martes, 9 de diciembre de 2025

 

La última y nos vamos

Por JESÚS SOSA CASTRO

Como en ningún otro año, el 2025 estuvo lleno de acontecimientos importantes. El proyecto de la cuarta transformación dejó sin calzones a una oposición vanidosa, ignorante y estúpida. Les llovió feo, por más que trataron de defenderse como fuerza política lo real es que terminaron nadando en su propio fango. Sus esfuerzos por carcomerle el corazón a Morena y a su gobierno terminaron siendo un Frankenstein atolondrado. No pudieron ni podrán con un proyecto de gobierno que el pueblo ha hecho suyo para siempre. Lo abraza y lo protege porque ha nacido de sus entrañas y porque por sus venas corre la sangre de los que, por años, fueron masacrados económica y políticamente por un atajo de hambrientos de poder y privilegios

Pero hay una cosa, entre muchas, que no quieren ver ni entender los fachos silvestres. Tenemos mucho pueblo y mucho gobierno. Basta que se convoque a la gente a defender su proyecto de transformación y civilizadamente llena calles y plazas del país. El entusiasmo que expresa no es artificial, brota espontáneamente porque es, en justicia, lo que ella esforzadamente ha construido en todos los rincones de la patria. Y esto, estimados lectores y amigos me llenan de contento. Porque mi persona, mi ánimo y mi apoyo a las causas del pueblo han acompañado a los mexicanos que del brazo de AMLO y de Claudia, están limpiando al país de las alimañas que por décadas hambrearon al pueblo, sembraron odio y quitándole el derecho de vivir en libertad y democracia

Estas largas jornadas de lucha han ventilado el ambiente político y nuevos aires circulan en el ánimo de la gente. Y es que, no es para menos lo que hemos hecho como pueblo. Hemos defendido nuestros derechos, encuerado a los conservadores y los hemos echado en el bote de la basura política donde, seguramente, seguirán llorando y rezándole a los gringos para que vengan a salvarlos de los “comunistas” Yo, como muchísimos mexicanos, sé que los años que vienen van a ser muy difíciles, nuestros adversarios están heridos de muerte y pueden escalar actos llenos de rencor y de estupidez. Para estar en condiciones de enfrentarlos y derrotarlos otra y otra vez, es necesario agruparnos y agrandar nuestra fuerza. Tomar nuevos aires y volver en enero llenos de ánimo y de ideales para seguir avanzando en nuestro proyecto que mucho esfuerzo le hemos puesto en su construcción

Yo por lo pronto me voy un mes de vacaciones a partir de la publicación de esta última nota. Quiero poner en movimiento mis huesos caminando por las veredas que me vieron nacer. Voy a ver los montes y los barrancos que en mi niñez me llenaban de oxígeno y de sueños y que abandoné por venirme a la ciudad. Hoy repasaré esos caminos, y si logro poner mi cuerpo y mi cerebro en condiciones de seguir escribiendo y haciendo algo más por mi país, nos volveremos a encontrar después del 15 de enero del 2026. Mientras tanto, disfruten lo votado, abracen a su gente y siempre valoren los avances políticos y sociales que todos estamos construyendo. Los abrazo por siempre  

  

sábado, 6 de diciembre de 2025

Fue muy difícil llegar al zócalo

Por JESÚS SOSA CASTRO

Desde las 7.30 de la mañana dispuse mis pasos para llegar al zócalo con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. No iba a conocer resultados de sus políticas públicas o de los problemas que enfrenta su gobierno con una oposición violenta, rabiosa, rupestre y provocadora. No era esto lo que me interesaba. Quería estar en un acto trascendente para el pueblo y para la nación. Eran otros los sentimientos y las causas que me llevaron al lugar donde el pueblo desbordaba contento y emoción. Quería oír los cantos y las expresiones de respeto que la gente le tiene a su gobierno por sus obras y sus políticas públicas. Quería ver la fuerza y la grandeza de un pueblo que ha roto paradigmas para salir de la sumisión y el silencio que carcomían sus ansias de justicia y libertad  

Al emprender camino rumbo al acto de masas, me pregunté ¿por qué a mis años sigo persiguiendo la felicidad y la justicia en las calles y plazas donde el pueblo se reúne para recuperar su dignidad y su historia? Y es que cuando llegué a esta gran ciudad no estaba huyendo del campo, de mi origen, de mi cultura y del respeto a mis padres campesinos. Venía en busca de algo inasible, de eso que da sentido a la vida y fortalece los sentimientos, la hermandad y el respeto por los demás. Quería sacar de mi alma lo que traía escondido en las fibras de mi corazón, para explicarme las causas que envolvían las bondades y la nobleza, de quienes fuimos paridos en las montañas, allá donde dormían los dueños del tequio, la hermandad y la cultura de los pueblos originarios

Toda esta suma de hechos y sentimientos me ponen al borde de algo que no acabado de entender. Podría decir que después de mi fracaso de participar en un acto de masas en mi pueblo y en mi infancia con la presencia del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, fue en esta ciudad donde fueron abriéndose paso mis ideas en defensa de las luchas obreras, estudiantiles, magisteriales, ferrocarrileras. Lo más humano que llegó a mis sentimientos y a mi formación en épocas idas, fue haber ingresado al Partido Comunista Mexicano donde encontré a hombres llenos de ideales, historia y dignidad. Juntos hicimos trabajo con el pueblo y no pocos le dieron su trabajo, su vida y su libertad

Todos ellos, sembraron en mí la semilla de la lucha por las causas justas. Cada uno se metió en mi corazón al grado de que en mi largo batallar por la justicia y por mi gente, siguen siendo mis guías que impiden que se apague el sublime y difícil encanto de seguir en las filas de la izquierda revolucionaria. Por eso no me pierdo una concentración o una marcha porque es en ellas donde se expresan los anhelos de mi gente. Hoy lo hice con mucho esfuerzo. Dos km a la redonda el espacio fue cerrado al tránsito. Mis huesos protestaban a medio camino, pero opté por formar parte de los arroyos de jóvenes, niños y adultos que felices y cantando se dirigían al corazón de México donde nuestra presidenta hablaría de la grandeza y la sabiduría de nuestro pueblo y de paso, mostraría la pequeñez de quienes sin pena ni gloria se han convertido en los hijos putativos del imperio