lunes, 1 de marzo de 2021

 

El escarnio como política

Por JESÚS SOSA CASTRO

Siempre he considerado el debate público como una forma de compartir y enriquecer experiencias, como un medio para informar a la gente y como alimentación ideológica y política de lo que acontece en el país. La aparición de las redes sociales y el necesario contraste con la vieja prensa vividora del chayote y del poder, hicieron posible que el escenario de lo social, reflejara en algunos sectores de la opinión pública, las limitaciones del conocimiento, que la verdad cediera a la procacidad y que la palabra se convirtiera, para muchos, en un instrumento al servicio de los conservadores, de los defensores de intereses inconfesables y de los pandilleros de la política

Es verdad que vivimos nuevos tiempos, que no se pueden ver ni tratar las cosas como si la sociedad estuviera sujeta a retrancas que muchos suponen era la expresión vivificante de una era que hace tiempo terminó. La época actual ha sumado enseñanzas insólitas, generado nuevos conocimientos y muchas formas novedosas para bien del entendimiento social. Estos hechos, siempre contribuyeron para avanzar en el conocimiento, la hermandad, el apoyo mutuo y el respeto a la creatividad y al accionar de los actores que están definiendo el futuro de un pueblo o de una nación

Cuando surge Morena, lo apoltronado en las esferas de la política y de la cultura del agandaye y la exclusión, sufrieron un colapso desastroso. Partidos y personajes percibieron que estaba naciendo una nueva forma de organizar y ver las luchas del pueblo. Se despertó una conciencia que estaba alienada por el peso de una forma de ser castrada por la clase social que se impuso a la mayoría de la gente, pero encontró en la palabra y en el debate públicos la forma de atender sus requerimientos, el impulso de nuevas formas de organización en las que estaba presente la mayoría de la sociedad y posicionó la idea de que una revolución pacífica cambiaría las reglas del juego para bien de la militancia y del país

Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas. Los arribistas y los derechosos se montaron en el partido, comenzaron a torcer sus objetivos principales, dejaron de ser la fuerza preponderante en la defensa de la cuarta transformación, se alejaron de las luchas sociales y de los liderazgos naturales y, el ejercicio de la política se fue convirtiendo en un oportunismo ramplón, se olvidaron de la democracia interna, dejaron de apoyarse en la militancia y se le abrió la puerta al canibalismo demencial que hoy está devorando al partido

Muchos de los que hoy están decidiendo la vida de Morena saben que en donde hay botín hay motín. No ignoran que lo que están haciendo no lo merece ni el partido ni la sociedad que creyó en una fuerza distinta a los viejos aparatos dueños de la transa, el fraude, los privilegios y el chayote. Insisten en violar los estatutos y las normas internas del partido, saben que muchas candidaturas son imposiciones de Mario Delgado, que estas prácticas son ajenas a los procedimientos estatutarios, que la gente de Morena no le tiene ningún respeto al Presidente del CEN y ahora, para colmo de los colmos, la CNHJ y la Comisión Nacional de Elecciones les siguen los pasos a los dirigentes al convertirse en las instancia que dan y quitan candidaturas según aumentan o disminuyen las aceptaciones o las protestas

Lo más grave de todo es que en el seno de Morena se esté abriendo paso la cultura del revanchismo, de la intriga y de las venganzas políticas. Algun@s miembros del parlamento y dirigentes políticos están actuando como agencias del ministerio público al avalar denuncias que no están debidamente comprobadas pero que las fobias personales las han convertido en soluciones partidistas. Lo que está haciendo este grupo de personas y la CNHJ del partido contra el candidato a gobernador Félix Salgado Macedonio es una vulgaridad irracional. La CNHJ no puede jugar con cuestiones que desde hace veinte años han sido juzgadas por los tribunales. Los órganos internos no pueden judicializar la política

¿Si preocupan tanto las presiones de personas ajenas al partido y las protestas de los militantes, cómo resolver un problema si en la resolución de la CNHJ se dice que la encuesta tomó en cuenta el apoyo de la gente y no hay mala fama pública de Félix Salgado Macedonio?  Salir ahora con la jalada de que se va a reponer el procedimiento cuando no hay nada que impida su candidatura es, por lo menos, un insulto a la inteligencia. La mala fama está en las candidaturas que impuso Mario Delgado en Nuevo León, en San Luis Potosí y en otros lugares cuyas propuestas salieron del vientre del PRI y del PAN. ¿Por qué en estos casos no se oyen las voces de las feministas y de los derechosos de dentro y de fuera de Morena? Ya dejen de andarle buscando chiches a las culebras

  

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