Salgamos de la jaula, pero
organizados
Por JESÚS SOSA CASTRO
Según los reportes que
obran en mi poder, la estructura electoral de Morena está celebrando
legítimamente el triunfo obtenido el 1º de julio. Es obvio que hay razones
suficientes para convocarse y disfrutar del primer triunfo del pueblo, tantas
veces lastimado por las imposiciones fraudulentas de la burguesía y de sus
partidos paleros. Estos actos que reivindican la alegría y la felicidad
populares en todo el país están abriendo la puerta para que salgan todos los
sentimientos retenidos. La libertad y la justicia, entre otros, son el pendón
que porta este entusiasmo tan elocuente y tan lleno de esa identidad que está
haciendo triunfador a este movimiento tan joven y tan grande
La gente está abrazando
con enorme esperanza las propuestas de campaña de AMLO, en una adelantada e
irreversible decisión de presentar al pueblo el diseño de lo que será la
estructura jurídica y política del nuevo gobierno. Como si se tratara de un
cuadro de Picasso, en todas las reuniones de la militancia se empiezan a
mostrar los trazos de una ruta harto difícil y compleja que hoy le toca recorrer
al pueblo, a sus cuadros, y a sus intelectuales
Las reuniones que se
están haciendo en todo el país para registrar este insólito acontecimiento
político, empiezan a entender que hoy, el trabajo no se puede ni se debe hacer
para darle apoyo a quienes sólo buscan el poder. Lo que determina el
trabajo en este momento, es la
construcción de un partido que se mire los entresijos para que valore la
importancia de superar las deficiencias mostradas, otra vez, durante el
reciente proceso electoral
Por fortuna, el triunfo
y la participación de la gente fueron tan contundentes que no permitieron que
nuestras miserias salieran a flote ¡El tsunami arroyó todo! Pero en su tremenda
fuerza mostrada, quedaron insepultas las autocomplacencias de varias
estructuras electorales en el sentido de que todo estaba resuelto y bajo
control. ¡Basta de autoengañarnos! Si en estos momentos la militancia se reúne
para festejar el triunfo, hay que aprovechar la contagiosa y presumida
valoración del éxito alcanzado para llenar este ímpetu creciente de un proceso
de organización que acabe con los grupos de interés, para pasar a la forja de
un instrumento capaz de hacer efectivo el proyecto de nación y prevenirnos de
la embestida encubierta de los grandes capos del poder económico
Pensé mucho si era
conveniente hacer una reflexión de este tipo cuando en estos momentos se
aprecia una euforia generalizada por este triunfo que ya necesitaba nuestro
pueblo. No obstante, pesó en mi la necesidad de poner al descubierto nuestros
desaciertos porque superarlos, es lo que dará consistencia al siguiente paso
que tiene que ver con la construcción de esa fuerza proletario popular que
tendrá sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de convertir el triunfo
electoral en una victoria que desmonte todo el sistema de privilegios que por
décadas nos han impuesto el sistema y sus gobernantes. Dicen algunos estudiosos
de la cultura Tolteca que había en su tiempo, científicos y sabios que al darse
la conquista europea éstos se vieron obligados a esconder su sabiduría y a
mantener su existencia en la oscuridad. En ese trance, descubrieron que los
pueblos tienen muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida para
mantener ese sufrimiento. Sostenían que “La felicidad y el sufrimiento son una
elección” Haciendo un parangón con lo que hoy sucede en el país, el pueblo de
México ha decidido salir de la jaula, de ese encierro que hizo de la dignidad y
los derechos colectivos, un ato inerte que amén de su voluntad subyugada, decidió
salir de ese espacio sombrío en el que por mucho tiempo sólo se oían los
lamentos y la impotencia
Hoy nuestro pueblo
camina con una enorme mochila llena de orgullo. Reivindicó sus derechos antes
pisoteados por los poderosos para que hoy su gobierno se apreste a darles
cumplimiento a partir del 1º de diciembre. Con él iremos hasta el final. No se
trata de un cambio superficial ¡NO! Queremos cambiar el régimen político,
destruir la cultura del individualismo y de la competencia entre iguales. Ya
estamos cansados de poner en el centro los intereses del mercado. Ganamos para atender
al pueblo, a sus niños, a sus jóvenes y a sus ancianos. Queremos un gobierno
que reivindique a sus muertos, a todos los que murieron luchando por lo mismo
que ahora a nosotros nos llena de justificado orgullo y una gran satisfacción.
Queremos que las madres y padres que recorren el país en busca de sus hijos
desaparecidos tengan justicia. Queremos que al seno de esta patria orgullosa
que estamos construyendo con trabajo y alegría, vuelvan a su escuela y a sus
familias los 43 estudiantes normalistas hasta ahora desaparecidos. ¡Todo esto y
más, es lo que legítimamente queremos!
PD- Nos volveremos a
leer en dos semanas, me voy unos días de descanso
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