viernes, 7 de junio de 2024

 

Y si me preguntas por qué escribo (*)

Por JESÚS SOSA CASTRO

Algo ocurre en mí que frecuentemente mi alma se llena de nostalgia. Los muchos años que ya traigo intercambiando ideas y propuestas con muchos amigos y lectores, me inocularon el deseo de emitir mi voto por los candidatos de Morena. Este deseo, paradójicamente, no lo pude cumplir por perder días antes del 2 de junio mi credencial de elector. ¡Me sentí inmensamente frustrado! Con este motivo empecé a darle vueltas a mis pensamientos y casi llegué a creer que algo me indicaba que mis propósitos y mis ideales ya no tendrían ninguna forma de expresarse

Conocido el triunfo arrollador de mis candidatos a la mayoría de los encargos, mi ánimo se recompuso y volví a hurgar en mis libros para entender lo que el pueblo estaba mirando su triunfo contra la reacción encabezada por los derechosos. En ese hurgar, me encontré un texto de Eduardo Galeano que ya se me había borrado de mi mente. Me hizo recordar que cuando joven, leer libros era mi pasión. No fue casual que esas lecturas me sacaran de manías doctrinarias que infectaban las fibras de mi cerebro y de mi corazón. El dar seguimiento a las lecturas, me sacaron de la ignorancia supina y me enseñaron a volar, a conocer otros mundos reales e imaginarios. Me hice viejo leyendo y soñando

De ese libro tomé la expresión en la que dice que, “si no sigues leyendo, estudiando y poniendo en juego tus ideales, la cultura de la vieja sociedad, en cualquier momento te puede destrozar” Hoy que mi vida andaba entre la melancolía y el derrumbe volví a encontrarme con mis libros. Recuperé la necesidad de poner en blanco y negro el alimento que estos me proporcionan. Llegué a la conclusión de que mi vida es una hoja en blanco en la que debo seguir escribiendo lo que me sale del cerebro y del corazón

Así que después de los temblores y la rabia que me produjeron la pérdida de mis instrumentos de trabajo y de mis documentos personales, mi ánimo se ha recompuesto y heme otra vez leyendo y escribiendo lo que traigo adherido en mi cuerpo y en mi alma. He redescubierto que mi felicidad no es ser rico o famoso, es aprender a amar, a sentir en la piel el cariño y el respeto de mis semejantes, hacer efectivos mis sueños, sonreír y poner en mis ojos aquellas figuras que en mi alma iban perdiendo su fuerza y su querencia

Nunca me imaginé vivir tantas complejidades. Pero ya entendí que los violentos y clasistas son unos cobardes cagados de miedo por lo que está haciendo el pueblo. Millones de mexicanos entendimos que los golpes que recibimos de los que se creyeron dueños de México, nos hicieron fuertes, libres y sabios. Por eso hoy 36 millones de mujeres y hombres estamos construyendo en libertad la más hermosa etapa de nuestro presente y de nuestro futuro

(*) Crónica de un desafío, EDUARDO GALEANO

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