La reina de las preguntas locas
Por JESÚS SOSA CASTRO
Siempre he sostenido
que las conferencias mañaneras del presidente son, en la inmensa mayoría de los
casos, una especie de escuela donde mucho se informa, se debate y se aprende.
El conocimiento de la política y de la historia son dos elementos que contribuyen
a la reflexión colectica y al enriquecimiento cultural de amplios sectores del
pueblo que, a contra corriente de lo que hoy ocurre, antes no tenían fácil
manera de informarse. Lo que se veía en el país respecto de las políticas
públicas que ponían en práctica los viejos grupos corruptos e ineficientes,
siempre se desconocía por la mayoría de la gente
En este ejercicio
informativo son pocos los periodistas que hacen preguntas no solo de interés
público sino cuestionamientos debidamente documentados porque, hay que decirlo,
conocen el oficio y se manejan como profesionales. Otros y no pocos, no solo
son ignorantes, insidiosos y grotescos. Son dueños de un protagonismo pueril
que en la mayoría de los casos dan pena ajena. Hay una mujer, con todo respeto
a este género, que sus preguntas y su egocentrismo son verdaderamente
patéticos. Si no he oído mal, cada vez que se presenta esta señora dice
llamarse Reyna Aidé. Trae un enredijo en la cabeza que no puede con él. Sus
preguntas son vacuas, ofensivas y groseras. Solo la paciencia y la cultura del
presidente dan espacio al nihilismo de esta señora
El miércoles 11 de
agosto los que vemos y oímos las conferencias mañaneras sufrimos, como en otras
ocasiones, ante el salvajismo cultural y rupestre de la tal Reyna Aidé. Su
falta de respeto a los demás periodistas presentes y a la audiencia que se
interesa por las cosas trascendentes que pasan en el país y en el gobierno, no
sólo estábamos encabronados, sino que sudábamos las penas ajenas. Esta señora y
otros, deberían leer, por lo menos, El manual del ciudadano contemporáneo de
Ikram Antaki, para allegarse algunas ideas de cómo entender y manejar la
información y el conocimiento cada vez más complejos que se están presentando
en el mundo de la política y del periodismo
Los antiguos romanos
distinguían dos formas de barbarie. La encarnada por los pueblos y gobiernos destructores
y la barbarie de la debilidad, de la decadencia y de la inconsistencia cultural
de las personas. Estamos pasando de la historia grande a un conjunto de historias
pequeñas. ¡Vivimos de las anécdotas, de las fábulas! Hemos pasado del
sustantivo al adjetivo. Se está imponiendo la banalidad, lo superficial, el
analfabetismo político. La imposición de una educación alejada de los valores
éticos, morales y espirituales que eliminó la historia, el civismo, la
filosofía y la moral en la época del neoliberalismo, es el reflejo de la
pequeñez y de la falta de cultura de aquellos que enfrentan el conocimiento y
la bastedad informativa que tiene el presidente. Este tipo de periodistas
deberían aprender algo de él
Me parece que Jesús
Ramírez tiene el deber y la obligación de darle otro nivel a las conferencias
mañaneras. No se trata de decirles a los periodistas el contenido de sus
preguntas. Se trata sí, de que no abusen de su ignorancia y de su estupidez, de
la insidia y de la falta de respeto a la investidura presidencial. Dejar que
una persona acapare una hora haciendo preguntas banales y cuestionando de
manera enfermiza la información que dan los funcionarios públicos, incluido el
presidente, es algo que tuerce y vandaliza el trabajo y la información que se
dan en estas conferencias
El buen ejercicio informativo
está llamado a jugar un papel de primera importancia, especialmente cuando la
mayoría de los medios representan los intereses de los grupos que han perdido
el gobierno y las prebendas que lograron al amparo del poder público. Hoy
estamos construyendo una nueva relación social en la que son los intereses del
pueblo los que tienen prioridad. La autoridad que ha logrado el gobierno
federal en la aplicación de estas nuevas políticas ha sido resultado, también,
de una participación masiva de todos los que han alcanzado una revolución en su
conciencia que les permite participar al lado de su gobierno defendiendo el
proyecto de la 4ª transformación
En las conferencias
mañaneras y en el ejercicio gubernamental está siempre presente la autoridad
moral y política que no tuvieron jamás los anteriores gobiernos. La autoridad
no es un asunto intelectual, ni un asunto abstracto, teórico. La autoridad es
una capacidad de obtener de los demás algunos comportamientos por simple sugestión.
La autoridad no se decreta, es innata. El autoritarismo es la falsa energía del
débil. El hombre de autoridad no tiene nada en común con el hombre autoritario.
Esto es lo que predomina en las mañaneras, pero es lo que les falta a no pocos
periodistas incultos y buenos para nada
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