domingo, 15 de agosto de 2021

 

La reina de las preguntas locas

Por JESÚS SOSA CASTRO

Siempre he sostenido que las conferencias mañaneras del presidente son, en la inmensa mayoría de los casos, una especie de escuela donde mucho se informa, se debate y se aprende. El conocimiento de la política y de la historia son dos elementos que contribuyen a la reflexión colectica y al enriquecimiento cultural de amplios sectores del pueblo que, a contra corriente de lo que hoy ocurre, antes no tenían fácil manera de informarse. Lo que se veía en el país respecto de las políticas públicas que ponían en práctica los viejos grupos corruptos e ineficientes, siempre se desconocía por la mayoría de la gente

En este ejercicio informativo son pocos los periodistas que hacen preguntas no solo de interés público sino cuestionamientos debidamente documentados porque, hay que decirlo, conocen el oficio y se manejan como profesionales. Otros y no pocos, no solo son ignorantes, insidiosos y grotescos. Son dueños de un protagonismo pueril que en la mayoría de los casos dan pena ajena. Hay una mujer, con todo respeto a este género, que sus preguntas y su egocentrismo son verdaderamente patéticos. Si no he oído mal, cada vez que se presenta esta señora dice llamarse Reyna Aidé. Trae un enredijo en la cabeza que no puede con él. Sus preguntas son vacuas, ofensivas y groseras. Solo la paciencia y la cultura del presidente dan espacio al nihilismo de esta señora

El miércoles 11 de agosto los que vemos y oímos las conferencias mañaneras sufrimos, como en otras ocasiones, ante el salvajismo cultural y rupestre de la tal Reyna Aidé. Su falta de respeto a los demás periodistas presentes y a la audiencia que se interesa por las cosas trascendentes que pasan en el país y en el gobierno, no sólo estábamos encabronados, sino que sudábamos las penas ajenas. Esta señora y otros, deberían leer, por lo menos, El manual del ciudadano contemporáneo de Ikram Antaki, para allegarse algunas ideas de cómo entender y manejar la información y el conocimiento cada vez más complejos que se están presentando en el mundo de la política y del periodismo

Los antiguos romanos distinguían dos formas de barbarie. La encarnada por los pueblos y gobiernos destructores y la barbarie de la debilidad, de la decadencia y de la inconsistencia cultural de las personas. Estamos pasando de la historia grande a un conjunto de historias pequeñas. ¡Vivimos de las anécdotas, de las fábulas! Hemos pasado del sustantivo al adjetivo. Se está imponiendo la banalidad, lo superficial, el analfabetismo político. La imposición de una educación alejada de los valores éticos, morales y espirituales que eliminó la historia, el civismo, la filosofía y la moral en la época del neoliberalismo, es el reflejo de la pequeñez y de la falta de cultura de aquellos que enfrentan el conocimiento y la bastedad informativa que tiene el presidente. Este tipo de periodistas deberían aprender algo de él

Me parece que Jesús Ramírez tiene el deber y la obligación de darle otro nivel a las conferencias mañaneras. No se trata de decirles a los periodistas el contenido de sus preguntas. Se trata sí, de que no abusen de su ignorancia y de su estupidez, de la insidia y de la falta de respeto a la investidura presidencial. Dejar que una persona acapare una hora haciendo preguntas banales y cuestionando de manera enfermiza la información que dan los funcionarios públicos, incluido el presidente, es algo que tuerce y vandaliza el trabajo y la información que se dan en estas conferencias

El buen ejercicio informativo está llamado a jugar un papel de primera importancia, especialmente cuando la mayoría de los medios representan los intereses de los grupos que han perdido el gobierno y las prebendas que lograron al amparo del poder público. Hoy estamos construyendo una nueva relación social en la que son los intereses del pueblo los que tienen prioridad. La autoridad que ha logrado el gobierno federal en la aplicación de estas nuevas políticas ha sido resultado, también, de una participación masiva de todos los que han alcanzado una revolución en su conciencia que les permite participar al lado de su gobierno defendiendo el proyecto de la 4ª transformación

En las conferencias mañaneras y en el ejercicio gubernamental está siempre presente la autoridad moral y política que no tuvieron jamás los anteriores gobiernos. La autoridad no es un asunto intelectual, ni un asunto abstracto, teórico. La autoridad es una capacidad de obtener de los demás algunos comportamientos por simple sugestión. La autoridad no se decreta, es innata. El autoritarismo es la falsa energía del débil. El hombre de autoridad no tiene nada en común con el hombre autoritario. Esto es lo que predomina en las mañaneras, pero es lo que les falta a no pocos periodistas incultos y buenos para nada

 

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