El escarnio como política
Por JESÚS SOSA CASTRO
Siempre he considerado
el debate público como una forma de compartir y enriquecer experiencias, como un
medio para informar a la gente y como alimentación ideológica y política de lo
que acontece en el país. La aparición de las redes sociales y el necesario
contraste con la vieja prensa vividora del chayote y del poder, hicieron
posible que el escenario de lo social, reflejara en algunos sectores de la
opinión pública, las limitaciones del conocimiento, que la verdad cediera a la
procacidad y que la palabra se convirtiera, para muchos, en un instrumento al servicio
de los conservadores, de los defensores de intereses inconfesables y de los pandilleros
de la política
Es verdad que vivimos
nuevos tiempos, que no se pueden ver ni tratar las cosas como si la sociedad
estuviera sujeta a retrancas que muchos suponen era la expresión vivificante de
una era que hace tiempo terminó. La época actual ha sumado enseñanzas
insólitas, generado nuevos conocimientos y muchas formas novedosas para bien
del entendimiento social. Estos hechos, siempre contribuyeron para avanzar en
el conocimiento, la hermandad, el apoyo mutuo y el respeto a la creatividad y
al accionar de los actores que están definiendo el futuro de un pueblo o de una
nación
Cuando surge Morena, lo
apoltronado en las esferas de la política y de la cultura del agandaye y la
exclusión, sufrieron un colapso desastroso. Partidos y personajes percibieron
que estaba naciendo una nueva forma de organizar y ver las luchas del pueblo.
Se despertó una conciencia que estaba alienada por el peso de una forma de ser
castrada por la clase social que se impuso a la mayoría de la gente, pero
encontró en la palabra y en el debate públicos la forma de atender sus
requerimientos, el impulso de nuevas formas de organización en las que estaba
presente la mayoría de la sociedad y posicionó la idea de que una revolución
pacífica cambiaría las reglas del juego para bien de la militancia y del país
Sin embargo, no todo
fue miel sobre hojuelas. Los arribistas y los derechosos se montaron en el
partido, comenzaron a torcer sus objetivos principales, dejaron de ser la
fuerza preponderante en la defensa de la cuarta transformación, se alejaron de
las luchas sociales y de los liderazgos naturales y, el ejercicio de la
política se fue convirtiendo en un oportunismo ramplón, se olvidaron de la
democracia interna, dejaron de apoyarse en la militancia y se le abrió la
puerta al canibalismo demencial que hoy está devorando al partido
Muchos de los que hoy
están decidiendo la vida de Morena saben que en donde hay botín hay motín. No
ignoran que lo que están haciendo no lo merece ni el partido ni la sociedad que
creyó en una fuerza distinta a los viejos aparatos dueños de la transa, el
fraude, los privilegios y el chayote. Insisten en violar los estatutos y las
normas internas del partido, saben que muchas candidaturas son imposiciones de
Mario Delgado, que estas prácticas son ajenas a los procedimientos estatutarios,
que la gente de Morena no le tiene ningún respeto al Presidente del CEN y
ahora, para colmo de los colmos, la CNHJ y la Comisión Nacional de Elecciones les
siguen los pasos a los dirigentes al convertirse en las instancia que dan y
quitan candidaturas según aumentan o disminuyen las aceptaciones o las protestas
Lo más grave de todo es
que en el seno de Morena se esté abriendo paso la cultura del revanchismo, de
la intriga y de las venganzas políticas. Algun@s miembros del parlamento y
dirigentes políticos están actuando como agencias del ministerio público al avalar
denuncias que no están debidamente comprobadas pero que las fobias personales
las han convertido en soluciones partidistas. Lo que está haciendo este grupo
de personas y la CNHJ del partido contra el candidato a gobernador Félix Salgado
Macedonio es una vulgaridad irracional. La CNHJ no puede jugar con cuestiones
que desde hace veinte años han sido juzgadas por los tribunales. Los órganos
internos no pueden judicializar la política
¿Si preocupan tanto las
presiones de personas ajenas al partido y las protestas de los militantes, cómo
resolver un problema si en la resolución de la CNHJ se dice que la encuesta
tomó en cuenta el apoyo de la gente y no hay mala fama pública de Félix Salgado
Macedonio? Salir ahora con la jalada de
que se va a reponer el procedimiento cuando no hay nada que impida su candidatura
es, por lo menos, un insulto a la inteligencia. La mala fama está en las
candidaturas que impuso Mario Delgado en Nuevo León, en San Luis Potosí y en
otros lugares cuyas propuestas salieron del vientre del PRI y del PAN. ¿Por qué
en estos casos no se oyen las voces de las feministas y de los derechosos de
dentro y de fuera de Morena? Ya dejen de andarle buscando chiches a las
culebras
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