Cuando la obediencia es reemplazada
por la rebeldía, la revolución se siente convocada (*)
Por JESÚS SOSA CASTRO
El 24 de enero mi
camarada Armando Martínez Verdugo envió una carta a todos sus amigos. En ella, como
siempre, expresa la necesidad de buscar colectivamente, aquello que haga que
los rumberos, estemos a la altura de lo que exige la situación nacional. Como a
muchos, le preocupan “los golpes recurrentes que la burguesía da a las
condiciones de vida y de trabajo de la población, incluyendo a sectores del
mismo capital” En su carta señala que históricamente “vivimos en México una
situación que se caracteriza por la imposibilidad de la burguesía hegemónica
para tomar medidas a corto plazo que logren mediatizar las resistencias del
pueblo”
¡Es verdad! Lo que
ocurre en el país es muy relevante. Los movimientos sociales son recurrentes y
sus demandas van más allá de lo tradicional. Nuestros ojos han registrado infinitas
señales de que algo nuevo está naciendo en el país. En las manifestaciones populares
que surgen en una buena parte del territorio nacional, ya no se oye el grito en
favor sólo de las demandas sectoriales, harto importantes aún. Hoy el grito de
rebeldía que se oye en las calles y en las plazas públicas, es aquel que ha
acumulado todas las demandas y todos los esfuerzos por cambiar la situación
económica y social. Es la fuerza que se va abriendo paso en el seno de las
resistencias exigiendo articulación, para que el esfuerzo de todos, termine con
la predominancia de una clase criminal que se ha adueñado del país
Hoy la unidad que se
pregona es para echar abajo las reformas estructurales, derrocar al grupo
hegemónico que mal gobierna México y acelerar el cambio que permita a los
mexicanos una vida auténticamente humana. Los gritos de hoy llevan en sus venas
la exigencia de que se vaya Peña Nieto y todo su mal gobierno. La evidencia de
que la lucha popular ha venido creciendo políticamente, es la demanda de una
plataforma común y de una articulación programática que recoja los acumulados
sentimientos de un pueblo agraviado por el sistema que padecemos
Este ímpetu que
empezamos a ver en este empuje popular, empieza a convertirse en una fuerza de
masas. Nuestro papel de revolucionarios consiste en hacer avanzar este
movimiento e impedir que haya una regresión. Si no se echa andar el potencial teórico
y práctico de los luchadores conscientes, este movimiento de masas puede ser
remontado por la burguesía con el apoyo del gran capital. En cambio, si se pone
en juego la fuerza de las masas, las resistencias populares pueden convertirse en
una fortaleza contra las políticas de la burguesía
A la situación de suyo
complicada, los revolucionarios estamos obligados a caracterizar de manera
precisa cada uno de los pasos que se den en la confrontación política con
nuestros adversarios nacionales y extranjeros. Los movimientos populares ya no
se pueden dirigir sin poner en juego las herramientas teóricas, políticas y
organizativas que permitan a esas luchas desarrollar su visión de clase y
ubicar a su enemigo principal
Sectores sociales “han
avanzado de manera significativa en su consciencia de que ya no deben aguantar
los embates sino que tienen que
enfrentarlos. Si esto ocurre, se sientan bases muy importantes para que se
modifiquen los sentimientos de inseguridad, los temores a confrontar, a tomar la
calle y a pelear por su vida” “Cuando el sentimiento que lleva a la pasividad y
a la obediencia es remplazado por el espíritu de rebeldía, la revolución se
siente convocada. Por tal razón, es conveniente ya no insistir en formas de
actuar ya conseguidas porque está visto que estas no sacan a las masas de la
institucionalidad y la legalidad dominantes. Para que se logre la victoria
popular, es obligado asestar una derrota extra-institucional a la burguesía
hegemónica. Hay que dar curso a consignas, llamados y formas de confrontación
más radicales, más combativas, más clasistas”
Los de Rumbo Proletario
“no somos aventureros, y no incitaremos a las masas a actos suicidas, a
acciones que, en realidad, se despliegan en el campo de lucha en el que el
enemigo lleva ventaja. Las acciones militares armadas, los saqueos y la destrucción
de objetos y de cosas, no son lo que los rumberos queremos. ¡No somos anarquistas!
Somos políticos revolucionarios. La pelea por los consensos, las batallas por
la articulación programática, estratégica y sustentada en una justa definición
de la vía de la revolución, es nuestro terreno, es nuestro campo preferente de
lucha”
“Siendo conscientes de
que esta tarea histórica debe ser emprendida por el conjunto de las organizaciones
revolucionarios, Rumbo Proletario llama a colectivos de la izquierda
revolucionaria a reunirse en algo que podría ser una reunión cumbre. En esta
magna asamblea todos construiríamos la ruta y el plan de la victoria popular”
(*) Los rumberos debemos
estar a la altura del momento.- Carta interna a los militantes del CRA-RP.
Armando Martínez Verdugo, 24 de enero del 2017
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