El vino nuevo en odres viejos
Por JESÚS SOSA CASTRO
Para el 19 de agosto
está convocado el 5º congreso extraordinario del Movimiento Regeneración
Nacional, Morena. Se trata, según se dice en la convocatoria publicada en La
Jornada, de llamar a la militancia a respaldar el Proyecto de Nación, el plan
de austeridad y la lucha contra la corrupción. En otros de sus apartados se
habla de construir el Instituto de formación Política, la modificación a los
Estatutos y acordar el procedimiento para la renovación de los órganos de dirección.
Podrán participar -dicen- los “congresistas las autoridades electas y las
salientes”
Desde luego que el
congreso tiene materia suficiente para discutir. Lo malo, lo criticable, está
en el hecho de que los de abajo, los que hacen la talacha, los que la
nomenclatura trae trabajando casi todos los días, esos, no están tomados en
cuenta para que asistan al congreso. Los que definirán los apoyos y la
administración interna del partido, son los chipocludos, los de la élite; la
pelusa solo está hecha para el trabajo, para hacerle las tareas a quienes se
han montado en todas las estructuras del poder
La reiniciada campaña
de lodo en contra del Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador no está en
la agenda del congreso. Los dirigentes ya no hablan de la mafia del poder, aunque
a los ojos de todos, ésta no ha sido ni ganada ni desaparecida. Sólo se agazapó
en tanto les mide la temperatura a los camotes y ve si son ciertas las
pretensiones de ir a fondo contra las corruptelas, el entreguismo y las
políticas que históricamente nos han venido imponiendo la mafia del poder y sus
musarañas
¡Que la clase dorada de
Morena se ocupe de lo suyo, dicen algunos con marcada displicencia! Nosotros,
la plebe -dicen otros- tenemos que prepararnos para las otras batallas, sin
duda las más importantes. Hasta ahora hemos ganado la elección, pero falta
mucho para ganar el poder. La algarabía que recorre las venas y el corazón de Morena
no puede ni debe convertirse en un jolgorio permanente. El adversario ha dejado
de lamerse sus heridas, pero ya organiza la ofensiva para recuperar sus viejos
privilegios
Las escaramuzas y las
resistencias que mostraron al principio, ya las asimilaron. ¡Lo tienen por perdido,
dan por hecho que el primer raund lo ganó el pueblo con López Obrador a la
cabeza! Aunque es verdad que les dolió que AMLO no haya tranzado con ellos dadas
sus consejas hartamente desprestigiadas, lo real es que ya están pasando a la
ofensiva. Sólo obsérvese la compaña contra Bartlet, los coordinadores
estatales, la decisión del nuevo gobierno de acabar con los privilegios y con los
nidos de corrupción que se encuentran en Pemex, la CFE, la SCJN, en los
gobernadores y en las cámaras del Congreso
El presidente electo habla de que el propósito
fundamental de su gobierno es acabar con el régimen político que ha sembrado
miseria, violencia, división y muerte entre el pueblo mexicano. Este enorme
reto, expresión y exigencia de más de treinta millones de ciudadanos, no podrá
cumplirse si no se construye un partido fuerte y democrático con la fuerza y la
autoridad para cumplir las promesas y pretensiones políticas hechas antes y
después de la campaña. Lamentablemente los operadores políticos de Morena
tienen una visión instrumental de su proceso organizativo cuando lo que sucedió
en la elección fue una revolución política que llevó al cabo el pueblo mexicano.
Su principal triunfo no es que le vayan a dar pensión a todos los viejitos. ¡Lo
es y no! El principal triunfo es político. El pueblo decidió romper con el
estatus quo para construir un país en el que estén presentes todos sus derechos
y todas sus libertades
Estos grandes objetivos
no se podrán alcanzar si Morena se empeña en echar vino nuevo en odres viejos.
Los llamados “enlaces” que han tenido bajo su responsabilidad la atención del
trabajo en los lugares donde está la fuerza que le hace la talacha a los de
arriba, ya se están repitiendo con lamentable recurrencia. Llevan un mes
festejando el triunfo del 1º de julio y en ello no hay nada sustancioso como
para darse cuenta de que se vive un hecho histórico que requiere análisis y
seriedad para percibir las tareas del futuro. Leemos los discursos de los “lideres”
del partido y no hay creatividad ni propuestas para atender los nuevos desafíos
políticos ni autocrítica alguna respecto de las deficiencias de las que siguen siendo
portadores
Según la convocatoria
al 5º congreso no hay nada que tenga que ver con el significado del triunfo
popular del 1º de julio y la situación actual del país. A la dirigencia no le
interesa poner en el centro la organización de la gente, imbuirla de una
consistencia ideológica y política, proveerla de una dirección con sentido de
clase ¡No! Es una dirección insensible a lo que ya está pasando con la reacción.
No se le ve capacidad o disposición para
cerrarle la puerta a la bola de oportunistas de derecha y de izquierda que ya
trabajan para adueñarse del partido. ¡Hoy tenemos una Organización huérfana de “líderes”
y en consecuencia, de dirección! ¡Lástima Margarito!
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