lunes, 5 de julio de 2021

 

¿Qué carajos está pasando en Morena?

Por JESÚS SOSA CASTRO

Conocí a López Obrador cuando en 1988 fue candidato a gobernar Tabasco a nombre del Frente Democrático Nacional. En ese entonces me ocupaba como Director de la empresa que se encargaba de la propaganda, de la impresión de libros, revistas y de la publicación del periódico “El economista” cuyo director en esa época era Luis Enrique Mercado. Con AMLO me entrevisté varias veces porque era Tipografía, Diseño e Impresión, SA de CV, empresa del entonces Partido Comunista Mexicano, la responsable de hacerle toda su propaganda. Nuestro trato de compañeros fue creciente y respetuoso. Su cordialidad, franqueza y sensibilidad, fueron elementos importantes que me llevaron a seguir de cerca sus posiciones políticas, sus ideales y su trabajo siempre a favor de los intereses del pueblo

También conocí a los chuchos. Eran los “jefes” de una de las tribus más corruptas que llevaron al PRD a la lastimosa situación de partido agonizante. Conocí de cerca lo que había en la formación política de estos sujetos que hoy, sin ningún pudor, le lamen las botas a los que entonces combatíamos con todas las de la ley. Hago este señalamiento porque me sirve para destacar el liderazgo que entonces había en ese partido y que hoy, a la luz de los hechos, López Obrador ha agigantado su liderazgo en Morena mientras los chuchos son el instrumento más deleznable de sus miserias humanas

En mi haber, han crecido mis respetos, consideraciones y apoyos al hombre que hace casi treinta años conocí. Del chuchinero sólo me queda el desprecio, especialmente por la traición a los que fuimos militantes de ese partido y por el triste papel que están jugando al aliarse con lo peorcito que ha parido este país. A partir de estos hechos, quiero destacar tres cosas que hacen ruido en mí y en importantes sectores del partido: En primer lugar, mi leal apoyo y reconocimiento al jefe del ejecutivo federal por su enorme trabajo al servicio de la gente, su honestidad a toda prueba, su enorme conocimiento de la historia de México y su fortaleza para enfrentar, todos los días, las diatribas, el odio y la mierda que sus detractores esparcen por todos los medios

Mi segunda preocupación es la incapacidad política del CEN de Morena que no ha estado a la altura ni de su militancia ni de aquellos ciudadanos que están firmes apoyando el proyecto de la 4ª transformación. Es grave que no esté encabezando la lucha en contra de la ofensiva reaccionaria que la derecha sigue desplegando en contra del presidente y de su gobierno. Orgánicamente, el partido es un desastre. No se oye a sus bases, no hay espacios para favorecer el debate, no se alienta la creatividad de los militantes. Se ha separado de los sectores populares que están librando desorganizadamente la batalla a favor de nuestro proyecto de nación y, sobre todo, está fuera del debate político e ideológico con el que hay que enfrentar a los golpistas

Mi tercera preocupación es lo que veo y siento que está ocurriendo alrededor de nuestra jefa de gobierno. No es solo la ponzoñosa campaña en su contra a raíz del accidente de la línea 12 de metro, ¡No! Su importante trabajo al frente del gobierno de la ciudad, no merece tener operadores políticos tan mediocres y tan faltos de talento para entender y resolver los problemas que estamos viviendo. Los resultados electorales del 6 de junio, no solo son consecuencia de las siniestras campañas de la derecha. La derrota en las alcaldías, se debió a la incapacidad de los operadores políticos nombrados por las cúpulas. Con tiempo, muchos militantes de Morena en esta ciudad, hicimos señalamientos de que el “trabajo “de esos dirigentes invisibles, no se estaba haciendo de manera correcta

Días después de las elecciones, se hizo correr la versión de que empezaba un proceso de corrección autocrítica. Se pensó que el acto político para hablar de estos problemas era el Monumento a la Revolución, el cual, finalmente, terminó en un evento de medio pelo en el Eje Central Lázaro Cárdenas. Los convocantes fueron los mismos que nos llevaron a la derrota. Para el 1º de julio se dejó correr el rumor de que el presidente estaría en el Auditorio Nacional en un acto político. Se invitó a funcionarios públicos, representantes populares en activo y electos y a varios de ellos no los dejaron entrar. La presencia del presidente resultó ser un engaño. El evento era de apoyo a la Jefa de gobierno. Mario Delgado desata la furia de la gente y le hizo saber públicamente los errores y desvíos de su trabajo. Lo que se creía un acto de unidad, de autocrítica, de debate y de información sobre los importantes actos del 1º de agosto, de la revocación del mandato y de otros asuntos, simplemente no se hizo presente. ¿Qué carajos está pasando? ¿Cuáles son las perspectivas que estamos abriendo con estos pasos en falso que se siguen dando?  

 

 

   

 

a

No hay comentarios.:

Publicar un comentario