A dos
años del triunfo, algunos quieren silenciar nuestros cantos
Por JESÚS
SOSA CASTRO
Sobre el papel del pueblo se ha escrito mucho, pero se ha
entendido poco. De los políticos mexicanos, AMLO ha sido el único que ha comprendido
y descifrado sus sentimientos, su espíritu de lucha y descubierto el núcleo que
expande la fuerza que lleva a los cambios sociales. Otros, como Ricardo
Monreal, solo se han montado en la cresta de las aguas que otros agitan. Su
capacidad para lograr acomodarse en los encargos públicos, lo hicieron ser lo
que es, hasta que sus ambiciones y contactos impresentables le salieron a flote.
AMLO, en cambio, siempre ha estado al lado de las demandas del pueblo, apoyado
en el Artículo 39 constitucional. Ha sabido interpretar y practicar las
políticas encabezando una revolución social sin violencia. Tomó la decisión de
que el “silencio de las canciones que no podíamos cantar por las políticas que
nos impusieron nuestros enemigos de clase, serían convertidas en nuestros
himnos al triunfo de nuestra revolución. Por eso ahora, nuestros cantos andan
por las ciudades y montañas, haciéndole honor a las ideas y a la bella prosa de
Luis Cardosa y Aragón” (*)
En cambio, da pena hablar del comportamiento político de
Monreal. Alejarse de los principios, los ideales y el compromiso expreso de
apoyar el proyecto de gobierno que está en construcción por el pueblo, es su mayor
desatino. Sus intereses y sus ambiciones personales lo ganaron, por eso vuelve
al redil y a las prácticas de un priismo que el pueblo derrotó el 1º de julio
del 2018. Está moviendo sus alfiles, buscando alianzas con los medios
convencionales, confrontándose con quienes apoyamos la 4T y tendiendo los
puentes con los opositores para que lo vean como su candidato a la presidencia
en el 2024
¿Por qué está comportándose de esta manera Ricardo Monreal?
Lo primero que habría que destacar es que, los ojos de la mayoría de los
mexicanos que votamos por nuestra coalición, ya no ven en él a un político
confiable. El hecho de que haya otros funcionarios del equipo de gobierno, que
han hecho un excelente trabajo, que han mostrado un manejo escrupuloso de los
asuntos de su competencia y observado una lealtad al proyecto de la 4T a prueba
de pandemias y terremotos, lo están sacando de quicio. Sabe que de este equipo puede
salir el sucesor del presidente López Obrador, justo cuando sus ambiciones lo están
arrastrando a un escenario que lo alejan más y más de ser el futuro candidato de
Morena a la presidencia en el 2024. Se ha dado cuenta de sus errores y por eso
ha empezado a tejer acercamientos y compromisos con personas, grupos y partidos
opositores al gobierno de López Obrador
Es lamentable que Ricardo Monreal pretenda subestimar la
inteligencia de los militantes, simpatizantes y electores que le dimos el voto
al Nuevo Proyecto de Nación. Todos estos actores le hemos dado seguimiento a sus
declaraciones, actitudes y conectes con los que está trabajando. Es lamentable
que sea un opositor emboscado de la 4T. Su cultura y su formación priistas,
sumadas a su codicia por el poder, ya no encuentran en Morena el campo propicio
para seguir amasando fortunas al amparo de privilegios indebidos. Se acabaron
el influyentismo, las presiones y la corrupción en los gobiernos de Morena.
Su objetivo es ser presidente de la república a costa de lo
que sea. Su olfato político le está sugiriendo ser la opción de la derecha en
disputa con el esquizofrénico de Enrique Alfaro Ramírez, actual gobernador de
Jalisco. Sibilino como es, Monreal se mueve en dos campos paralelos: Reconoce
el trabajo del presidente, pero si tiene oportunidad, lo cuchilla por la
espalda. Miente sobre el trabajo de los funcionarios de su gobierno y busca el
lugar y el momento para exhibirlos y desacreditar al gobierno de López Obrador
Monreal está preparando su salida de Morena. Desde hace
meses, ha puesto a su operador Alejandro Rojas Díaz Durán a buscar la ruta que rompería
la unidad del partido. El señor recorre el país con recursos oscuros y está
todos los días en los medios haciendo campaña para ser el otro presidente, el
de Morena. Pero ambos se están orinando fuera de la bacinica. En este empeño
lleno de delirios, Monreal y su testaferro otra vez se equivocan. Morena ya dejó
de ser agencia de colocaciones para vivales sin escrúpulos
(*) Cristo con un fusil al
hombro Ryszard Kapuscinski Editorial Anagrama, colección compactos
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