miércoles, 18 de julio de 2018


Salgamos de la jaula, pero organizados

Por JESÚS SOSA CASTRO

Según los reportes que obran en mi poder, la estructura electoral de Morena está celebrando legítimamente el triunfo obtenido el 1º de julio. Es obvio que hay razones suficientes para convocarse y disfrutar del primer triunfo del pueblo, tantas veces lastimado por las imposiciones fraudulentas de la burguesía y de sus partidos paleros. Estos actos que reivindican la alegría y la felicidad populares en todo el país están abriendo la puerta para que salgan todos los sentimientos retenidos. La libertad y la justicia, entre otros, son el pendón que porta este entusiasmo tan elocuente y tan lleno de esa identidad que está haciendo triunfador a este movimiento tan joven y tan grande
La gente está abrazando con enorme esperanza las propuestas de campaña de AMLO, en una adelantada e irreversible decisión de presentar al pueblo el diseño de lo que será la estructura jurídica y política del nuevo gobierno. Como si se tratara de un cuadro de Picasso, en todas las reuniones de la militancia se empiezan a mostrar los trazos de una ruta harto difícil y compleja que hoy le toca recorrer al pueblo, a sus cuadros, y a sus intelectuales
Las reuniones que se están haciendo en todo el país para registrar este insólito acontecimiento político, empiezan a entender que hoy, el trabajo no se puede ni se debe hacer para darle apoyo a quienes sólo buscan el poder. Lo que determina el trabajo   en este momento, es la construcción de un partido que se mire los entresijos para que valore la importancia de superar las deficiencias mostradas, otra vez, durante el reciente proceso electoral
Por fortuna, el triunfo y la participación de la gente fueron tan contundentes que no permitieron que nuestras miserias salieran a flote ¡El tsunami arroyó todo! Pero en su tremenda fuerza mostrada, quedaron insepultas las autocomplacencias de varias estructuras electorales en el sentido de que todo estaba resuelto y bajo control. ¡Basta de autoengañarnos! Si en estos momentos la militancia se reúne para festejar el triunfo, hay que aprovechar la contagiosa y presumida valoración del éxito alcanzado para llenar este ímpetu creciente de un proceso de organización que acabe con los grupos de interés, para pasar a la forja de un instrumento capaz de hacer efectivo el proyecto de nación y prevenirnos de la embestida encubierta de los grandes capos del poder económico
Pensé mucho si era conveniente hacer una reflexión de este tipo cuando en estos momentos se aprecia una euforia generalizada por este triunfo que ya necesitaba nuestro pueblo. No obstante, pesó en mi la necesidad de poner al descubierto nuestros desaciertos porque superarlos, es lo que dará consistencia al siguiente paso que tiene que ver con la construcción de esa fuerza proletario popular que tendrá sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de convertir el triunfo electoral en una victoria que desmonte todo el sistema de privilegios que por décadas nos han impuesto el sistema y sus gobernantes. Dicen algunos estudiosos de la cultura Tolteca que había en su tiempo, científicos y sabios que al darse la conquista europea éstos se vieron obligados a esconder su sabiduría y a mantener su existencia en la oscuridad. En ese trance, descubrieron que los pueblos tienen muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida para mantener ese sufrimiento. Sostenían que “La felicidad y el sufrimiento son una elección” Haciendo un parangón con lo que hoy sucede en el país, el pueblo de México ha decidido salir de la jaula, de ese encierro que hizo de la dignidad y los derechos colectivos, un ato inerte que amén de su voluntad subyugada, decidió salir de ese espacio sombrío en el que por mucho tiempo sólo se oían los lamentos y la impotencia
Hoy nuestro pueblo camina con una enorme mochila llena de orgullo. Reivindicó sus derechos antes pisoteados por los poderosos para que hoy su gobierno se apreste a darles cumplimiento a partir del 1º de diciembre. Con él iremos hasta el final. No se trata de un cambio superficial ¡NO! Queremos cambiar el régimen político, destruir la cultura del individualismo y de la competencia entre iguales. Ya estamos cansados de poner en el centro los intereses del mercado. Ganamos para atender al pueblo, a sus niños, a sus jóvenes y a sus ancianos. Queremos un gobierno que reivindique a sus muertos, a todos los que murieron luchando por lo mismo que ahora a nosotros nos llena de justificado orgullo y una gran satisfacción. Queremos que las madres y padres que recorren el país en busca de sus hijos desaparecidos tengan justicia. Queremos que al seno de esta patria orgullosa que estamos construyendo con trabajo y alegría, vuelvan a su escuela y a sus familias los 43 estudiantes normalistas hasta ahora desaparecidos. ¡Todo esto y más, es lo que legítimamente queremos!
PD- Nos volveremos a leer en dos semanas, me voy unos días de descanso    

  


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