Digamos no a los engaños
Por JESÚS SOSA CASTRO
Como suele ocurrir
cuando hay actos políticos, los operadores echan a andar toda su sapiencia y
sus recursos para mover a la gente y hacer aparecer los actos como una
expresión multitudinaria de la voluntad ciudadana. Todo esto forma parte de
prácticas que ya deben desaparecer. Hay que trabajar para que cualquier acto en
el que se pretenda expresar apoyos a iniciativas políticas, sea realmente un
acto de voluntad y no la coacción de la voluntad de los asistentes
Lo que afirmo volvió a
pasar en la GAM con motivo del acto convocado por el equipo del ahora alcalde
de esta demarcación. La práctica del acarreo es sólo una de las formas
grotescas que aún subsisten, a pesar de que los líderes se llenan la boca diciendo
que entramos a la cuarta transformación. Hay que ser serios cuando se habla de
algo tan importante como es el cambio que todos buscamos. No se vale decir una cosa
y luego hacer otra. En la GAM ocurrieron hechos que ya no deben ocurrir
La primera molestia a
la que nos enfrentamos fue con el cierre de calles varias cuadras a la redonda.
El libre tránsito se dislocó, mientras los ancianos y discapacitados tuvieron que
caminar casi un kilómetro para llegar al acto de referencia. Al llegar al lugar
donde se iba a realizar la ceremonia de toma de protesta al alcalde, nos
encontramos con un laberinto de rejas absurdo e inexplicable. Ni siquiera
cuando el papa visitó la Basílica de Guadalupe ocurrió tamaña locura. ¿Qué se
quiere expresar con estas formas arcaicas y denigrantes? ¿Acaso se quiere
mostrar el poder y el mando de un personaje que dijo en campaña que no habría
obstáculos para estar en contacto con el pueblo?
Muchos llegamos al
interior de la carpa cuando ya estaba cubierta con personas llevadas desde las
diez de la mañana. El espacio guardado para las personas fifí ningún mortal lo
podía ocupar. Yo osé sentarme en uno de esos lugares porque me identifiqué como
columnista del diario virtual SDP Noticias. Tener derecho a sentarte en un lugar
VIP reservado para los chipocludos cuando la gente lleva horas de pie, me
parece cuando menos, una falta de respeto. Grupos musicales, payasos, chamanes
y locutores buenos para nada, se ocupaban repasando el nombre de las colonias
presentes en el acto convirtiéndolo en un espectáculo grotesco
El tiempo pasaba
penosamente y muchos ya teníamos hambre, necesidades fisiológicas o simplemente
ganas de moverse para evitar caer por cansancio o inanición. Pero el encierro
era tal que si ibas al baño ya no podías regresar porque varios retenes te lo
impedían a fuerza de argumentos sin sentido. Quienes habían sido llevados desde
las diez de la mañana empezaron a exigir que el acto diera inicio desde ya. El
auditorio se empezó a incomodar y los controladores perdían el control de la
gente. Los diputados, arribistas, lambiscones y demás especímenes, comenzaron a
reclamar sus lugares perdidos momentáneamente. El ritual de los apapachos y
abrazos seguía tomando su turno al más viejo estilo de los priistas. Lo hacían
de manera ostentosa para que la pelusa se diera cuenta de quienes son los que
manejan el poder
¡Que salga, que salga
empezó a gritar la gente, cansada de la larga espera! Corría el rumor de que
los lobos no querían entregar lo que debían entregar al nuevo gobernante. Otros
decían que esa dilación era para que se cansara la gente y se fuera dejando el
acto político en el desaire o simplemente para que la prensa fifí se diera vuelo
diciendo que el acto de Chigui había sido un fracaso. Cuando éste salió de la
encerrona con los lobos casi a las tres de la tarde, la cultura priista
apareció en todo su esplendor. Las carreras de los búfalos, de los operadores,
de los ayudantes, de los lambiscones y de los amigos, salían como hongos
cultivados en invernadero para hacerle valla y sacarse la foto
El que hacía el papel
de conductor del acto político se desgañitaba hablando de que habíamos dado
inicio a la cuarta transformación. Pero el lenguaje, las formas, la manera de
decir las cosas no apuntaban hacia esa propuesta. La cultura priista se estaba
renovando con las nuevas figuras de la política, pero abrazando los mismos contenidos
y los mismos moditos que nos tienen hasta la madre. Para hablar de lo que es la cuarta
transformación hay que saber lo que eso significa para explicárselo a la gente
Acabar con el cierre de
calles, con los laberintos y vallas que separan al pueblo de sus gobernantes
deben ser acciones ineludibles de gobierno. Los arribistas, los lambiscones y los
aplaudidores a ultranza, hay que amarrarlos en su casa para que no vuelvan a
estos escenarios. ¡Hay que cambiar las formas de cambiar! No permitamos que la
demagogia eche a perder la idea de que estamos empezando a transformar,
realmente, a este país
No hay comentarios.:
Publicar un comentario