El debate franco y directo, un
aprendizaje
Por JESUS SOSA CASTRO
Vivimos en un mundo
convulso. Por todos lados se extiende la irritación social sin que por alguna
parte asomen posibilidades reales de que el pueblo se esté organizando para
tomar en sus manos la conducción de una lucha que quite del poder a la
burguesía gobernante. El encabronamiento abarca la mayor parte de los Estados
de la República donde los testaferros del capitalismo salvaje, han impuesto sus
políticas a pesar de la protesta de los pueblos. Algunos llaman al cambio sin proponerse
el derrocamiento de la clase en el poder, responsable de lo que pasa en nuestra
sociedad. Creen que es por incompetencia, por falta de conocimiento o por culpa
de la “globalización” lo que provoca la crisis
económica y social que estamos viviendo. Otros, con mayor conocimiento de causa,
señalan que no es la incapacidad ni la falta de oficio de los gobiernos
burgueses, sino el sistema capitalista y sus gobernantes, los que roban al trabajador
el esfuerzo de su trabajo manteniéndolo en la miseria y en la violencia
Cansados del sistema y
de casi todos los partidos políticos, se empiezan abrir paso algunos
experimentos que tienen que ver con la participación de los trabajadores en un
ejercicio de auto gobierno que, por omisión de clase de los responsables de las
políticas públicas, sus viejas y actuales demandas siguen sin ser atendidas. Raúl
Zibechi, uruguayo de origen, escritor, periodista y militante de izquierda, pone
sobre la mesa propuestas importantes que estudian los actuales movimientos sociales
que se dan en América Latina especialmente sus formas de organización. Ha descubierto
algunas de las razones, causas y comportamientos de estos movimientos que se
dan en varias partes del mundo. Su trabajo teórico está destinado a
comprender y defender los procesos organizativos de estos movimientos (*)
En nuestro país no hay mucha
tela de donde cortar. Exceptuando Morena que nació subvirtiendo las viejas
formas de hacer política y que empeñó su palabra de que sería un partido
diferente, democrático y con participación decisiva de sus bases en los asuntos
de mayor relevancia, los demás movimientos carecen de basamentos organizativos
y políticos de larga duración. La mayoría de estas resistencias sociales surgen
por demandas reivindicativo sectoriales que atendidas, estas resistencias
desaparecen. Por otras razones, esto sucede también en Morena. Las asambleas y reuniones que fueron la fuente donde se
discutieron y aprobaron sus documentos básicos, pronto dejaron de existir
porque se volvió al viejo estilo de resolver todo desde las cúpulas. Las bases
fueron desatendidas y hoy hay un pasmo que se tiene que remontar como condición
para levantar el trabajo del partido
Los órganos colectivos de decisión¸ que Zibechi llama “sociedades en
movimiento” son una nueva fuerza que resiste al modelo económico-social
dominante, y a la vez genera la creación de un mundo nuevo a partir de esas
relaciones sociales territorializadas, que nacen y se desarrollan de manera
autónoma como resultado del avasallamiento de las empresas transnacionales que
están imponiendo los proyectos muerte. Estas “sociedades en movimiento” a
diferencia de los partidos políticos y de la
concepción clásica que considera a los movimientos sociales como meros
medios para luchar por la conquista del poder político estatal, desarrollan una
participación masiva de la gente en el análisis y conocimiento de los problemas
territoriales y actúan en consecuencia, organizada y colectivamente. Todo lo
deciden entre todos mientras en los partidos todo se decide desde arriba
Este tipo de organización, apenas inicial, es un
proceso de transformación personal y organizacional, a través de la más
amplia participación de todos. Esta práctica genera confianza, convivencia,
integración y emociones compartidas. Se trata de espacios de encuentro que no
obedecen a un diseño previo sino a las necesidades políticas y al interés de
intercambiar experiencias y conocimiento de todos los que se integran en los
colectivos. La lógica no es la acumulación de poder o prestigio, sino
convertirse en fuentes de discusión de los problemas nacionales y de participación
democrática en las decisiones que tomen los órganos de dirección. La rotación
es regla, el debate franco y directo, el aprendizaje es constante y la
colaboración permanente. Todos discutiendo de igual a igual. Los errores, son
serenamente debatidos. Nos enseñan que es posible producir y vivir de otro
modo, con base en otros valores y no de acuerdo a los valores que nos imponen
la burguesía y los partidos políticos. En Morena se ha desperdiciado el
esfuerzo colectivo con el que nació este partido. ¿Será posible recuperarlo y
poder caminar tomando en cuenta estas experiencias? Tal vez pronto empezaremos
a trabajar seriamente en estos proyectos
(*) Los movimientos sociales
latinoamericanos: Tendencias y desafíos. Observatorio social de América Latina,
enero 2003
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