Brisas frescas para cerebros
carcomidos (*)
Por JESÚS SOSA CASTRO
Con motivo de una
invitación que nos hicieron compañeros de Salamanca, Guanajuato, el Dr. Armando
Martínez Verdugo y yo hicimos cuatro horas de viaje. Durante este tiempo, platicamos
largamente sobre las cuestiones políticas que hoy se debaten en el país. Nos preguntábamos
por qué razones miles de mujeres y de hombres, han decidido continuar con el
compromiso histórico de seguir luchando
por el amor y la felicidad, pese a todo tipo de vicisitudes. En la
práctica de sus acciones, dijimos, se contiene lo que los militantes de Rumbo
Proletario llamamos una vida auténticamente humana. A todos interesa que no sea
el dinero o el mercado los que determinen las relaciones sociales, sino la
libertad y la justicia
Entre ojos semicerrados
y palabras a medio decir por el cansancio, rememoraba con cierto dejo de
pesadumbre y de nostalgia, los tiempos en que mi edad y mi militancia en el
Partido Comunista Mexicano permitían moverme de un lado a otro para cumplir con
las tareas partidistas que en ese entonces se hacían por convicción y sin
sentir que las rodillas o mis huesos pudieran jugarme una mala pasada. Décadas
después sólo nuestros ideales y nuestros sentimientos hacen que Armando
Martínez Verdugo y yo andemos haciendo una síntesis de nuestras experiencias y conectándonos
con otros colectivos para aprender y valorar el trabajo de organización y de
lucha que en todo el país están haciendo miles de resistencias contra el capitalismo
y contra las políticas depredadoras del sistema
En las horas muertas que
se dieron entre nuestra llegada y el comienzo del encuentro con un importante
número de dirigentes sociales venidos a Salamanca de varios municipios de
Guanajuato, me puse a releer un material que siempre traigo en mi mochila. En
este encontré lo importante que es estar en colectivos para pensar juntos en lo
que hicimos o dejamos de hacer en nuestro trabajo político, para reflexionar
sobre nuestros orgullos o de nuestras modestias, sobre nuestros procederes sinceros
o de nuestras perfidias. La crítica y la autocrítica, siempre serán buenas
herramientas para reforzar lo bueno y para superar lo malo que se ha cruzado en
los largos años de nuestro trabajo. Metido en esas elucubraciones me preguntaba
¿cuál es nuestro interés de estar aquí en medio de pensamientos tan disímbolos y al mismo
tiempo tan coincidentes en los propósitos de encontrar las ideas y los hilos
que acaben con el sistema de opresión que vivimos?
Llegué a la conclusión
de que todas las dificultades y limitaciones con las que vamos de un lado para
otro los revolucionarios, no pueden ser razón suficiente para dejar de poner en
máxima tensión nuestro talento, nuestra inteligencia, nuestra capacidad y nuestra
querencia para construir los mejores caminos para lograr el propósito de
construir una alternativa política en la que la pasión por la libertad y una
vida humana en toda su acepción, sea la causa
de nuestra lucha y de nuestro trabajo. Con estas ideas me dispuse a tomar nota
del material y de la discusión con mis compañeros para en su momento trabajar
este artículo. Por la tarde del lunes,
al estarme enterando de los sucesos políticos de los dos días anteriores, recibí
una inesperada llamada telefónica de una amiga y seguidora de mis escritos que
vive en los Ángeles, California. La conversación con ella, completó el faltante
de lo que sería este texto
Hablamos de su trabajo
con los migrantes mexicanos, de su participación en el evento que se hizo en
esa ciudad con Andrés Manuel López Obrador, de sus diferencias conmigo por mis
críticas a Morena, de la opinión suya de blindar a AMLO ante las amenazas de sus
adversarios, de la opción político electoral de Morena y de un planteamiento
que lleve a la construcción de una fuerza que represente los intereses de clase
y asegure que cualquiera que sea el resultado del 2018, el pueblo seguirá firme
en los propósitos de cambiar el sistema político que vivimos. Hablamos de la
necesidad de una política asentada en ideas revolucionarias y un pueblo
organizado por abajo y por arriba pero desde abajo, como condición
indispensable para mantener el espíritu revolucionario en cualquier
circunstancia en la que nos encontremos. Me invitó a los Ángeles para una
reunión política con los mexicanos más destacados en la lucha. Le dije que iría
pero veríamos juntos los temas y las fechas probables para el encuentro. Fue una
conversación interesante con una mexicana culta, activa políticamente y con orgullo
de ser de Morena y de apoyar a AMLO
Ya para despedirnos
hablamos de lo que hoy hay que poner en la agenda del partido, de las
desviaciones ideológicas de algunos de los cuadros de Morena, de la invasión de
grupos de poder y de no pocos arribistas que están descomponiéndole el rostro a
ese partido. No obstante que no coincidimos en todo, yo le robé una frase que
cabe perfectamente en el trabajo que estamos haciendo los camaradas de Rumbo
Proletario. Textualmente dijo mi amiga y lectora de mis artículos: “Al partido
le hacen falta brisas frescas para los cerebros carcomidos que tenemos en él” Al
vuelo le tomé la frase porque en justicia, eso es lo que necesitamos: Airear
las ideas de todos los actores políticos para que estén en condiciones de poner
el pensamiento a la altura de las exigencias que la lucha demanda. De no ser
así el Partido Morena y el país, seguirán siendo víctimas de los intereses del
imperio y de las políticas públicas de los cerebros carcomidos de los súbditos
nacionales
(*) Rossy García,
activista mexicana en los Ángeles California, y constructora del 1er Comité de
Mujeres de Morena en el exterior
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