Escudriñando
las tripas de Morena
Por JESÚS
SOSA CASTRO
El miércoles 8 de octubre por la tarde, los integrantes del Comité
Territorial “Morena y su futuro” hablamos sobre lo qué está pasando en las
filas de nuestro partido. Asumimos, todos, que nuestra militancia en esta
organización es consciente, voluntaria, entusiasta y comprometida. Que, como
miles, somos constructores de un instrumento político para transformar el país,
y que, en tal condición, ejercemos nuestra militancia con un alto espíritu de
responsabilidad, compromiso y lealtad a nuestros principios. Todo a pesar de
que los dirigentes de Morena no saben de nuestra existencia, ni les interesa, ni
saben de nuestro trabajo ni de nuestras críticas a su “actividad” como dirigentes
nacionales
Reconocimos los aciertos y los atributos de aquellos que antes
daban la cara a la militancia, la organizaban y la disponían para defender los
principios y la política de la 4t. Hoy nos enteramos de que tenemos un partido
que parece un tigre de papel, cuyos dirigentes van de Estado en Estado
presumiendo su fuerza, sus 9 millones de afiliados, pero en la vida real son
ajenos a lo que pasa en el país. ¿Por qué no se nos convoca, por ejemplo, a
prestar auxilio a los damnificados, agarrar color auxiliando y hacer efectivo
el contacto con el pueblo? En cambio, hay diputados, senadores y funcionarios
públicos que están usurpando funciones y que estorban el desarrollo de la
herramienta política que el pueblo viene construyendo. Como colectivo hemos
depositado consideraciones y respeto ante los luchadores que concilian sus
palabras con los hechos. Por estas razones valoramos el trabajo y los resultados
de los gobiernos de los presidentes Lic. Andrés Manuel López Obrador y de la
Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Hablamos de que, Morena como partido político, no está a la
altura de las circunstancias. No funciona como partido, no organiza a la
militancia, no está presente en los actos públicos, no debate con la oposición,
sólo es un partido electoral. Un partido es el que hace política, el que va de
la mano con el pueblo, el que su decir, es congruente con el hacer, el que se
liga realmente con las causas que se libran en las calles, en el campo y en los
centros de trabajo. El que elige a sus dirigentes democráticamente, ligados estos
al movimiento social sin aceptar ser empleado de las burocracias. Dijimos que,
si algo nos compromete con las banderas del Movimiento de transformación, es la
invariable y firme decisión, de luchar a fondo, contra las prácticas priistas,
clientelares, corruptas y corruptoras que existen en Morena. Sostuvimos que lo
único que derrotará a la burguesía, es la acción directa de las masas trabajadoras
con una dirección capaz, sensible, emanada y sostenida por sus filas. Hablamos
de ir más allá de las élites, incorporar a las masas, aprovechar la oportunidad
para generar una nueva perspectiva de lucha, sin abdicar de nuestros principios.
No aceptar que los traidores se laven la cara hablando de apoyar el proyecto sin
llevar sus palabras a los hechos. Queremos ciudadanizar la política y acabar
con las exclusiones que ejercen los dirigentes fofos, aburguesados y avejentados
políticamente
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