Subimos a las len sileanchas ncio, a oscuras
Por JESÚS SOSA CASTRO
El estudio del
Manifiesto Comunista, las experiencias políticas de Blas Manrique, la
constitución del Movimiento de Liberación Nacional en Tijuana con la Presencia
del General Lázaro Cárdenas, Ramón Danzós Palomino y Manuel Marcué Pardiñas,
Director de la Revista “Política” nos traía a muchos con la boca llena de Revolución. Cuando el
General habló de irse a Cuba a defenderla al lado de Fidel y del Che, imprimió
a este grupo de profesionistas bisoños una especie de aceleración de nuestras
nacientes fibras revolucionarias
Todo esto sucedió en un
breve período. De noviembre de 1960, a fines de junio del 61 muchas emociones
se acumularon en nuestras filas. La influencia de sesenta y tres maestros llegó
a remover la modorra de los ciudadanos y profesores de Tijuana, en ese entonces un
pueblo grandote. La gran movilización a favor de la Revolución amenazada por el imperialismo, nuestra
relación con un comunista ejemplar y perseguido llamado Blas Manrique, haber
participado en la constitución del MLN; ´llevaron al gobierno
norteamericano a retirarnos el pasaporte local, ficharnos como agentes del
comunismo internacional e impedirnos viajar a cualquier parte de su territorio
A partir del 1º de
julio empezaban las vacaciones del calendario B y cinco camaradas decidimos
regresar al DF donde meses atrás habíamos dejado huella de nuestro trabajo estudiantil
pero donde a decir verdad, también se habían quedado nuestros amores de juventud. Alma, quien después sería
mi compañera de vida, su madre y sus hermanas, todas, habían sido cesadas en su
trabajo por participar abiertamente en el
Movimiento Revolucionario del Magisterio con Othón Salazar a la cabeza.
Se trataba de sacar adelante la demanda salarial de los maestros de la Sección
IX y dislocar el seguimiento que, con agentes, Gobernación le había puesto al
dirigente del MRM
Con la mayor discreción
nos citaron en el embarcadero de Tláhuac a eso de las 11 de la noche. Había que
llevar antorchas y hacerse acompañar de un chinampero que conociera la zona.
Subimos a las lanchas en silencio, a oscuras. Después de un tiempo
indeterminado prendimos las antorchas para atajar la oscuridad y evitar caer en las aguas
del lago. Fue una caminata inenarrable, de película. A eso de la una de la
mañana llegamos a un lugar donde todo se había dispuesto con sigilo. Los compañeros de la
región de Milpa Alta, San Gregorio, Tláhuac, San Pedro Actopan y Xochimilco
hicieron bien su trabajo. Evadimos a la
policía de Gobernación, realizamos el Congreso del MRM, me eligieron miembro de
la Dirección y se tomaron las medidas necesarias para que la lucha continuara
aun cuando fueran aprehendidos los líderes del movimiento
Todo esto había sido
precedido de grandes acciones de masas.
El 30 de abril de 1958 los maestros tomaron la SEP, el 8 de septiembre, Othón
fue secuestrado y encarcelado en Lecumberri. Hubo cientos de maestros cesados y
el movimiento social se estiraba hasta alcanzar a los ferrocarrileros, a los
médicos, a los campesinos y a los luchadores en contra del Art. 145 del Código
Penal Federal
En 1959, siendo aun Secretario
General del Partido Comunista Mexicano Dionisio Encina, se lanzó en contra del
Movimiento Revolucionario del Magisterio. Los que formábamos parte de la
Dirección de este agrupamiento, empezamos a tomar distancia del PCM y algunos
hasta abjuramos de nuestra militancia. El agravio cometido por el dirigente
comunista no había sido para menos. Con Othón Salazar a la cabeza, José
Revueltas y algunas decenas de seguidores, empezamos a deslizarnos hacia la
lucha guerrillera
Una política antipecé
empezó a germinar en varios de nosotros. Por eso volvimos los ojos al movimiento
de masas como una oportunidad para cooptar a los líderes más destacados e incorporarlos a la lucha por la vía armada. Por
fortuna, en 1964 surgió el Frente
Electoral del Pueblo con Ramón Danzós Palomino para candidato Presidencial y decidimos
apoyarlo con la idea de acercarnos a los cuadros políticos más destacados para
ganarlos a nuestras posiciones. Los comunistas que rodeaban a Danzós fueron más
audaces que nosotros y al término de la campaña electoral del FEP, los presuntos
guerrilleros volvimos, otra vez, a las filas del Partido que queríamos
encabezara nuestras luchas. Esta decisión nos abrió otras puertas que colocaron
nuestro trabajo en una situación de dificultades extremas. Nuestros líderes o
estaban presos o eran perseguidos. Vivimos la semi clandestinidad, la represión
y la cárcel. Aún así muchos de sus cuadros seguimos de pie
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