lunes, 19 de julio de 2021

Con Martí de vuelta, vamos a ver de qué lado masca la iguana

Por JESÚS SOSA CASTRO

En mis largos años de lucha en las filas de la izquierda, he tenido el honor de trabajar con personajes que han llenado mi vida de valores morales y espirituales. Mis referentes principales fueron Valentín Campara Salazar, Arnoldo Martínez Verdugo y Othón Salazar Ramírez. Los tres fueron para mí un ejemplo de honestidad, trabajo y congruencia políticas. Fueron líderes que enfrentaban los problemas difíciles siempre dando la cara, defendiendo los intereses del pueblo y construyendo con su ejemplo una mística revolucionaria que ha recogido la historia

En este largo período, la “izquierda” ha visto pasar, también, a un montón de gandayas, corruptos y oportunistas que le han hecho mucho daño a las fuerzas que están empeñadas en la búsqueda de una vida más humana, más libre y más democrática. Luchar contra estas personas y empujar la democratización de la vida pública de México, es hoy una tarea y un objetivo que merecen estar en la agenda de los políticos que están formando parte del equipo de gobierno, de aquellos que son representantes populares y de los dirigentes de nuestro partido

Como miles y miles de militantes, he padecido y disfrutado lo que quisimos plasmar en la 4t. La revolución que está cambiando las formas y el contenido de la política, así como el ejercicio gubernamental del ejecutivo federal, requieren políticos y militantes en los que la ambición personal, la corrupción y la antidemocracia, no sean el modos vivendi de su actividad. El presidente, la jefa de gobierno y la mayoría de los funcionarios de primer nivel son los depositarios de la esperanza de millones de mexicanos que ven en ellos la cristalización del proyecto de transformación que los ponga a la altura de la historia

No obstante, muchos hemos trabajado para impulsar la profundidad del proyecto de transformación social en el país, pero vemos que quienes tenían a su cargo la operación política en la ciudad de México y en otras entidades de la república, nos han llevado a un estado de irritación y desencanto por los resultados obtenidos en la ciudad que había sido hasta el 6 de junio, el baluarte y la insignia de los avances democráticos, culturales, sociales y políticos de la gran mayoría de la población

Para superar las causas de la derrota y corregir los errores cometidos por operadores políticos buenos para nada, Claudia Shembaun nombró a Martí Batres como secretario general de gobierno en lugar de José Alfonso Suárez del Real y Aguilera. Conozco a ambos. José Alfonso es un hombre culto, trabajador, pero no pudo con los cacicazgos políticos en la ciudad. Sobre Martí Batres también conozco su historia. Fue un hombre que siempre estuvo en las filas de la izquierda. Creció al lado de comunistas y no es poco lo que hay que reconocerles a sus padres por haberlo formado para seguir en la lucha al lado de las mejores causas. No lo señalo de inculto, de ignorante de la política o de ser un mal parlamentario. Lo que quiero dejar claro es que, junto a estos méritos, Martí Batres como Presidente de Morena en años anteriores en la CDMX no fue un dirigente democrático.

Por sus pistolas desconoció al Comité de Morena encabezado por Eduardo Cervantes Díaz Lombardo, hizo a un lado a los Consejeros legítimamente electos en asambleas distritales, saboteaba las reuniones del Consejo e impuso a operadores suyos para construir una fuerza política que sirviera a sus intereses. En el 2015 mis compañeros de la GAM, me eligieron su candidato a la diputación en el distrito 2 federal. Cubrí todos los requisitos habidos y por haber. Cuando empezó la campaña, me habían sustituido arbitrariamente por el Lic. Juan Romero. Los que se confabularon en mi contra fueron Martí Batres, Ramón Jiménez y Manuel Huerta Ladrón de Guevara, todos integrantes de la cúpula del partido. Castigaron mi trabajo y sobre todo, la crítica que hacía a los órganos de dirección por sus arbitrariedades y exclusiones

Hoy, la Jefa de gobierno nombró a Martí como Secretario General de gobierno. No tengo nada personal contra él ni contra otros actores políticos que me han puesto piedras en el camino para estorbar mi participación en puestos de representación popular. A este compañero no lo critico por inepto, corrupto o desleal al partido. Lo acuso de haber sido, como dirigente de la capital un dirigente ladino, antidemocrático, excluyente y anti unitario. En este tiempo de arribismo, de ineptitud de los dirigentes, de decisiones cupulares que han lastimado a la militancia y se han olvidado del proyecto, cuando hay un alejamiento con la militancia y con los sectores en lucha, miembros de base le concedemos a Martí el beneficio de la duda. Esperamos que enderece los entuerto, logre la unidad del partido, se abra a la democracia, ponga a trabajar a los dirigentes y se olvide de las triquiñuelas. ¡Ya veremos de qué lado masca la iguana!     

 

   

 

  

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