de otra historia
Por
JESÚS SOSA CASTRO
Decir que en el país había en el 2021, ciento
veintinueve millones de personas, de las cuales el 48.9% eran hombres y 51.1%
mujeres según el INEGI, no es ningún aporte especial. Es apenas un dato
estadístico que quiero utilizar ahora porque me interesa hablar del papel
relevante de la mujer. Tampoco es trascendente repetir que un porcentaje alto
de ellas, que labora en la academia, la industria, el comercio, los servicios y
la política; ha demostrado haber ganado ese lugar a partir de su inteligencia,
su capacidad, el trabajo y la honestidad. Desde luego que habrá muchos
malandrines que nieguen esto. Su infantilismo machista no les permite ver las
cosas en profundidad. En estas cuestiones, el pensamiento del hombre se ha
desarrollado con mucha lentitud. Detrás de la puerta, sigue creyendo que la
mujer es “un hombre incompleto, un error de la naturaleza” como afirmaban en su
tiempo Aristóteles y Santo Tomás
En estas ideas hay un océano de atraso y de mentiras.
En la historia de México está registrado un aporte sumamente importante de la
mujer en la construcción del país. María de la Soledad Leona Vicario Fernández
de San Salvador, conocida como Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez,
Gertrudis Bocanegra, María Ignacia Javiera, alias la Güera Rodríguez, Mariana
Rodríguez del Toro, Manuela Medina, María Fermina Rivera y muchísimas más, son
apenas un débil ejemplo de esa participación en la memoria histórica de México.
En la Guerra de Reforma miles de mujeres anónimas contribuyeron al triunfo de
Juárez y a la derrota del imperio de Maximiliano y de los Conservadores. La
gesta de 1910-17, no hubiera sido posible sin el apoyo heroico de miles y miles
de mujeres que influyeron en el triunfo de la Revolución
Pocos saben que, en los prolegómenos de la
expropiación petrolera del 18 de marzo de 1938, la política popular y
nacionalista del Gral. Lázaro Cárdenas movilizó a grandes sectores del pueblo
particularmente a las maestras rurales, las campesinas y a mujeres de la clase
media, para apoyar la lucha contra las compañías petroleras que habían
construido un imperio económico a costa del hambre y la miseria de los obreros
mexicanos. En esos años Felipa Poot y tres compañeras suyas, cayeron muertas a
pedradas en las tierras de Yucatán a causa de su exigencia de libertad para los
mayas, sometidos entonces por la Casta Divina
Hoy, a más de 213 años de la Independencia de México y
de la mayoría de los países de América Latina, el grito de las mujeres por la
libertad, la igualdad y la justicia, es un grito que se manifiesta en las
calles, en los centros de trabajo y en la política. La equidad de género es una
lucha que intenta romper con las políticas alienantes y discriminatorias que,
por siglos, los capitostes del poder político, económico y religioso, le habían
impuesto a la inmensa mayoría de las mujeres del país. A pesar de este largo
trayecto, hoy han ido cayendo paulatinamente la ignorancia y los prejuicios
contra la mitad del mundo. Poco a poco se va desvaneciendo la poética
sugerencia de Nicolás Guillén quien decía que, países y mujeres, sólo
alcanzarían su libertad cuando a punta de Remo fueran alejados de los imperios
del atraso y de la voracidad económica. El poeta cubano sostenía que la piedra
filosofal de la sociología y la política que salvaría al mundo de sí mismo,
provendría del campo de las féminas en lucha
Sin embargo, en
la memoria colectiva de nuestra sociedad, no hay el pundonor necesario para
reconocer autocríticamente el creciente papel que están jugando las mujeres en
la democratización del país. Sería ideal que un día, estas pudieran recorrer su
mundo, nuestro mundo, inspiradas en el hermoso pasaje de una obra de
Shakespeare protestando porque las discriminaban y las excluían de participar
en el teatro por razones de género
Hoy ya hay condiciones para desarmar y volver armar
este rompecabezas. La mujer ya no se puede ocupar sólo de la crianza de los
hijos, del cuidado de la casa y del marido. Hay que poner un alto en ese camino
y poner fin al desperdicio del talento femenino. Las ideas de Viviana Sansón
plasmadas en el Manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica de Gioconda
Belli son un racimo de elocuencia y de verdad. “Somos mujeres -dice-
preocupadas por el estado de ruina y desorden de nuestro país. Desde que se
funda una nación, los hombres han gobernado sin nuestra participación. De allí
que nos atrevamos a afirmar que es la gestión de los hombres la que ha
fracasado. Ninguno de ellos les ha encontrado el modo a las cosas. Las mujeres,
ya estamos cansadas de pagar los platos rotos de gobiernos neoliberales, ineptos,
corruptos, manipuladores, usurpadores y violadores de la constitución. Por eso
hoy, hemos decidido que es hora de que las mujeres digamos, ESTO, SE ACABÓ” (*)
¡El futuro será diferente!
(*) El país de las mujeres, de Gioconda Belli,
Editorial Planeta
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