La otra
epidemia
Por JESÚS
SOSA CASTRO
En lo que va de la pandemia, cinco veces he caído en insomnio
nocturno. Leo hasta que vuelve el sueño o después de que no encuentro nada
importante en la televisión. En la mayoría de los canales lo que aparece es
basura, banalidad, violencia y muerte. Lo mismo ocurre en la mayoría de las
redes sociales y en la prensa escrita. Supuran mentiras, dan asco. No es la
recurrencia de las conferencias diarias al través de las cuales, se informa de
los problemas del país, de los distintos apoyos económicos a los sectores
vulnerables y sobre los estragos, contagios y muertes que, en el país, está
generando el coronavirus. Me refiero al amarillismo, a las mentiras y a las
vilezas que en forma de baba maloliente destilan los adversarios del gobierno
Conozco la posición política y la apertura democrática del
presidente. ¡Las respeto y comparto la libertad de opinión y el ejercicio de la
democracia! Pero los opositores no hacen política, no defienden un proyecto
económico, defienden sus intereses, sus privilegios, violan las leyes fiscales,
se agrupan para cometer delitos de sedición, transgreden el Artículo 130 del
Código Penal Federal y subvierten la voluntad de más de treinta millones de
electores que votamos por López Obrador. El Frente Nacional Anti AMLO, FRENA,
que encabezan Martín Bringas, Felipe Calderón, Gilberto Lozano y Ferris de Con,
babea odio, estupidez y desestabilización. Los mueve su rencor y su frustración
contra el presidente, y eso, hay que enfrentarlo como si se tratara de otra
epidemia. Han contribuido al empobrecimiento de la gente, le han inoculado la
cultura del individualismo, de la competencia, le han quitado valores y
sentimientos
Hay una franja social que se conduce con una absoluta pérdida
de valores y de falta de identidad nacional. Su quehacer nos produce cólera e
insomnio debido a que personeros de la ultraderecha suben y bajan hablando de
la organización de un golpe de Estado en contra del Ejecutivo Federal. Es urgente
la necesidad de pararlos para hacer posible un cambio real que impida que en este
país vuelva la inequidad, la corrupción y el avasallamiento. Con muchos recursos
económicos y sin afectación a ninguno de sus derechos, los ultrosos se
organizan para quitar del poder al presidente
No somos pocos los que pensamos que después de la pandemia
del coronavirus, algo importante tiene que ocurrir en nuestro planeta. Sería ideal
cambiar el sistema económico social que padece la humanidad. El neoliberalismo no
salvó al mundo de la pobreza, ha demostrado que fue incapaz de darle seguridad
económica, educación, salud y cultura a los seres humanos. Lo que ha producido
es hambre, desempleo, pobreza, latrocinios, enfermedades y guerras. Hay quienes
dicen que ha llegado el momento de acabar con el capitalismo. No estoy seguro
que este planteamiento sea posible aun derrotando al neoliberalismo
El miedo y la incultura que nos impuso el gran capital, han
procreado una resistencia social a nivel mundial que ilusoriamente nos lleva a
pensar en la disyuntiva de caminar por El mundo feliz de Aldous Huxley o por la
distopía de una sociedad indeseable que reseñó George Orwell en su libro 1984.
Por desgracia, la lucha por la soberanía de las naciones, la lucha por la
libertad y por la democracia, tiene a muchos líderes y a muchos pueblos con un
nivel educativo por debajo de lo normal. Roger Waters, el culto y progresista
vocalista de Pink Floyd dice que muchos de los que gobiernan el mundo no solo están
locos, tienen en sus manos el control de los medios, los recursos materiales y
una gran ignorancia de la gente para acabar con cualquier intento de cambiar
las cosas en el mundo
De lo que estoy cierto es que pronto surgirán condiciones
para nuevas formas de convivencia política, económica y social. Surgirá una
cultura arropada por el humanismo, la solidaridad y el apoyo mutuo. Se abrirán
paso otros valores y florecerán otras formas de relacionarse con nuestros
semejantes. En el centro de nuestro universo estarán los seres humanos, sus
tradiciones, sus costumbres y sus culturas. El trabajo, la salud y la educación
serán dignificados y dejarán de ser una mercancía. Abriremos espacio a la ayuda
solidaria y desaparecerá el consumismo enajenante. Lucharemos por un nuevo
modelo económico, volveremos a los valores y principios que han hecho grande al
pueblo mexicano. Abriremos las fronteras a la fraternidad universal y a la
pluralidad cultural. Viviremos en democracia en un México diferente. Nunca más
mandarán los que nos han robado y han sembrado la discordia. Seremos un país
donde habrá paz, justicia, igualdad, bienestar y libertad. Seremos, sin duda, un
pueblo y un gobierno diferentes
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