Tomemos la última y nos vamos
Por JESÚS SOSA CASTRO
Estoy escribiendo este
artículo tres días antes de que millones de mexicanos salgamos a votar por
Andrés Manuel López Obrador y por todos los candidatos de la Coalición Juntos
Haremos Historia. Lo hago sin estar de acuerdo con muchos de los procedimientos
seguidos por la dirección del partido y por los demás operadores políticos respecto
del manejo de las candidaturas y del ingreso a Morena de muchas alimañas que se
han encaramado a los órganos de dirección de Morena para convertirla en un
Frankenstein. Conociendo a muchos de los ingresantes como los conocemos,
estamos seguros de que andando los días, si gana AMLO, van a ser el dolor de
cabeza para este partido
Por otro lado, algunos
de los que van a ser nuestros representantes en las cámaras y en otros niveles
de gobierno, francamente dan pena ajena porque como dice el vulgo, algunos
huelen mal y otros ni huelen ni hieden. Las razones por las cuales hago una
pausa en mis críticas tienen que ver con los sentimientos y decisiones que
vienen empujando millones de mujeres y hombres en todo el país. La muchedumbre
que ha conquistado las calles, las depresiones geográficas y las montañas como
parte de su decisión y de su trabajo para cambiar lo que vive nuestra nación,
es algo que hay que abrazar porque se están rompiendo paradigmas
En consecuencia, no
sería correcto dejar entre mis lectores la impresión de que he cambiado mis
críticas a los actos antidemocráticos de los dirigentes de mi partido. ¡No!
Todo cuanto he dicho y escrito en los distintos espacios en los que me
publican, lo sostengo de la A a la Z. He decidido llamar a votar por todos los
candidatos de Morena, porque no soy ajeno al hartazgo que en millones de
mexicanos nos ha impuesto una pequeña mafia de vivales que, en contra de la
mayoría del pueblo, ha decidido aplicar a la sociedad una política rapaz que
nos está causado muerte, pobreza, violencia, anarquía, entreguismo y unas
políticas públicas que nos llenan de vergüenza
Nuestro pueblo ya no
puede aguantar más lo que trae cargando en sus espaldas. Los cachorros de la
revolución se convirtieron en los mafiosos que hoy padecemos porque nosotros,
el pueblo, se los hemos permitido. Aquellos que se han convertido en mirones de
este importante proceso político electoral, no han entendido que en el accionar
de estos atos multitudinarios no está en juego hoy, el programa de las fuerzas
revolucionarias como muchos quisiéramos. Estas resistencias están marginadas o
auto excluidas. El programa que está imponiendo el movimiento popular, es un
programa que pone en el centro de sus demandas el derrocamiento del régimen
político que tanto daño le ha hecho al país
Los amplísimos sectores
de pueblo que están participando en este proceso, están unificados en torno a
una figura simbólica y representativa de lo que es su historia y sus intereses
fundamentales. La gente pasa por alto las debilidades y los problemas que
existen en su interior, pero esa gente que hoy está movilizada representa la parte
histórica de las acciones populares y de lo que han sido las revoluciones en
nuestro país
Cualquier observador puede ser testigo de que esta
enorme participación popular ha abrazado una lucha que va a cambiar la historia
de México. Lo señalo convencido de que la gente está expresando con toda razón,
que ha llegado el momento de sacar del poder a quienes en nuestro nombre se han
arrogado derechos que solo nos han llevado a la degradación, al desastre
económico y a un estatus en el que la mafia del poder ha perdido el consenso
social del que presumieron por décadas y que hoy está sepultado por la
corrupción, la violencia, el hambre, el crimen organizado y el hartazgo social
Ha llegado la hora de
meter en las urnas la mejor decisión del pueblo. Solo el voto masivo a favor de
AMLO y de los demás candidatos a encargos populares pueden cambiar la ruta que
los regímenes prianistas no caminaron jamás. La coyuntura que vivimos es ideal
para alcanzar la transformación económica, social y cultural por la que han
luchado nuestros muertos, los muertos del pueblo. Hagamos el último esfuerzo, vayamos
a las urnas a dejar nuestra última y definitiva voluntad. Alcanzar la
transformación de nuestro país y poner en el centro de todas las políticas
públicas a los verdaderos constructores de México, será nuestro objetivo por
alcanzar. Hagamos vigente nuestra última voluntad. Será la última, y luego nos
vamos. Nos vamos a lo que sigue ¡AMLO, Presidente!
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