Lo que hoy está mal, mañana puede
estar peor
Por JESÚS SOSA CASTRO
Hubiera preferido
hablar del enorme apoyo popular que en cada acto de precampaña recibió Andrés Manuel López Obrador. De la organización y de los sentimientos de esos sectores de
pueblo que están políticamente activándose porque ya nada los lleva a creer en aquellos
que por décadas los han expoliado, humillado y engañado en su fe y en su futuro. Tal vez hubiera valido la pena que
en este artículo intentara explicar que en mi contacto con la inteligencia que
aparece en los actos de Morena, decenas de compañeros luchadores se manifiestan
inconformes al ver las prácticas truculentas que asoman su rostro en las filas
de la organización
Tal vez fuera válido, también,
dilucidar por qué hay miles de mujeres y hombres que se están adhiriendo al
proyecto de Morena y por qué hasta ahora no se ha explicado suficientemente
este fenómeno. Creer que estos amplios sectores de pueblo llegan a este partido por el bastardo interés de
colgarse de puestos o convertirse en caballos de Troya, es una desafortunada
simplificación. Se están desprendiendo de sus organizaciones sociales y
políticas, no tanto porque tengan claro cuál será el futuro que les espera si
triunfa Morena, sino porque las políticas y las prácticas del viejo sistema han dejado de representar sus
intereses de clase y vienen a este
partido en busca de trabajo, de paz y de esperanza
¡Sobre estos temas se
puede hablar y escribir mucho! Habrá tiempo para seguir reflexionando y escribiendo sobre estas ideas y propuestas. Por
la urgencia y por las formas que van adquiriendo las prácticas políticas de
algunos dirigentes intermedios de Morena, tocaré de paso lo que los ojos de muchos
miembros del partido estamos mirando al seno de la Organización. La insolente soberbia
de Enlaces y Operadores en la GAM y en otras entidades del país, apenas
es compatible con la fractura política que su “trabajo” está generando sin que
nadie se haga cargo de su corrección. El empeño de trastocar las reglas básicas
de la democracia, está lastimando
sistemáticamente el respeto y la inteligencia de la militancia, tan caros en estos tiempos de arbitrariedades y truculencias
Empeñados en atender los
problemas fundamentales de la política, una buena parte de los miembros de
Morena vemos en las sectores populares políticamente activos, el interés de
encontrar las formas que ayuden al acuerpamiento de sus luchas y a cruzar transversalmente
las resistencias más desarrolladas, para imbuirlas de un estado de ánimo que
rompa con el clientelismo personal, el electoralismo, y se apreste a la búsqueda
de alternativas que trasciendan la magra y prostituida pretensión de resolver aspiraciones
personales. Buscamos que nuestro trabajo político sirva para desarrollar la conformación de una
voluntad histórica que articule a nuestras bases y disponga su accionar para construir un partido
capaz de enfrentar los golpes y la reacción de las fuerzas conservadoras que se
opondrán, sin duda, al triunfo de Morena y de su candidato a la Presidencia de
la República el 1º de julio
¡Pero dice el dicho que
no hay pastor sin ovejas! En forma lamentable, el autollamado Presidente de
Morena en la GAM, sus operadores distritales y el equipo de trabajo de la diputada
Ana Juana Ángeles Valencia, no van en la línea que exige la situación nacional
ni lo que requiere nuestra Organización. Hoy la confrontación entre el Proyecto
de Morena y el del resto de los partidos del sistema, se libra fundamentalmente
en el terreno de la ideología y de la experiencia parlamentaria. Los ochenta años de
los gobiernos del PRI no solo se expresa en haber formado un importante número de cuadros
políticos, tejedores de grandes y complejas redes de mapaches, de traficantes
del voto, sino en un manejo eficaz de los vericuetos legislativos que les han
procurado ocho décadas de poder
Para equilibrar un poco
las cosas, se requiere de Morena la selección rigurosa de sus cuadros para
estar en condiciones de sacar adelante las leyes y reformas que se requerirán
para consolidar un gobierno popular. Para ello, es necesario acabar con los
mapaches y con las propuestas amarradas de amigos y compadres. La militancia
debe recuperar el derecho a la crítica, al desarrollo del pensamiento, el respeto
a la pluralidad y al ejercicio de la democracia. Pensar y trabajar en esto,
exige la solidez de una unidad fincada en el trabajo, en la capacidad para
analizar los problemas del país y en la urgencia de abandonar las estructuras
de papel que han creado los operadores distritales. Si la conducción de Morena
sigue en manos de los mapaches,
seguiremos siendo una fuerza marginal, amorfa y sin ninguna vida real de partido. Lo que hoy está mal
mañana estará peor si no ponemos manos a la obra
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