lunes, 15 de marzo de 2021

 

Las demandas de las mujeres, una reivindicación de la izquierda

Por JESÚS SOSA CASTRO

El ocho de marzo muchos fuimos testigos de cómo las feminazis destrozaron monumentos, comercios y mobiliario urbano. Las autoridades federales y de la ciudad de México, pasaron por alto este irracional comportamiento porque sus políticas, no se fundan en la represión ni en el acotamiento de las libertades civiles. Son, para decirlo con claridad, funcionarios públicos que tienen autoridad moral y capacidad política para dirimir las controversias y las demandas de la gente, de manera civilizada. Si éstas se han hecho explícitas desde antes de que se instalara este gobierno, si recurrentemente se habla insistiendo en que los movimientos sociales tienen todo el derecho para expresar sus demandas al través de todo tipo de manifestaciones públicas, si el gobierno ha atendido y sigue atendiendo lo que por siglos se ha venido dando como forma de ser y de entender una parte fundamental de las relaciones humanas, ¿por qué la violencia, la irracionalidad y la falta expresa de entendimiento y comprensión de que las cosas no se pueden resolver de las maneras en que se ha comportado este grupo de mujeres violentas y escandalosamente irracionales?

Ante los ojos de millones de mexicanos este tipo de actitudes no se empatan con las políticas públicas que está poniendo en práctica el gobierno de la república. ¿Cómo entender, entonces, este comportamiento cuando una y mil veces el presidente ha dado muestras de respetar los derechos sociales y políticos de la gente que durante décadas fue humillada, excluida, explotada y reprimida por los dueños del poder económico y por gobernantes mediocres y ajenos por completo a las demandas e intereses del pueblo? Es evidente que tanto las mujeres como los hombres hemos sido víctimas de un sistema económico y social que aún anida en sus entrañas la cultura de la desigualdad, injusta y antidemocrática. Superar esta aberrante situación, no se resuelve quemando comercios, prendiendo fuego a mujeres policías o rompiendo y destruyendo monumentos y mobiliario urbano. Este y otros problemas que se contienen en las demandas de las mujeres y de los hombres, se van a resolver cuando la unidad entre ambos sectores nos unamos y derrotemos juntos el sistema explotador que padecemos

Mientras tanto, entendamos que lo que hemos visto y padecido el 8 de marzo del año pasado y en el del año en curso, no le ha aportado más que descrédito a la legítima lucha de las demandas de las mujeres. En sus filas se ha colado la derecha que en la historia jamás ha defendido las demandas de este importante sector de nuestra sociedad. La lucha por la libertad, la justicia y el rescate de sus derechos, siempre ha provenido de las fuerzas democráticas y de izquierda. La coyuntura político-electoral en la que nos encontramos como país, está propiciando que fuerzas conservadoras que han sido desplazadas del gobierno, intenten manipular la lucha por los legítimos derechos de las mujeres que se organizan para ser oídas y atendidas por el gobierno

Con mucha sensibilidad y atingencia, el gobierno federal ha recurrido a la gente para escuchar su opinión sobre problemas complejos. Si uno de los problemas principales que están motivando la inconformidad y la movilización de las mujeres es el derecho a decidir sobre su cuerpo, recurrir al aborto o a exigir que se actúe en contra de la violencia de género y contra los feminicidios, ¿por qué el presidente de la República no convoca a un parlamento abierto, para que la sabiduría y la madurez de la gente opine y resuelva, al través de la ley, estos graves problemas? Nadie como el presidente ha apostado a un ejercicio democrático respecto de asuntos complejos. Los que hoy levantan las feministas son esos que bien pueden ser decididos con la participación democrática de los sectores afectados

Si el presidente toma en sus manos estos asuntos, no sólo estaría abonando a su sensibilidad de un incuestionable estadista, sino que estaría quitándole a la derecha cavernaria la máscara “democrática” con la que pretende participar en una lucha que históricamente siempre ha sido una bandera de la izquierda revolucionaria y de las fuerzas democráticas. Contribuiría a la profundización de un debate harto necesario sobre el papel de las mujeres en la construcción de un nuevo modo de hacer política, afianzaría las relaciones entre la lucha feminista auténtica con el gobierno democrático y dejaría sin pretextos explicables que hoy demagógicamente está levantando la derecha contra el proyecto de la cuarta transformación

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario