viernes, 16 de agosto de 2024

Nuestras montañas de sueños

Por JESÚS SOSA CASTRO

 A estas alturas de la vida de muchos y de la mía en particular, lo único que se nos ha acumulado han sido muchas experiencias y una cantidad infinita de aprendizajes políticos. Por lo que a mí se refiere la vida todo me ha dejado, menos dinero y poder. A lo largo del tiempo he vivido variados oficios. Fui campesino, monaguillo, maestro y comunista. Al terminar la primaria al sur de la Mixteca poblana me vine al DF de mojado. Y aquí, en el vientre de este monstruo, me hice hombre en la mejor acepción de la palabra. Nací a la vida política y cultural ligado siempre a muchos luchadores por la libertad y la justicia

Fue un honor andar al lado de sindicalistas democráticos y grupos sociales que luchaban por un sistema económico y social diferente. Las acciones contra la represión y por la legalización del Partido Comunista Mexicano, era una tarea exponencial. Allí anduvimos Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Gerardo Unzueta Lorenzana, Gilberto Rincón Gallardo y un grupo grande de líderes que enriquecieron a la izquierda y extendieron la influencia y la organización en el movimiento obrero y social del país 

Aunque muchos de ellos ya murieron, se hicieron viejos o defeccionaron de la lucha revolucionaria, muchos de los que quedamos seguimos empeñados en cambiar las cosas en México. Algunos viejos como yo, caminamos mucho tiempo por calles y colonias hablando y organizando a la gente. Hoy, miles y miles recorren ciudades y campos entrando en contacto con los pueblos originarios, organizando al México profundo

Una parte importante de mis sueños fue ver a México salvado de las alimañas que lo gobernaban. Logré mirar el rostro de un nuevo país que ya construye su camino hacia el logro de la justicia, la democracia y la libertad. Y aunque esto no satisface muchos de mis sueños, voy a morir pegado a la cuña, como lo hacían los campesinos de antaño. Quiero ver crecer a los miles de Jóvenes que hoy levantan sus voces y sus cantos en las calles, pueblos y montañas construyendo el 2º piso de la cuarta transformación. A esos jóvenes que admiro y respeto porque haciendo honor a su juventud y a su inteligencia, han sabido romper el cerco de la cultura política de los capitostes del poder político y del capital

Si el final de esta utopía alcanzo a verlo, mejor. Pero la montaña de sueños que acompaña mi vida, no se derrumbará. Sé que los cambios revolucionarios no son una cuestión de voluntad. La historia está registrando las batallas por venir y en ellas ya están el pueblo, sus líderes y sus jóvenes empujando la transformación. Y un día, esas montañas de sueños que hoy muchos tenemos, convertirán las cárceles en escuelas, las plazas públicas en jardines y en los espacios públicos se reunirá el pueblo para hablar de la vida y no de la muerte. Los cuarteles serán bibliotecas y los policías traerán libros en lugar de armas para matar y agredir a la gente. Estoy seguro de que el futuro será de los ciudadanos para hablar de la justicia y de la esperanza

  

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